Augusto Hugo Peña Delgadillo.
El Consejo Mexicano de Negocios que tiene en su seno a los 50 hombres más ricos del país, y que recientemente se pronunciaron en contra del populismo, -sin hacer mención de AMLO pero claramente alusivo a su persona- acordaron reunirse a dialogar con los cuatro contendientes a la presidencia, por separado y en privado. Hay que considerar que ellos son gente importante, pero que no representan a la sociedad civil, ni siquiera a una mayoría considerable del empresariado nacional.
Ahora dicen respaldar la democracia, cuando el 17 de mayo se reunieron con Peña Nieto, para que de forma antidemocrática se hiciera un frente para evitar que López Obrador ganara las elecciones. Esa es la democracia que contemplan estas minorías rapaces. El 5 de junio ya se han reunido con dos o tres de los candidatos, y a las 8.30 de la mañana lo harán con AMLO para intercambiar opiniones, o más bien para cuestionarlo sobre sus acciones en caso de ganar las elecciones. A AMLO la prensa le ha cuestionado sobre ese respecto, preguntándole que si en dicha reunión estarán quienes le han atacado en sus declaraciones y por medio de desplegados. Él respondió que lo haría con los que quieran entre ellos y agregó, yo no tengo ninguna dificultad para contestarles todo lo que me pregunten, y también, creo que tengo derecho a hacerles algunas preguntas sobre la democracia y el México que ellos quieren. Lo único en lo que me sostengo es que hay que acabar con la corrupción, venga de donde venga, porque eso es lo que tiene a nuestro país postrado en el subdesarrollo, la violencia y la impunidad.
El comunicado que ha hecho público el Consejo Mexicano de Negocios es, que buscan impulsar la democracia y fomentar acciones que contribuyan a acelerar el crecimiento económico y a generar empleos, para así constituir un país más justo, seguro e incluyente. Quieren además escuchar las diferentes propuestas y visiones de gobierno, y ellos externarán sus inquietudes e ideas para generar una conversación (en) “#Diálogos por México”. He de suponer que esta cúpula de empresarios que se enfrentaron abiertamente a López Obrador y que le siguen atacando subrepticiamente por infinidad de medios incluidas las redes sociales, ya saben que se equivocaron y tal vez -yo lo dudo- intentan enmendar su error, o bien, intentar acorralar al líder de MORENA y hacerlo trastabillar en algún tema, el que harían público para seguir denostándolo. Este es mi punto de vista, yo no confiaría en nada y para nada en ninguno de estos millonarios rapaces y traficantes de influencias.
Mientras esto sucede entre una sarta de ricos y AMLO, a Peña Nieto le han dado duro con su “Verdad Histórica”, una farsa mal elaborada por Peña Nieto y Murillo Karam, desde Los Pinos, para dar por cerrado el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos -no sin antes masacrarlos, matarlos e incinerarlos-, en Iguala, Guerrero, la noche del 26 de septiembre del 2014, y la mañana siguiente.
La Verdad Histórica, reitero, ha pretendido exculpar a las autoridades involucradas en este horrendo episodio en que la humanidad, la justicia y la misericordia se dejaron al margen de los hechos sangrientos para darle paso a los instintos feroces de policías y asesinos, ante militares y agentes de inteligencia federales, que fueron pasivos testigos de tal masacre, sin siquiera mover un dedo para evitarla. Hoy los magistrados de un tribunal han determinado que la Procuraduría General de la República y Jesús Murillo Karam, el procurador, en su actuación, no fue pronta, efectiva, independiente e imparcial. En pocas palabras, que encubrieron a los responsables de la masacre, los miembros activos del gobierno como parte del Estado Mexicano. Peña Nieto y Murillo Karam no pueden salir limpios de este cochinero que sembraron en Iguala y Cocula; hay que exhibirlos como culpables por omisión.
¿Culpables y responsables por omisión? No solo eso, también lo son por comisión desde el primer acto de encubrimiento. Este crimen de Estado y de lesa humanidad no es el único en que el gobierno federal está inmiscuido e inmerso en contradicciones, ilegalidades y en actos incostitu- cionales; existen otros casos como los de Tlatlaya, Tanhuato, Nochixtlán y otros más, en los que la PGR y el titular, Jesús Murillo Karam, con la venia y, o complicidad de Peña Nieto, son responsables por comisión y no solamente por omisión. Alguien dentro del gobierno federal, debe o deben ser enjuiciados y llevarlos ante la justicia, empezando por el más cruel de estos casos, el de los 43 normalistas de Ayotzinapa, por lo pronto. En el México gobernado por Peña Nieto, la justicia ha sido ignorada, habiendo culpables a la vista. Peña Nieto y Murillo Karam trataron de darle carpetazo al asunto, torturando a 16 participantes de la masacre, obligándolos por ese medio, la tortura, que aceptaran su culpabilidad en lo absoluto y, encubriendo a los verdaderos culpables torciendo las leyes, tal y como Peña Nieto lo ha acostum- brado siempre.
Todo este rosario de crímenes e ilícitos de toda laya, son los que han hecho que el pueblo despertara de la modorra y se apartase de la pusilanimidad para impulsar los cambios de gobierno, de gobernantes y de prácticas de sumisión a las instituciones corruptas. Hoy el mexicano promedio y tal vez la mayoría, no se parece en nada a los de 1988, 1994, 2006 y 2012; ahora cuentan con un recurso sustantivo y valioso, su sufragio libre y razonado, y aunque antes también lo tenían, eran permisivos ante los abusos del poder, quizás por la pusilanimidad que les caracterizaba o por simple dejadez, flojera o desinformación; hoy contamos con una mejor información y eso nos ha llevado a razonar nuestro voto y preferencias por algo distinto, por algo que nos da cierta esperanza de progresar y desarrollarnos junto a nuestras familias, y por eso, solamente eso, es que anhelamos un cambio de paradigma para vivir en paz, de cara a un futuro más promisorio, ya que hemos comprendido que al vender nuestro voto a cambio de unos mendrugos, estamos condenando a nuestros hijos y hermanos a vivir en la miseria, en la que este sistema político pervertido nos llevó. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?