La mala leche de los acuerdos comerciales México, Estados Unidos y Canadá

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David Monreal Ávila adelantó que habrá mejores precios de compra a los productores lecheros a través de la futura Segalmex.


Guillermo correa Bárcenas
ed. 356, octubre 2018

  • Ganaderos del sector social en la ruina
  • Incertidumbre en el campo mexicano

Casi al borde de que venciera el plazo hubo acuerdo entre Estados Unidos y Canadá para que el TLCAN siga vivo con una nueva versión. Ahora los gobiernos de cada país no se cansan de reconocer las negociaciones y de augurar un mejor futuro para cada nación. Pero siempre hay perdedores y en lo que se refiere al caso mexicano, todo indica que volverá a ser el campo minifundista y su población rural. A menos de que Andrés Manuel López Obrador cumpla su promesa de que a partir del primero de diciembre trabajará con el fin de que los pobres vi

van con dignidad. Las propuestas de los damnificados del agro por los acuerdos comerciales le llegan al Presidente electo AMLO y las expresiones de quienes oficialmente estarán encargados del gabinete agropecuario hacen suponer que se trabajará con ese objetivo. Entretanto hay productores que denuncian la “puntilla” asestada por la administración que ya se va.

Por lo pronto, las quejas e incertidumbre dominan el acontecer de los campesinos como sucedió con el primer Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Caso ejemplar es el de los ganaderos del sector social que incluso ya no se ven en el futuro, presienten su desaparición en caso de no ser rescatados por el nuevo gobierno.

De acuerdo con el Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, las políticas públicas hacia este sector han dañado a más de 149 mil del gremio. Y cuentan que a partir del TLC de 1994 han desaparecido 630 mil ganaderos del sector social por la excesiva concentración del poder económico y político que beneficia a unos cuantos. Álvaro González Muñoz describe que eso es lo que sucedido con los productores lecheros que se encuentran en la quiebra financiera y advierte que situaciones semejantes se repiten entre los casi seis millones de campesinos minifundistas de autosuficiencia con que cuenta el país.

Los quejosos argumentan el poco interés de los últimos seis presidentes del PRI y el PAN en dimensionar las consecuencias que acarrea negociar tratados comerciales en condiciones de igualdad absurda, aceleradamente y sin consultar a los productores. Estimamos, dicen los lecheros en reciente carta entregada a López Obrador, ser el sector más dañado de la firma del TLC de hace 24 años y el que se acaba de negociar, debido a la complicidad entre el gobierno de Enrique Peña Nieto, la industria lechera y las grandes organizaciones ganaderas que, juntos, deciden las políticas que han servido para privilegiar a unos cuantos. Son culpables, acusan, de la “puntilla” que representó para este sector el Acuerdo Bila- teral de Libre Comercio con Estados Unidos de Norteamérica que se firmó el mes pasado. Canadá acaba de hacerlo al aceptar abrir comercialmente un 4 por ciento de su sector lácteo. México, en cambio, lo mantiene abierto al cien por ciento, lo que ha colocado al país en el segundo importador de leche en el mundo.

Lo injusto de esta situación, explican en la misiva, es que con los acuerdos comerciales únicamente se han beneficiado las empresas Lala, Alpura y trasnacionales como Nestlé, Danone y Sigma, que además de encarecer el producto en el mercado interno, castigan la compra del lácteo al ganadero ya que prefieren comprar en el extranjero el producto en polvo. Agregan que las mismas compañías también se han beneficiado de la condonación del pago de los impuesto a las importaciones, lo que ha alentado las adulteraciones de los lácteos, el engaño a los consumidores y la quiebra en la que se encuentra sumida la producción nacional de leche.

El caso es que además de las crecientes importaciones de leche en polvo, los industriales han gozado de la liberación del precio de venta de este alimento que es fundamental para los niños y los ancianos. Actualmente el promedio es de 17.50 pesos el litro que compra el consumidor, cantidad de lo que el productor, ganadero lechero, sólo recibe alrededor de 6.16 pesos a pesar de que los costos de producción no son menores a los 7.34 pesos por litro. Según Álvaro González Muñoz desde antes del TLCAN original se llegó a pagar el 55 por ciento del valor de un litro del líquido al público y con base en ello debería pagarse a los productores 9.62 pesos litro entregado a los industriales y como no es así estiman que el despojo que sufren es de 3.46 pesos por cada litro.

“Esto nos lleva a deducir que si en 2017 producimos 11,807 millones de litros y la industria pagó 3.46 pesos menos por litro con respecto a 1994, sólo durante el año pasado los industriales ganaron 40 mil millones de pesos, derivado de la disminución sistemática al precio del lácteo”.

Si no fuera suficiente lo anterior, la creciente dependencia, año con año se vuelve más peligrosa. En 1994 se importaron 267 mil toneladas por una cantidad de 2 mil 167 millones de pesos. El año pasado las compras al extranjero fueron por 768 mil toneladas que costaron 40 mil millones de pesos, esto es casi 37 mil millones de pesos más –1,800 por ciento–. Lamentablemente, señala el documento, estas adquisiciones han sido en contra de los mexicanos que se ven obligados a consumir adulteraciones de fórmulas químicas que se venden al consumidor como productos lácteos elaborados a base de sueros y grasas prohibidas en otros países, porque son nocivas para la salud. Las mismas se pueden ver en los aparadores de las grandes cadenas comerciales con empaques que dicen ser marcas propias de, por ejemplo, Wall Mart o Chedraui.

Preocupados por esta realidad que en nada va a cambiar con el nuevo acuerdo de comercio trilateral, los productores lecheros piden auxilio para participar en la Cuarta Transformación de la República con proyectos que permitan el rescate de la producción de leche nacional que impulsaría la generación, aseguran, de 100 mil nuevos empleos.

Sus demandas consisten en poner orden en el mercado, moderar las importaciones y que LICONSA adquiera toda la producción nacional pues en la actualidad se les compra solamente el 80 por ciento, lo que provoca ver a los productores en marchas de protesta en varias estados del país durante las cuales regalan millones de litros a la población aunque a veces la tienen que tirar.

Ante esto, David Monreal Ávila quien será el responsable de atender la problemática ganadera del gobierno de AMLO adelantó que habrá mejores precios de compra a los productores lecheros a través de la futura Segalmex –organismo que se encargará de eliminar la pobreza en el país-. El objetivo es eliminar a los intermediarios, agilizar los trámites para que el Estado compre toda la producción nacional; otorgar créditos ganaderos a la palabra –sin burocracia–; diversificar la atención a toda la República con prioridad a las zonas sur y sureste, así como repoblar los hatos ganaderos.

Algo de luz se ve en el difícil camino que han tenido que transitar los productores del sector social del campo mexicano bajo la sombra de los tratados comerciales como el TLCAN, que ahora hay que llamar USMCA (United States-México-Canadá Agreement) por sus siglas en inglés.

tigrebilly@hotmail.com