por Fidencio Treviño Maldonado
Desde siempre escarbar en la tierra ha sido el rasante de la civilización, la sociedad tiene que hacer pozos para extraer agua, para obtener arena, tierra y hasta piedras, inclusive escarbar para plantar árboles o tirar la semilla y mucho más profundo en la era moderna, perforar varias capas de la corteza terrestre para sacar petróleo, metales y el carbón.
Coahuila beneficiada con miles de kilómetros cuadrados de un mineral que muchas de las veces está a flor de tierra: El Carbón. Son decenas de pueblos los conocidos como “La Región Carbonífera” del Estado y que por décadas han vivido de la extracción de carbón, pueblos en donde el común denominador de las familias es ser minero por tradición y casi herencia. Las minas están en manos de unos cuentos y son desde hace mucho tiempo la sobrevivencia de miles de familias en medianos y pequeños poblados de esta región minera. Compañías chicas, medianas y grandes monopolios han tenido éxito en la explotación de este mineral, y también en la explotación de los trabajadores u obreros en la que inclusive no sólo los que manejan las minas, sino quien maneja a los obreros: Los líderes.
De ser mineros con “cierta” seguridad muchos vivales, ocuparon a estos en esta región en los llamados pocitos, en donde en viles norias se introducen tres o cuatro topos negros, es decir personas que así les llaman, y en carretillas estiradas por un motor y un cable con ganchos y carrillos son sacados a la luz, esto se les paga aun por tonelada de carbón, estas personas no cuentan con seguro de vida ni con seguro social, ni están afiliados a ningún sindicato, son trabajadores que con sudor y esfuerzo escarban a cielo abierto o metidos en un hoyo para sacar carbón.
La tonelada a estos trabajadores se les pagaba no hace mucho entre 35 y 40 pesos, ya que al dueño del pozo fluctúa la paga entre 1,500 hasta 1,900 pesos la tonelada vendida a coyotes o directamente a la termoeléctrica de Nava, Coahuila. Ahora se desata la guerra y entra la minera Micare (Minera de Carbón Río Escondido) y otros concesionarios que por años entregan carbón a diferentes procesadoras, AHMSA, Termo, etc.
En juego están contratos de millones de pesos y preferencias por algunos mineros de altos vuelos, y es que aquí en esta región todos los concesionarios o dueños del carbón juegan a ganar dinero, mucho dinero en este negro negocio y que va desde quien transporta, quien renta maquinaria y quien lo compra, es decir son coyotes muy trampeados y venados muy lampareados, tiburones muy arponeados, que juegan con las empresas y con los obreros como dice el tango “Como juega el gato maula con el mísero ratón”, de ahí que poco les importe la situación de pobreza, heridas o muertes de los mineros, que nada les valga llenar las carreteras de cientos o miles de camiones que transportan este mineral, de ahí el mal estado que estas vías guardan por lo pesados de las armatostes que acarrean el material.
Nuestras ilustrísimas instituciones inherentes a la contaminación, pues bien curadas en salud, cuidando sus escritorios y tomado café frente a sus computadoras revisando sus facebook, riendo de las pendejadas que aparecen en sus aparatos de telefonía de la marca de una manzanita mordida, y dejando a los lobos disfrazados de corderos que sigan degollando a los mansos y callados corderos, es decir la comisión de energía, como en este caso vigilada por los dueños de las minas y consorcios, de nuevo el gavilán cuidando el corral de los pollitos.
La tierra es noble, los pendejos somos los que la pisamos y dejamos la estela de destrucción en ella y, se ve que en este negro negocio es oscuro por el lado que se vea o mire, no hay reversa en esta contaminación de quien usa el carbón en el caso de la termoeléctrica, y mientras a los proveedores de nada les sirven recomendaciones de algunas instituciones que como las mamás a los niños les dicen “si siguen contaminando les va a pasar esto u aquello”, y pues si sólo un consorcio va a ganar millones de pesos en un contrato, se comenta que aun hay más de este negro negocio, cosa rara y curiosa, alguien de estos concesionarios del carbón se oponen a la generación de energía sustentable por medio del viento “eólica” o algo que en nuestra región predomina bastamente: El Astro Rey -celdas solares-.
¿Por qué? pues porque el negocio negro del carbón está a flor de tierra y la explotación del hombre por el hombre es y seguirá siendo el gran negocio de la humanidad, lo dijo Carlos Marx y lo repitió Engels. Es decir un negocio Negro en que coyotes, políticos, líderes y dueños de las minas ganan, los demás son simples peones de este sucio juego que entre el cochinero y la corrupción se da en un país elaborado de circunstancias y casualidades.
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