Apolinar Rodríguez Rocha.
Para exponer el tema, es necesario recapitular. El verdadero origen de la penalización de los delitos en contra de mujeres en México, no proviene de la voluntad del gobierno mexicano, sino de su falta de voluntad gubernamental:
Proviene de la condena contra México de la Corte Interamericana en el año 2009, por la conducta misógina de los gobiernos nacional, estatal y municipal, condena del caso emblemático al que se denominó pomposamente “Campo algodonero”, responsabilizando al Estado mexica- no por su falta de protección a las mujeres y a las víctimas, falta de prevención de los crímenes, falta de erradicación de patrones de violencia de género, falta de respuesta ante la desaparición y falta de diligencia en las investigaciones en el cual condena la Corte Interamericana de Derechos Humanos a México, por el sin número de asesinatos y desapariciones de mujeres en Ciudad Juárez y otras partes de México.
No eran solo mujeres las víctimas, también lo fueron sus familias, que además fueron revictimizadas en forma prologada por el ostracismo y violencia material de las autoridades mexicanas; familias compuestas de hombres, mujeres, niños, adultos y ancianos, que lucharon y luchan claman- do justicia y los gobiernos hicieron y hacen caso omiso. Para los gobernantes, los ciudadanos son económica y fiscalmente sacrificables y sustituibles.
Fue el ostracismo del gobierno el que recibió la condena. Sin embargo, el gobierno mexicano lo sigue omitiendo, gran cantidad de desaparecidas y asesinadas en toda la república, actualmente la mayor parte de ellas, a manos de las propias autoridades y por la delincuencia organizada. Y el gran número de hombres, ancianos y niños que corren la misma suerte.
México sigue siendo el país de la Constitución y la justicia ficticia. Letrados Doctores y Maestros de la Ley, que deshonestamente cobran del tesoro público grandes sumas por dar discursos, conferencias y presentar libros sobre la doctrina de Derechos Humanos. Hipócritas que han visto en el sufrimiento ajeno de sus compatriotas la forma de enriquecerse.
Convirtiendo la victimización de los mexicanos en suculento banquete. Mientras en México continua el caos y el llanto, ellos, los doctrinarios y leguleyos de los Derechos Humanos “Almuerzan caviar con Champán todas las Mañanas… lo mismo los Jueces de todos los estratos.
Lo que es necesario en México, es que hagan justicia real no sólo a las mujeres víctimas, sino a todos los mexicanos independientemente de su carácter, de ser hombres, mujeres, adultos, ancianos o niños. Lo que se requiere es justicia.
La feminización y el feminicidio en la justicia mexicana, no es más que una política maquiavélica de distracción: México no hace justicia a los mexicanos y está distrayendo -a través de sus tres poderes y los medios de comunicación- la atención de la población en una pelea campal, hombres contra mujeres. Y mientras tanto, ni a hombres, ni a mujeres, ni a niños, ni a ancianos, ni a personas con capacidades diferentes, ni a indígenas les hacen justicia. Toman un caso emblemático para pavonearse de él en público, en los discursos políticos para ser aplaudidos, y al resto de mexicanos los mantienen sin justicia.
Los mexicanos siguen muriendo como moscas y el gobierno y los gobernantes engordando como cerdos, contemplando la infelicidad de México, cual si el territorio nacional fuera un gran circo romano, las notas rojas dan cuenta de ello, y los morbosos siguen alimentándose de ellas como si fuere una pelea de box.
Siguen y seguirán las condenas, mientras los aprovechados doctrinarios del derecho han encontrado su mina de oro en lamentarse del dolor ajeno, que actúan como “lloronas de velorio” que cobran caro por su actuación teatral.
Y venden falsas soluciones a los crímenes contra mujeres, sembrando un Estado de Caos social: el divorcio exprés, la corrupción de la mujer, la ruptura familiar que han vendido como falso empoderamiento de la mujer, sirviéndose con cuchara mañosa, ya que al sacar a la mujer de sus hogares lo que hacen es obtener grandes ganancias creando así más contribuyentes al IMSS, al INFONAVIT y a todos los impuestos federales, estatales y municipales. Claro resultaba absurdo no contemplar que estadísticamente las mujeres es un número más grande que el de los varones. ¿Cómo es posible que tuvieran tanta mano de obra y contribuyentes ociosos (las mujeres), que además eran carga económica improductiva para el Estado?
Como quien dice “a río revuelto, ganancia de pescadores”, y claro que el mejor pescador -económicamente hablando- es el propio gobierno mexicano con su política de seudo feminismo, a las mujeres las saca de la esclavitud familiar, para someterlas a la esclavitud estatal, creando un cír- culo vicioso, ya que al hacer esto deja vulnerables a los niños a las drogas y a la pederastia, así tiene que crear instituciones para atender la drogadicción y crear programas sociales para los ninis y madres solteras, el gobierno mexicano se vende como héroe, cuando en realidad es el villano del cuento.