El retorno del Civismo a las aulas

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José C. Serrano Cuevas.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) rectifica una decisión absurdamente errónea que se tomó en los sexenios recientemente trascurridos, cuando los tecnócratas adiestrados en el extranjero encabezaron el mando de dicha institución: eliminar de los planes de estudio la educación cívica.

En fechas recientes las autoridades educativas han anunciado que las clases de civismo regresarán a las aulas. El retorno de esta asignatura al nivel básico de enseñanza ha sido una de las demandas más sentidas de los padres de familia en diferentes foros de consulta que la SEP ha organizado.
El profesor Benito Solís Luna, nacido el 21 de marzo de 1917 en Lagunillas, San Luis Potosí, estudió en la Escuela Nacional de Maestros; una vez egresado de esa benemérita institución fue contratado por la UNESCO en México; asimismo, fue colaborador en Excélsior y El Universal, en los que escribió sobre temas educativos.

Sistematizó los conocimientos que le brindó el ejercicio profesional en una triada que él denominó El Hombre y la Sociedad bajo los auspicios de la Editorial Herrero. En cada grado de la educación secundaria los estudiantes llevaban como libro de texto la obra de Solís Luna.

Las primeras lecciones preparaban al alumno para que hiciera conciencia de las reglas básicas para convivir en el seno familiar; se hacía énfasis en los deberes que cada miembro de ese pequeño grupo debía cumplir; se recalcaba la importancia que el respeto jugaba en las relaciones intrafamiliares, sin sometimientos y ajena a las conductas altaneras.

De las normas que debían observarse en el ámbito familiar, se pasaba al estudio y práctica de las reglas propias del entorno escolar: entre compañeros, entre alumnos y profesores, entre escolapios y directivos, así como entre estudiantes y trabajadores del plantel. Las lecciones contenidas en el texto daban a cada integrante del engranaje social su lugar y las reglas para preservarlo.

El libro destinado a los discípulos de tercer grado de secundaria, el de la portada azul, ampliaba el horizonte del objeto de estudio, al llevarlos al conocimiento del contenido esencial de la legislación mexicana, especialmente, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Los adolescentes de este nivel educativo llegaban a conocer la estructura de la ley, comenzando por las garantías individuales; tenían claro el tema de la división de poderes, inclusive, manejaban nociones del recurso de amparo.
El profesor Benito Solís Luna estableció claramente que “el Civismo es el comportamiento de la persona que cumple con sus deberes de ciudadano, respeta las leyes y contribuye así al funcionamiento correcto de la sociedad y al bienestar de los demás miembros de la comunidad”.