Miscelánea. Traje a la medida

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José C. Serrano Cuevas.

En debates, mítines, entrevistas, ruedas de prensa, Ricardo Anaya Cortés, Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade Kuribreña y Jaime Rodríguez Calderón, candidatos a la Presidencia de la República para el período 2018-2024, han utilizado, con marcada frecuencia el término corrupto para denostar a sus contrincantes.

En un artículo de reciente publicación, el doctor José Cueli, ex director de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien es autor de varios libros, entre los que se encuentran Teorías de la personalidad, Psicocomunidad y Psicoterapia Social, apoyándose en la obra ensayística del filósofo francés Jacques Derrida, quien definió la edad contemporánea como la entronización de «la mentira absoluta y definitiva», hace un periplo hasta la época colonial.

Cueli menciona que «una de las formas de la mentira que sobrellevamos desde la conquista de México por los españoles que convencieron a los reyes y al Vaticano de la conversión de los indígenas con la pura presencia de la cruz y que sigue hasta nuestros días, ¿será este el origen de la idea de corrupción en que nos debatimos?»

Engaña el español al indígena, éste finge no notar el engaño o engaña a aquél sobre su supuesta conversión. Los indígenas, a escondidas, siguen asistiendo a los sitios de culto y adorando a los dioses de su constelación. Las persecuciones, los castigos, o el siniestro genocidio van minando la fe politeísta.

José Cueli, ex director del Instituto de la Asociación Psicoanalítica Mexicana, es el creador del método psicocomunidad aplicado en comunidades rurales y zonas urbanas marginadas, tema de gran actualidad que él expone con una visión totalizadora y sistemática. Describe las técnicas para trabajar con la clase marginal (Neza y anexas) y propone la formación de equipos integrados por médicos y psicólogos, que actúen con el auxilio del método clínico en una comunidad.

Los equipos tienen por objeto ayudar a la población rural-urbana a integrarse a la vida social y productiva de la ciudad, además contribuir, mediante el establecimiento de relaciones interpersonales de cooperación mutua, a la solución de problemas psicológicos, de salud, vivienda y educación que, por lo general, son los que más afectan a este tipo de comunidades.

Continúa diciendo el psicoanalista José Cueli: «Nota el juego el español, finge no notar el engaño de la falsa conversión, el indígena a su vez finge no saber que todo su juego se ha puesto al descubierto y actúa como si éste fuera el mejor de los mundos y un modelo de convivencia pacífica».

El doctor Cueli destaca lo planteado por Jacques Derrida en una conferencia impartida en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en 1997, con el título Estados de la mentira, Mentira de Estado: prolegómenos para una historia de la mentira. «Lo relevante en la mentira no es nunca su contenido, sino la intencionalidad del que miente. La mentira no es algo que se oponga a la verdad, sino que se sitúa en su finalidad (…) Lo decisivo es, por tanto, el perjuicio que ocasiona en el otro, sin el cual no existe la mentira».

A dos décadas del arranque del siglo XXI se sabe que el espacio político es el de la mentira por excelencia; y mientras la mentira política tradicional se apoyaba en el secreto, la mentira política moderna ya no esconde nada tras de sí, sino que se basa, paradójicamente, en lo que todo el mundo conoce.

Los medios de comunicación de masas, utilizados por la autoridad electoral, los partidos políticos y los candidatos a puestos de elección popular, tienen su propia lógica: «la proliferación de imágenes virtuales que terminan por borrar el original, destruyen el archivo donde rastrear la verdad y se convierten de ese modo en estratégicas mentiras de nadie», Derrida dixit.

Como un afamado sastre cortador, don José Cueli ha confeccionado un traje a la medida para cada uno de los suspirantes presidenciales.