10 de enero

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Luis Eduardo Enciso Canales.

“El análisis me parece ser una situación en la que se ofrece al analizado
la oportunidad dolorosa de llegar al reencuentro de una verdad”
Alain Badiou.

Con los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar este pasado 10 de enero en el Colegio Cervantes de Torreón donde lamentablemente perdieron la vida un niño de 11 años y una maestra, así como también resultaron lesionados por arma de fuego cinco alumnos y un maestro. Este hecho cimbró el ya de por si frágil entorno social en el que estamos insertos, una vez más la realidad nos agarró desprevenidos, nos sacudió para dejar expuesto eso que somos y en lo que no hemos convertido gradualmente, como todo problema el hecho como resultado es multifactorial; el entorno, la situación particular del niño y su familia, el sistema educativo, económico, de salud, los medios electrónicos, las políticas públicas, etc. En general el resultado nos habla una vez más de un estado de cosas fallido, este hecho nos proyectó una vez más como sociedad enferma que se maquilla diariamente para ocultar su verdadero rostro, los gobiernos tienen, como todos, su parte de responsabilidad por supuesto, éste no es un problema exclusivo de los actores del trágico evento, no hay, ni ha a habido diagnósticos sociales previos que pudieran haber alertado y en consecuencia prevenido, tampoco existen estos como base fundamental para generar políticas públicas adecuadas a una realidad social concreta.

El vilipendiado sistemas de salud, por ejemplo, mal cumple con cubrir medianamente con la atención médica promedio, menos lo podrán hacer con la salud emocional y psicológica de una población como la nuestra. Hoy tenemos una amplia gama de dependencias que van desde fiscalías especializadas, procuradurías, hasta sistemas integrales que en teoría deberían de estar trabajando en cubrir, proteger y apoyar ciertas carencias que hoy en día padece la familia, que sigue siendo una de las células más importantes en la que se conforma y sostiene la sociedad. Por otro lado está la economía salvaje que nos enfrenta y nos mantiene en una competencia constante. Charles Bukowski descifró, a su estilo, ese estrés de lo cotidiano cuando pregunta ¿Cómo diablos una persona puede disfrutar que una alarma lo despierte a las 5:30 am para inmediatamente saltar de la cama, sentarse en el escusado, bañarse, desayunar sin ganas, para salir a enfrentar el tráfico? Esta necesidad apremiante de la supervivencia está dejando y dejará en la orfandad a miles de niños y jóvenes, y no lo estamos previendo. Los estamos educando débilmente como tratando de revalidar, para compensar, nuestras carencias ante ellos.

Tratamos de recompensarlos con lo material la falta de tiempo y afecto, cedemos ante sus exigencias y damos todo lo que está a nuestro alcance, esto ha contribuido a la formación de niños y jóvenes demandantes, con poca resistencia al sufrimiento y al aburrimiento, necesitan estar “entretenidos”, se han vuelto tiranos y agresivos si no consiguen al instante eso satisfactores. Si a este caldo de cultivo añadimos la exposición continúa a la violencia en la que estamos inmersos toda la población, somos testigos involuntarios diariamente de actos de violencia por todos lados, los medios electrónicos y los tradicionales la reproducen impúdicamente y nosotros mismos nos volvemos trasmisores de ésta, ni más, ni menos esto quedó constatado precisamente al viralizar morbosamente la imágenes explícitas y videos de lo ocurrido ese viernes en el Colegio Cervantes. A esto le podemos sumar lo que yo le llamo la violencia de baja intensidad, qué es esa violencia sistemática del día a día, la que se ha vuelto imperceptible en los hogares, los trabajos, las escuelas, la calle, cuando eres un transeúnte o un automovilista, etc. Todo esto nos mantiene distraídos y auto engañados, se nos olvidan rápido las cosas, se nos olvidó que esto ya había ocurrido en Monterrey hace tres años atrás.

Un miércoles, curiosamente también del mes de enero pero del 2017 un joven de 15 años de edad abrió fuego repentinamente contra su maestra y tres compañeros en su clase del Colegio Americano del Noreste, posteriormente también se quitó la vida, otra coincidencia fue que el arma partencia a un miembro de su familia, su padre, también hubo una advertencia previa que filtró entre sus compañeros, y en ese caso también se trató de achacar el hecho a la influencia de grupos que incitan a la violencia a niños y jóvenes como “Legión Holk” o de su similar, la “Secta 100tifika” de Facebook, que al final de la investigación esto resultó falso, se trataba solo de un joven depresivo y con una gran falta de atención. La psicoterapeuta gestalt Clara Luz Merchand dijo en esa ocasión que este episodio no fue una casualidad y que, sin conocer los factores reales que orillaron al joven a comportarse de esta manera, atribuye este tipo de acciones al olvido que el joven puede vivir en su casa ya que la familia y el entorno social son los que ayudan a formar la psique de una persona. La UNESCO en el documento “La Violencia y sus causas”, reconoce que la comprensión de la agresividad humana debe ser objeto de investigaciones sistemáticas y no solo cuando un evento como lo sucedido nos ponga a trabajar.

luis_enciso21@hotmail.com