José C. Serrano Cuevas.
Santiago Nieto Castillo, uno de los pocos servidores públicos de alto rango, que entiende y ejerce con autonomía su cargo como titular de la Unidad de Investigación Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), dio a conocer que hay una investigación en curso de la organización religiosa Legionarios de Cristo.
El abogado de 46 años dijo mantener abierto el proceso de investigación para ver si hubo o no irregularidades en el manejo de recursos públicos entregados a dicha congregación. Agregó que se indaga a toda la organización y sus vínculos con Marta María Sahagún Jiménez, esposa del expresidente Vicente Fox Quesada.
La UIF encontró un vínculo directo entre Sahagún Jiménez y los Legionarios de Cristo, pues, fue a través de ella que dicha organización religiosa habría incrementado su poder político y económico, durante el sexenio foxista.
La señora Marta, como suele decirle su marido, antes de incursionar en la política y ocupar la coordinación de comunicación en el gobierno de Guanajuato, fue tesorera de la organización religiosa de marras en dicha entidad, incluso, participó como profesora en escuelas de la congregación legionaria.
La relación de quien fuera parodiada por la talentosa actriz Raquel Pankowsky, data de su padre Alberto Sahagún de la Parra, quien fue amigo desde la infancia del clérigo Marcial Maciel Degollado. Cotija, Michoacán y sus alrededores ha sido cuna, desde hace muchas décadas, de jóvenes inoculados por la vocación sacerdotal. Don Alberto tuvo cuatro hermanos sacerdotes: Jesús Sahagún de la Parra, Alfonso Sahagún de la Parra, José Luis Sahagún de la Parra y Julio Sahagún de la Parra. ¡De casta le viene al galgo ser rabilargo!
Para los Legionarios de Cristo ya era imposible seguir escondiendo bajo la alfombra todo el miasma acumulado desde la cuarta década del siglo XX. En un informe reciente dieron a conocer que desde 1941 un total de 175 menores de edad fueron víctimas de abusos sexuales cometidos por 33 sacerdotes de la congregación, de los cuales 60 fueron abusados por Marcial Maciel Degollado.
Esta y otras investigaciones a cargo de UIF han erizado la delicada piel de integrantes de la “oposición” en ambas cámaras del Congreso. La priísta Claudia Anaya Mota ha dicho: “No habíamos tenido en la UIF un titular que fuera tan protagónico; los anteriores mantenían una postura más técnica, y el actual (Nieto Castillo) tiene una mística más política, eso puede empantanar o tumbar varios casos de investigación en curso. Si lo que se quiere es erradicar y sancionar la corrupción, se tiene que tener mucho cuidado en las carpetas de investigación”. Y así, en el mismo tenor, se alzaron otras voces de entes asustadizos.
El titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero, también se subió al ring con la indisfrazable intención de noquear a Nieto Castillo. Dijo, en una de sus escasas apiriciones ante los medios informativos, “que hay unidades, no de la fiscalía, sino del gobierno que no respetan la presunción de inocencia. Nosotros sí lo tenemos muy claro y no hacemos este tipo de afirmaciones porque no son legítimas y generan una grave crisis en el aspecto procesal y luego nos acusan de faltas al debido proceso. Pero hay quien sí lo hace y todo mundo sabemos”.
Habrá que recordarle al abogado Gertz Manero que, con todo y su extremo sigilo, la FGR que él encabeza ha tenido que acatar mandamientos judiciales que ordenan la liberación de presuntos delincuentes, por falta de pruebas o debilidad de las mismas, como consecuencia de la deficiente integración de las carpetas de investigación.
Lo peor que puede suceder a la campaña anticorrupción del gobierno federal es un distanciamiento entre el fiscal general y el titular de la UIF. Ya viene de tiempo atrás algo que no funciona entre ellos: Santiago Nieto Castillo es un personaje mediático, siempre tiene algo que informar, y eso es lo aplaude la ciudadanía; Gertz Manero es el caso contrario, no obstante que tiene una oficina de comunicación social no la utiliza; su rijosidad, en esta ocasión, raya en la intentona de querer nalguear a jóvenes talentosos.