- En un extraño lugar retacado de nopales había unos tipos muy raros llamados intelectuales
- La ciudadanía necesita de la consolidación de colectivos y organizaciones.
Luis Tovar.
La semana pasada leí con atención el desplegado firmado por intelectuales en los que manifiestan lo imperativo de corregir el rumbo y recuperar el pluralismo político para lograr el equilibrio de poderes. Para ellos, los intelectuales que suscriben, la vía para corregir el rumbo es la consolidación de una amplia alianza ciudadana con los partidos de oposición, que logre una representación importante en la cámara de diputados para la siguiente legislatura.
¡Caray! Ofrezco disculpas, pero la lectura del desplegado me hizo recordar aquella canción del profeta del nopal nacido en Tampico, Rockdrigo González:
En lejano lugar retacado de nopales había unos tipos
extraños llamados intelectuales / Se la pasaban leyendo para ser sabios y
doctos pues no querían seguir siendo vulgares tipos autóctonos / Los veías en
los cafés llenos de libros profundos y en eventos culturales olía a conciertos
Rotundos / constantemente escribían poemas y cuentos cortos y aunque no los
comprendían se quedaban como absortos / Si veías tal escritura te sentías medio
agotado
Porque con tal estructura te ibas bien apantallado / No sabías si eran
marcianos, mexicanos o europeos, ángeles, diablos o enanos, cardiacos o
prometeos / Y así estos tipos extraños
Siempre estaban cavilando y hasta cuando iban al baño se la pasaban pensando /
Pensaban cuando comían en la esquina en el avión / pensaban cuando dormían,
pensaban en el camión y entre tanto pensamiento análisis y estructura
Decían conocer la neta y hasta también la locura.
Difiero de la opinión de los intelectuales. En este país, con los graves problemas y crisis que atravesamos, lo que menos requiere la ciudadanía es una alianza meramente electoral que beneficie a una desdibujada oposición. La ciudadanía lo que requiere es la consolidación de colectivos y organizaciones en las que se vean representados los intereses comunes con miras a la solución de sus demandas. Por esa razón y dadas las condiciones actuales, más que alianzas, distintos frentes y colectivos de intelectuales, nos pronunciamos por lograr acuerdos nacionales que conlleven a un nuevo pacto social. Por cierto, consideramos que puede lograrse por una vía alterna que incluya a los más amplios sectores de la sociedad con una fórmula muy sencilla: erradicar los errores, reforzar los aciertos y organizarnos, no para confrontarnos, sino para alcanzar los objetivos de la colectividad.
Por eso he señalado de manera reiterada que uno de los principales obstáculos a los que nos enfrentamos todos los mexicanos es la polarización política que crece y se desborda a diario en el acontecer político, polarización de la que también han sido parte los intelectuales o al menos una parte. Podría entenderse de aquellos que perdieron el poder o los privilegios de los que gozaban, pero me es difícil entenderlo de los llamados o reconocidos cómo intelectuales.
Quisiera retomar una frase del Ing. Heberto Castillo que señalaba la responsabilidad que tienen los intelectuales de participar activamente con soluciones tangibles:
“A los intelectuales de mi patria les quedan dos caminos: dedicar su esfuerzo y actividad al desarrollo de las ciencias, de las artes, de la cultura con el propósito de darse nombre y brillo intelectual, o bien entregar toda su capacidad creadora y toda su voluntad para establecer las bases técnicas y científicas de un amplio y sano desarrollo de México. La primera posición proporciona honores, distinciones y pingües beneficios económicos, pero da la espalda a la historia. La otra, de frente al futuro, sólo ofrece riesgos y privaciones, pero allá en lontananza, permite vislumbrar la verdadera libertad de nuestros pueblos y con ellos su salvación definitiva”
El pensamiento de Heberto Castillo sigue vigente, estoy convencido de ello. Hoy, los firmantes del desplegado, quizá salvo una rarísima excepción, viven en ese supuesto que mencionaba el ingeniero, le dan la espalda a la historia por las distinciones, honores y sobre todo los pingües beneficios económicos. Pero a pesar de ello tengo claro que la ciudadanía, más que el electorado, contarán con alternativas reales de participación ya que actualmente ni la oposición ni estos intelectuales los representan.