La lucha entre populismo y neoliberalismo

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Luis Fernando Hernández González.

El populismo es un discurso que se le remite a un líder que divide la sociedad en dos y produce un antagonismo entre pueblo y anti pueblo. Así, al menos, existen dos tipos que dan significado al populista: uno es anti sistémico, de mayorías, polarizado y basado en la lógica de los antagonismos, desprovistos de cualquier tipo de mediación institucional o valorativa.

Neoliberalismo también llamado liberalismo tecnocrático, es la corriente económica y política capitalista, responsable del resurgimiento de las ideas del liberalismo clásico que destaca la participación emprendedora individual y colectiva para generar la calidad de vida y de desarrollo tanto económico como social en la población

Los defensores del neoliberalismo apoyan una amplia liberalización de la economía, el libre comercio en general y una drástica reducción del gasto público y de la intervención del Estado en la economía en favor del sector privado, que pasa a desempeñar las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado

El otro es una mezcla de políticas pragmáticas y redentoras que, mientras denuncia las fallas del orden democrático y las limitaciones de las instituciones para definir el verdadero significado de la democracia, refuerza el pluralismo democrático dando voz a los excluidos y creando, en el proceso, signos autoritarios que solo demuestran un proceder que se significa por antidemocrático.

Los resultados que el populismo a traído consigo a las distintas sociedades del mundo muestra que solo genera confrontación y polarización al total de la sociedad de que se trate, de tal forma que después de un periodo de actividad política los escenarios pasan del terreno de lo participativo, al ámbito de la confrontación personalizada que se transforma en agresión y violencia, en la interrelación de los ciudadanos.

A un año de haber iniciado su ejercicio gubernamental, el Presidente Andrés Manuel López Obrador deja en claro de qué manera serán las distintas cualidades operativas de su administración, mostrando con ello cualidades y flaquezas que de forma matizada definen prácticas de un gobierno henchido de populismo, más que de sustento en la efectividad de sus resultados, mismo que está siendo hoy cuestionado bajo el escrutinio de amplios sectores de la sociedad, que deseosa esperaba cambio y progreso para vencer sus necesidades y avanzar hacia estados superiores en su vida.
En el régimen que AMLO encabeza, el ejército está entrelazado con el pueblo y es el propio pueblo el que le sostiene, el que empieza a ejercer las funciones de control sobre las estructuras de poder y autoridad, sobre todo en contra de aquellos contra los elementos contrarrevolucionarios que hacen todo por hacer fracasar el proceso de transformación que él ejecuta en su administración y en sus políticas públicas, sea éstas de orden gubernamental, económico, social o de justicia, al concentrar para sí mismo, el análisis y debate parlamentario, el sometimiento de órganos autónomos de decisión pública, además de someter bajo criterios y prácticas discrecionales a aquellos elementos y medios de comunicación social que cuestionan, y disienten de aplicaciones y ordenamientos de su gobierno.

Es entonces el poder generalizado de las masas aglutinadas en el adjetivo del “pueblo” desinformado y de escasa cultura, quien toma las decisiones para legitimar a la autoridad en su ejercicio de la vida social, política y económica, como hoy se practica y prevalece, tomando comprobaciones a mano alzada para asentar tal o cual disposición, al ser esta misma masa analfabeta y dogmática, la única que puede impedir que otros sectores tengan reacciones en contrario al poder, aun cuando se violente el mismo estado de derecho que dé soporte a medidas de autoridad.

De esta forma orgánica y controversial del gobierno populista surgen los elementos que propician la confrontación y crispación de la sociedad, en donde se polarizan los argumentos y el estado anímico de quienes la integran, orillando a la desunión; ésto es enrareciendo la distancia entre buenos y malos, ricos y pobres, cultos e ignorantes, llegando a los aspectos pluriétnicos entre blancos, negros, indios y mestizos, habitantes de áreas urbanas y suburbanas.

Las permanentes manifestaciones que se generaron mediante la crisis global en diferentes partes del mundo dieron pie a que surgieran gobiernos y liderazgos populistas quienes ofertaban temas de explotación, pobreza, hambruna y carencia de justicia, situaciones que al paso del tiempo han venido a echar por tierra este tipo de argumentaciones ante el fracaso de sus propuestas irrealizables, como en Alemania, Inglaterra, Polonia, España y los Estados Unidos, en donde nos muestran cómo y con qué hicieron la imagen de la inevitabilidad de este tipo de movimientos y sus pretensiones de representar la verdadera voluntad del pueblo.

Cuando analizamos el comportamiento del populismo en América Latina, encontramos que ha oscilado entre visiones que entienden al populismo como un peligro para la democracia, que puede llevar a la conformación de regímenes autoritarios y también interpretaciones que lo analizan como un movimiento de ruptura a la democracia y a los sistemas institucionales electorales, provocando contextos de marginación y confrontación para la participación de otras opciones que existan como opción diferente a quien ostenta el poder.

Por último, en un régimen populista se celebran elecciones y las instituciones siguen funcionando sin autonomía ni equilibrios. El poder judicial pierde su independencia, el legislativo se ajusta a los deseos del ejecutivo, el proceso electoral no garantiza la libertad del sufragio. El único límite es la prensa libre, pero el ejecutivo tiene interés en domesticarla desplazando a los que le refuten.

Hoy cuando la realidad nos absorbe y el destino nos alcanza, en el contexto general de la sociedad que comprende lo político, económico, social, cultural y gubernamental, los mexicanos podemos definir si estamos o estábamos bien o hemos avanzado o retrocedido en estas condiciones de escenarios que vivimos.