El padrinazgo, divisa vigente

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José C. Serrano Cuevas.

Ana Margarita Ríos Farjat.
Su padrino Alfonso Romo.

El jueves 5 de diciembre el Senado de la República designó a Ana Margarita Ríos Farjat como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), para un período de 15 años. En la terna propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, figuraron también Ana Laura Magaloni Kerpel y Diana Ávarez Maury.

Las tres comparecieron ante el pleno de la llamada Cámara Alta como parte del proceso para elegir a quien sustituya al ex ministro Eduardo Medina Mora. La primera en ocupar la tribuna fue Diana Álvarez Maury, quien mencionó que, de resultar electa, “trabajará por robustecer la justicia y hacerla cercana, efectiva, sensible y humana para llevarla al México completo; para hacerla cotidiana y accesible a todas las personas”.

Reiteró que no tiene ni ha tenido ningún vínculo de amistad o parentesco que pudiera afectar la independencia de su función o decisión. ¿Para quién era la pedrada?

Por su parte, Ana Laura Magaloni Kerpel aseguró que los mexicanos “vivimos en un país injusto y atravesado por la desigualdad, por el privilegio, por el conflicto y por la incertidumbre”.

Agregó que uno de los desafíos más relevantes que enfrentará, en el caso de ser ministra, será participar en la deliberación sobre cuándo se está frente a un límite constitucional y cuándo no. Expresó que la SCJN sirve para dar legitimidad constitucional a las decisiones de los otros poderes de la Unión.

La tercera en el uso de la voz fue Ana Margarita Ríos Farjat quien se comprometió a apoyar con honestidad, capacidad e independencia lo que tenga que hacerse para que la justicia sea una realidad. Resaltó que la SCJN tiene el doble papel de velar en sus sentencias por la solidez institucional del Estado mexicano “y mantener una mirada atenta y crítica sobre sí misma, a fin de predicar con  el ejemplo de solvencia, autonomía, honradez y eficiencia”.

Al hurgar en sus historias de vida ha sido interesante descubrir que estas tres mujeres tienen en su haber carreras universitarias, culminadas con estudios de posgrado. Todas frisan el medio siglo.

Diana Álvarez Maury es licenciada en Derecho por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y maestra en Administración de Empresas por la Universidad de las Américas (UDLA) campus Ciudad de México. Ha sido catedrática por más de 15 años de las materias de Derecho Constitucional y Teoría del Estado. También ha ocupado el cargo de coordinadora de la licenciatura en Derecho en la misma UDLA, a lo largo de diez años.

Ana Laura Magaloni Kerpel es licenciada en Derecho por el ITAM y doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid. Profesora investigadora de la División de Estudios Jurídicos en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), nivel 2.

Ha sido investigadora visitante en el European Law Research Center de la Universidad de Harvard. Sus líneas de investigación se enmarcan en estudios empíricos sobre instituciones de justicia, con particular énfasis en el juicio de amparo y del actuar de la SCJN.

Ana Margarita Ríos Farjat es licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Nuevo Léon (UANL), donde también obtuvo una maestría en Derecho Fiscal, y posteriormente culminó un doctorado en Política Pública en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).

En el año 2000 ganó el concurso nacional de ensayo jurídico convocado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha sido profesora de la Facultad Libre de Derecho de Monterrey y coordinadora de una cátedra en la Universidad Metropolitana de la ciudad regia.

Tanto Álvarez Maury como Ríos Farjat se pronunciaron en la tribuna senatorial en favor de pugnar por una independencia real de la SCJN, con respecto a los otros poderes de la Unión. El reloj de la Historia ya empezó a mover sus manecillas, y la nueva ministra, más temprano que tarde, tendrá que demostrar cuan independiente es de su padrino Alfonso Romo Garza, jefe de la Oficina de la Presidencia.