¿Es necesaria la PGR?

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José C. Serrano Cuevas.

Para David, a seis años de su desaparición.

Para dar respuesta a esta pregunta es indispensable construir un contexto que respalde el enunciado que se vaya a emitir.

Dadas las circunstancias actuales en materia de seguridad, administración e impartición de justicia que prevalecen en el país, lo más sensato es afirmar que NO.

Echar una mirada que abarque los últimos 30 años de la actuación de la Procuraduría General de la República (PGR), es suficiente para tener una radiografía de las debilidades que han aquejado a la dependencia. Suficientes para borrarla del organigrama del Poder Ejecutivo Federal.

Durante la administración del presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), desfilaron como titulares de la PGR, Enrique Álvarez del Castillo, Ignacio Morales Lechuga, Jorge Carpizo McGregor, Diego Valadés Ríos Y Humberto Benítez Treviño.

En un ejercicio meramente aleatorio salta al ruedo la figura de Jorge Carpizo McGregor. El jurista campechano tuvo a su cargo la investigación del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Asunto que no ha sido esclarecido del todo.

Eduardo Valle Espinoza El Búho, fungió como asesor del doctor Carpizo en la PGR. Le tocó presenciar corruptelas de todo tipo, tanto en las oficinas centrales como en las delegaciones de la dependencia en el país. Asqueado de tanta podredumbre presentó su renuncia acompañada de una expresión verbal, que aún resuena en los muros de procuraduría: «Por la PGR corren dos caudalosos ríos, uno de mierda y otro de dinero».

En el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), dos fueron los titulares de la PGR: Antonio Lozano Gracia y Jorge Madrazo Cuéllar. Éste último fue señalado por fabricar pruebas en la investigación de la matanza de 45 indígenas de la comunidad chiapaneca de Acteal en 1997. Asunto plantado en el limbo.

Vicente Fox Quesada fue presidente de México en el sexenio 2000-2006. Ocuparon el cargo de procuradores generales Rafael Macedo de la Concha y Daniel Francisco Cabeza de Vaca. Del primero se han encontrado documentos en el Archivo General de la Nación, que indican que el general trabajó en los años 70 en la Secretaría de Gobernación (Segob) bajo las órdenes de Fernando Gutiérrez Barrios.

Fue muy cercano a agentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), algunos de ellos acusados por sus acciones en la «Guerra Sucia». El nombre de Rafael Macedo de la Concha aparece en una larga lista de agentes de la DFS, entre otros, Salomón Tanús, Miguel Nazar Haro, Luis de la Barreda, Javier García Paniagua y Antonio Zorrilla, varios acusados de ser los autores intelectuales y materiales de cientos de desaparecidos durante ese negro episodio en la vida de este país.

Felipe de Jesús Calderón Hinojosa fue presidente de México de 2006 a 2012. Ocuparon la titularidad de la PGR, Eduardo Medina Mora, Arturo Chávez Chávez y Marisela Morales Ibáñez. La maestra llegó al cargo por la recomendación de un ex procurador cercano a Vicente Fox. Dicen los que saben que fue un grave error la forma como implementó la depuración de la PGR. No fue la persona indicada para operar, ni se dio la oportunidad de rodearse de gente experimentada en actuar desde los albañales.

La cosmética procuradora creyó en sus cuates y en personajes cercanos a ella y, el resultado fue todo el desbarajuste que ya prácticamente han regurgitado casi completo las coladeras con la pestilencia que le provocaron los «testigos protegidos» para cumplir las instrucciones que le llegaban de Los Pinos, principalmente, pero también de la Defensa Nacional. Al término de su gestión, prácticamente salió corriendo para refugiarse en la ciudad de Milán, Italia, en donde se desempeña como cónsul.

En la administración de Enrique Peña Nieto han desfilado por la PGR, como titulares, Jesús Murillo Karam, Arely Gómez González, Raúl Cervantes Andrade y el actual encargado de despacho, Alberto Elías Beltrán. Todos ellos han sido señalados por su incapacidad para cumplir con sus encomiendas. Murillo Karam, el fabulador general de la República, se sigue tropezando con la «Verdad Histórica»; Arely Gómez, ausente siempre, con un perfil de presidenta del Voluntariado Nacional, en el que agruparía a las esposas de los integrantes de la burocracia dorada; Cervantes Andrade, más preocupado por ocupar el cargo de fiscal carnal, que de atender el grave problema de los desparecidos en México.

Alberto Elías Beltrán, un peón en el ajedrez de Peña Nieto, ha recibido la resolución del primer tribunal colegiado del décimo noveno circuito, radicado en Tamaulipas, mediante la cual se le ordena la creación de una comisión de investigación para la verdad y la justicia, en el caso de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero. Juristas expertos en este tema han expresado que el incumplimiento de lo ordenado por el tribunal podría generar responsabilidades penales para las autoridades omisas por desacato y obstrucción de la justicia.

La cereza en el pastel la colocan legisladores del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quienes exigen la renuncia del encargado de la PGR. El diputado Agustín Basave y la senadora Angélica de la Peña resaltaron que negarse a la instalación de dicha comisión es un asunto de impunidad y corrupción en el cual se acudió a la tortura para establecer una «verdad histórica» que se derrumba totalmente, que ya nadie puede sostener. Abunda Basave: «Yo a la PGR no le tengo mucho respeto; es una institución que tortura(…), señalada por muchísimas personas como protectora de delincuentes y de corruptos…»

¿Es necesaria la PGR?