De fraudes y leyes

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Fidencio Treviño Maldonado.
ed. 354, mayo 2018

Octavio Paz. “Escupimos en la tumba de nuestros héroes y antepasados”.

En el mes de abril de 2018 en una entrevista que se le hizo a V. Putin, Presidente y primer ministro de Rusia se le preguntó ¿cómo hizo y cual fue el plan para que ahora Rusia estuviera entre los seis primeros países a nivel mundial? al presidente de Rusia le bastaron tres palabras para responder al entrevistador “aplicando la ley”, dijo. Sin embargo en nuestro país las leyes, son letra muerta, las denuncias se van por las apestosas cloacas de la corrupción y la prueba está que a las millones de denuncias en toda la república cuando mucho a un 2% se les da entrada, se registran e investigan, un atraso o rezago de cientos de años y miles de miles de archivos, por la inoperancia, la indolencia, la falta de conocimientos y lo peor, por corrupción.

Los fraudes en este país son el común denominador y a muchos truhanes que los cometen hasta los premian, en el caso concreto de Rubén Moreira Valdez, quien junto con su hermano Humberto dejaron a Coahuila temblando y llorando de impotencia ante los que nada hacen para llevarlos ante un juez para hacer una averiguación sobre el robo, sobornos, hurto, fraude o peculado de millones de pesos. No se necesita tener un gasto tremendo en una comisión Anticorrupción, si la corrupción es un delito, entonces éste se debe perseguir como tal y ser punible.
Muchos confunden la política con la justicia y desgraciadamente en nuestro país así se hizo uso y costumbre, de ahí que nadie le teme al “Estado de Derecho”, al “A todo el peso de la Ley”, al “Caiga quien caiga” o “Hasta las últimas consecuencias”, cuatro grandes mentiras de quienes debería aplicar la ley, y la prueba es que el pueblo ha mantenido a miles de familias que olímpicamente pasean por el mundo los grandes fortunas labradas con la corrupción que el mismo Estado otorga con la impunidad e inmunidad y el mentado fuero.

Suena absurdo cuando alguien de la farándula política es perseguido por robo millonario y después de algún tiempo se logra la captura y tienen que pasar años, muchos años para que a este pillo se le aplique la ley, si desde hacia tiempo ya era buscando por ese delito, inclusive ahora preso por ese delito ¿entonces por qué los señores jueces o a quien corresponda no le dicta sentencia?, como a Gerónimo Álvarez G. de 25 años, que asaltó una panadería en la colonia del Valle en Monterrey N. L. y a la semana ya tenía sentencia: 1 año y tres meses de cárcel y ocho mil pesos de multa, porque según el Juez no tenía antecedentes penales.

Algo apesta en los recintos en donde se aplica la justicia, y mientras no se termine el “apadrinamiento” de los políticos, el fuerte brazo de la justicia en nuestro país seguirá siendo igual a un golpe con un simple periódico mojado. Los países que nos han rebasado por todos lados y en todos los rubros, son los que están basados en instituciones, eso los hace fuertes y una de ellas es la encargada de la impartición de justicia sin respetar estatus social, edad, color, género, religión, deportista de alto rendimiento o gente del espectáculo, en esos países -como dijo en la entrevista el Presidente de Rusia- “aplicando la ley”.

En el nuestro apenas se anda nombrando la Comisión Anticorrupción, entonces hay que darle todo el crédito a nuestro premio Nobel de Literatura que desde 1958 escribió en su Laberinto de la Soledad: “Escupimos en la tumba de nuestros héroes y antepasados y apenas tenemos una tenue luz, cuando en otras latitudes ya las apagaron”. Que chingón fue don Octavio Paz.

Entrar a los laberintos de nuestro sistema judicial a cualquier nivel, es caer en un enjambre nacional, es pisar el valle de los condenados, es llegar a una simple Agencia Investigadora de Ministerio Público para enfrentar a Carón, el diablo que pasa en su barca el río de la ignominia, después está Cancerbero con sus mandíbulas abiertas enseñando los poderosos dientes. Eso es sólo el principio de nuestra comedia cotidiana en este país considerado por muchos políticos como el paraíso del fraude, del soborno, del chantaje, y desde luego dominado por los corruptos. Bien lo dijo “ElPalillo”: La constitución, verá usted, ora verá, pos que le diré, ah ya sé, es como el Salón México. ¿Por qué?, le pregunta el reportero, -Pos porque cualquiera puede bailar sobre ella.

kinotre@hotmail.com