El desafío de López Obrador a la clase media

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Luis Fernando Hernández González.

Definitivamente la sociedad mexicana por más esfuerzos que hace por entender a su presidente no acaba por  ubicar su estilo personal de gobernar, del que ya hace un buen tiempo nos hablaba a los mexicanos el Maestro Don Daniel Cossío Villegas,  al asumir un día sí y otro también confrontaciones unilaterales que de manera consecutiva el propio López Obrador exhibe  en sus peroratas mañaneras.

 Se confronta con empresarios, medios informativos nacionales y extranjeros, sindicalistas, intelectuales, organizaciones políticas, gobernadores, padres de familia, feministas, médicos y enfermeras, al ser agrupamientos que buscan dejar sentir su presencia ante fenómenos y circunstancias que les suceden como parte de la vida de la nación.

Este es el México que socialmente vivimos, confrontado, dividido y sin rumbo.

La novedad es que ahora acusa a los niños y niñas con cáncer de ser agentes  de fuerzas del exterior y decir por el gobierno que buscan asestar un golpe de desestabilización a su administración por el solo hecho  de  carecer de medicamentos oportunos para la atención de su salud y del cáncer que les aqueja.

Agregue usted amigo lector, todas sus expresiones que mañana tras mañana, critica acremente a los sectores medios del país, por los resultados electorales que no le fueron afines a su gobierno y partido político, en el pasado proceso electoral que culminó el 6 de junio, en donde los montos económicos distribuibles en la población, no generaron las óptimas divisiones electorales que se esperaban en zonas específicas del país, y particularmente en la Ciudad de México al perder más de la mitad de las delegaciones.

Es por todo ello, que criticar y cuestionar a la clase media, es introducirse el mismo presidente  en un enredo de pronóstico reservado social y políticamente, al ser una confrontación riesgosa y de alta intensidad,  ya que como bien lo sabemos, este estrato integrante de la sociedad, es por su naturaleza indómito y  de acción multifactorial en la cadena productiva  de la colectividad, su presencia se da en lo social, en  la economía, en lo político y en lo cultural, situaciones que revisten dinamismo multifacético en su comportamiento en la generalidad de la población del país.

Por esa razón ante más de dos semanas de constantes críticas a la clase media, el presidente Andrés Manuel López Obrador, afirma que su gobierno busca construir una nueva clase media cuyo esquema de comportamiento él y su equipo definan, bajo criterios de fraternidad y humanismo que solo en su apreciación mental cabe, buscando someter y debilitar en sus deseos de evolución y de grandeza en aspiraciones de calidad de vida y de bienestar.

Para amplios sectores de la sociedad, su discurso político además de desgastado e infértil de sacar a sectores de la población de la pobreza  cada vez que lo refiere , organismos del mismo estado como CONEVAL lo desmienten al  mostrar las cifras  de incremento  en los  núcleos de marginación que el presidente dice defender, para que mejoren sus condiciones de vida y trabajo.

Enfatiza de manera cínica si queremos una clase media, desde luego queremos sacar de la pobreza a millones de mexicanos sin dejar de voltear a ver a los desposeídos, necesitados, a los marginados, que no se le dé la espalda al que sufre palabras que suenan huecas demagógicas y chapuceras en estos momentos de México y de sus tres años perdidos  de un gobierno que no escucha, atiende  y percibe, el sentir general de la población que ya está harta de verborrea mañanera. 

Además, agregó el propio López Obrador, que él se pronuncia se pronuncia porque exista una clase media despierta e inteligente sin necesidad de que tenga un grado académico, a enfatizar que hay quienes tienen nivel licenciatura, maestría doctorado y son muy susceptibles.

Apunta, hay eminencias, grandes escritores, se van a dar cuenta de cómo grandes luminarias, están defendiendo a candidatos, candidatas de extrema derecha, al existir un sector de la clase media que siempre ha sido así, muy individualista, que le da la espalda al prójimo, y es aspiracionista.

Él por su parte los quiere humanistas, solidarios, conformistas, mediocres, sumisos y manipulables.