Nada creíble la rifa del avión presidencial

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Pascacio Taboada Cortina.

  • En la supuesta rifa, el pueblo sería doble pagano.
  • El avión es virtual: nunca sería entregado al ganador.
  • No puede el gobierno rematar o sortear un bien, sin ser propietario.

Una gran publicidad -como dicen en mi pueblo, “nacional e internacional”- causó el anuncio del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, relacionado con el próximo sorteo de la Lotería Nacional, cuyo ‘Premio Mayor’ será el avión presidencial, frente a la negativa del mandatario de utilizarlo en un acto de contrición de nada tener que ver con supuestos actos de corrupción de gobernantes anteriores.

Desde el inicio de su gobierno, en diciembre de 2018, ordenó trasladar el avión José María Morelos y Pavón, a una compañía norteamericana ubicada en California, en espera de venderlo. Transcurrió un año, y nada. Decidió regresarlo a México debido al alto costo de estacionamiento y mantenimiento.

En torno del avión, hay serias controversias. Una, que no es propiedad del Gobierno de México, sino rentado por determinado tiempo, a una empresa que lo fabricó al gusto del usuario -en este caso el Gobierno de México- de manera que su diseño no se hizo en función del transporte de pasajeros. Cuenta con salas de proyección, área de conferencias de prensa, sanitarios y comedor, así como espacios para pasajeros.

Son varias las opciones que el mismo presidente López Obrador propone para deshacerse del aparato, entre ellas la rifa o negociar con el gobierno de Estados Unidos para intercambiarlo por equipos que requiere el Instituto Nacional de Salud, por el equivalente de 130 millones dólares de insumos médicos, como ambulancias, tomógrafos, equipos de rayos x, “todo para los hospitales públicos”.

El mecanismo del sorteo, indicó, consiste en la emisión de 6 millones de boletos o cachitos, con valor de 500 pesos cada uno, para un total de 3 mil millones de pesos.

Así, dijo, se obtendría incluso un monto superior respecto del avalúo de 130 millones de dólares, realizado por la Organización de las Naciones Unidas.

Lo que en un principio se tomó en tono de broma, poco a poco la opción del sorteo de la Lotería Nacional va tomando forma, incluso se hizo público un diseño del boleto, con la fotografía del avión en la portada.

Frente a una serie de dudas, no queda más que advertir a los posibles compradores de los susodichos billetes de la Lotería, si le entran a un sorteo viciado de origen, sobre todo por las condicionantes de que el aparato no se entregará al ganador del premio mayor, sino que se esperará a venderlo y, mientras, se le entregará una cantidad no determinada, una vez descontados los gastos, los impuestos y el periodo que permanezca el aparato en tierra o se rente para volar. Es decir, “hay confusión”.

Adivinen de ¿dónde saldrá esta extraordinaria cantidad de 3 mil millones de pesos?… ¡Pues del pueblo mexicano que pagará doble el mismo aparato! Sí, porque se supone que se compró y se pagó con dinero que todos aportamos por la vía de los impuestos.

Por otra parte, el ganador del billete premiado se meterá en un problema que más le valdría no haber nacido al ser beneficiario de un sorteo que le causará más problemas que ventura económica.

Se avisa que, para el ganador del Boeing 787–8 Dreamliner, se incluye un servicio de operación de la aeronave hasta por dos años. Si el ganador decide venderlo, sería a precio de avalúo; en caso de rentarlo, requeriría contratar una empresa para su administración.