Mis sexenios (20)

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

El rectorado de Jesús Ochoa Ruesga

El interinato de Jesús Ochoa Ruesga logró pacificar a la UAC, metiendo a “Catón”, a “Jimmy” y a Xicoténcatl, en una rebatiña por los puestos y presupuestos universitarios.

Sobre los motivos que obligaron a Valeriano Valdés Valdés a renunciar existen dos versiones: 1.- Que renunció a cambio de que no se realizara la auditoría contable en la UAC. 2.- Que se le obligó a renunciar luego de que un grupo de colonos ligados a Francisco Navarro Montenegro se manifestaron en su domicilio, acusándolo de ser responsable del homicidio de “El Kalimán”. Según se supo nunca se realizó la auditoría contable, y ni “Catón”, ni Jimmy, ni Xicoténcatl Riojas Guajardo (alfil de Luis Horacio Salinas Aguilera) exigieron que se realizara. También se filtró que el plantón en la casa de Valeriano fue implementado por un funcionario del gabinete delasfuentista.

El interinato de Ochoa Ruesga logró pacificar a la UAC, metiendo a “Catón”, a “Jimmy” y a Xicoténcatl, en una rebatiña por los puestos y presupuestos universitarios para sus incondicionales, ahondando la pugna entre ellos.

Rodolfo Castro y Enrique Huber, siguieron controlando la Coordinación de Torreón. Mientras los empresarios seguían creando conflictos y presionando. El 13 de junio de 1984, la Canaco de Saltillo dirigida por Kerim Saade y Jorge Rosales realizaron un paro del comercio, con el pretexto de la inseguridad pública, pero principalmente por la ola de asaltos a expendios de vino que no había resuelto el Procurador Pablo Pechir, quien fue destituido, nombrándose en su lugar a Luis Treviño Medrano, gente ligada a Óscar Villegas Rico.

Al inicio del rectorado de Ochoa Ruesga, Jaime Martínez Veloz y Xicoténcatl Riojas se disputaron el control del sindicato universitario, el Stuac, para que llegado el momento los sindicalistas apoyaran a su candidato.

En su rebatiña, los líderes del Movimiento Pro Dignificación de la UAC se olvidaron de la Auditoría Contable, que comprobaría la gran corrupción con que Villegas había manejado el presupuesto de la UAC.

Por esos días, Martínez Veloz pidió que me involucrara en el conflicto para presionar la destitución de Octavio Orellana Wiarco y Manuel Estrada Villarreal, Secretario General y Secretario de Conflictos del sindicato universitario, el Stuac.

Me involucré y hablé con el gobernador, quien se comprometió a no intervenir y a que la Junta de Conciliación y Arbitraje reconocería a los nuevos líderes sindicales, pero puso una condición: “Usted me dirá quiénes serán los nuevos líderes sindicales, pero no incluyan a Anselmo Pinales, ese queda fuera”. JFR estaba disgustado porque para presionar al gobernador, Pinales había tomado la Junta de Conciliación y Arbitraje.

Jimmy aceptó las condiciones. Pero faltaba concertar con el otro grupo sindical. Me reuní con Xicoténcatl Riojas y José Ángel Reyes. Los puse al tanto de la situación y José Ángel (el patiño de Xicoténcatl) respondió: “Si Jimmy quiere un acuerdo con nosotros, que apoye a Heliodoro Garza para la Secretaría General del Stuac”. Ante la estulticia nada dije. Le comenté a De las Fuentes, y le recomendé que reuniera a Jimmy y a Xicoténcatl para terminar con el conflicto, y me contestó: “Déjelos que se peleen. Yo ya me comprometí con usted a que la Junta de Conciliación reconocerá al ganador”. A su estilo, el gobernador quería que se dividieran para imponer al dirigente del Stuac.

Días después Luis Horacio Salinas me invitó a platicar con Xicoténcatl y José Ángel, pues según él no quería que se pelearan con Martínez Veloz, “porque finalmente todos perderían”. Lo cierto es que Luis Horacio quería que los suyos se quedaran “con todas las canicas”. Pero de algo me sirvió esa plática, pues decidí apoyar a Martínez Veloz, que siempre mostró madurez en los acuerdos. Jimmy me dio el nombre de su candidato: José Guadalupe Santiago, un arquitecto que no conocía, pero Jimmy quería hacerlo dirigente sindical.

Días antes de celebrarse el Congreso sindical para elegir a los nuevos dirigentes, el gobernador me invitó a su casa para preguntarme: ¿Conoce a Mavi Flores?, y antes de contestarle apareció doña Elsa Hernández, saludó y estando presente le pregunté a JFR: ¿Por quién me preguntaba? -Por el que usted cree que ganará, me contestó. José Guadalupe Santiago, le dije, es el candidato de Jimmy. “Bueno, ese será”, concluyó. Me despedí, antes que JFR sugiriera a la otra persona.

El 27 de junio de 1984, José Guadalupe Santiago ganó las elecciones, y 15 días después la Junta de Conciliación y Arbitraje reconocía al nuevo Comité sindical del Stuac. Pocos días después, José Guadalupe Santiago, a quien nunca había tratado, en una reunión etílica con tres de sus incondicionales planteó: “Nosotros somos los dirigentes del Stuac, a partir de ahora ya no debemos hacerle caso a Robledo ni a Jimmy”.

Finalmente, José Guadalupe Santiago y su Comité no terminarían su periodo sindical, fueron destituidos del Stuac acusados de haber gastado los dineros del sindicato en francachelas y viajes de placer “lunamieleros”. José Antonio Valdéz Bazaldúa, afín a Xicoténcatl, fue el sustituto.

Durante su gestión sindical, José Guadalupe Santiago ordenó una auditoría a los manejos contables de sus antecesores. De acuerdo a los resultados de la Auditoría se encontraron desfalcos por 30 millones de pesos, pero nunca se procedió en contra de los responsables: Octavio Orellana Wiarco y Manuel Estrada Villarreal. Jesús Ochoa Ruesga tampoco ordenó la auditoría del manejo del presupuesto universitario que Villegas Rico realizó durante sus seis años como Rector.

Por su parte, Ochoa Ruesga continúo nombrando a sus cuates como funcionarios de la UAC: A Daniel Héctor Saldívar (relacionado con Luis Horacio Salinas) le dio la Tesorería de la UAC, a Roberto Orozco Melo lo metió en la nómina universitaria como su “asesor”, a Octavio Olvera Martínez (el principal encubridor de la corrupción villeguista) lo ratificó como Contralor de la UAC, y a Urbano González Santos lo hizo Oficial Mayor. Xicoténcatl Riojas se convirtió en director de Planeación y Mario Valencia Hernández ocupó la Coordinación de Extensión Universitaria.

Por nuestra parte, en “El Sol del Norte” denunciamos el oportunismo de los que supuestamente querían dignificar a la UAC. En respuesta a nuestros señalamientos, tres meses después Ochoa Ruesga dio a conocer los resultados de una auditoría sobre el último año del rectorado de Villegas, en donde salieron desfalcos millonarios: 80 millones de pesos en el área de recursos físicos y 280 millones de pesos en Difusión Cultural y en adquisiciones de la Unidad Torreón.

Los responsables visibles de esos desfalcos eran: Juan Manuel Carrillo (ex Director de Ingeniería Civil), Rodolfo Castro (ex Coordinador de la Unidad Torreón) y Enrique Huber (Ex Director de Planeación). Pero los principales responsables eran: Villegas Rico, el tesorero Francisco Javier Valdés y el Contralor Octavio Olvera Martínez. Enfrascados en la lucha por la Rectoría, ninguno de los dirigentes del Movimiento Pro Dignificación de la UAC se interesó por las raterías villeguistas.

“Catón” presionaba para que las elecciones fueran lo más pronto posible, pues su popularidad se había desgastado y no contaba con la simpatía del gobernador. Pero “Catón” ya contaba con el apoyo de los porros villeguistas, aglutinados en el Frente Universitario Democrático.

Por otra parte, a Ochoa Ruesga, a Jimmy y a Xicoténcatl les convenía que las elecciones se retardaran para fortalecer sus planes rectorales. A principios de octubre se reunió el Consejo Universitario con el fin de convocar a elecciones, pero por votación mayoritaria (177 contra 43) se deter- minó que se aplazaran las elecciones para Rector. El 19 de noviembre, Villegas Rico acudió a la Procuraduría a rendir su declaración para aclarar su responsabilidad en los desfalcos de la Auditoría.
Tres días después compareció el ex tesorero universitario Francisco Javier Valdés, quien declaró no saber de los fraudes, asegurando que sólo había hecho lo que Villegas le ordenaba y acusó al ex Director de Ingeniería Civil de ser el verdadero responsable de los ilícitos.

Enmedio de este denigrante espectáculo, “Catón” publicó una carta abierta en Vanguardia, en donde acusaba a Jimmy de estar apoyando a Jesús Ochoa Ruesga, y de utilizar la difamación, la calumnia y la mentira para desprestigiar su imagen. La carta la originó una declaración de Martínez Veloz, dándole posibilidades a Ochoa Ruesga de ser Rector por la vía de las elecciones.

El 14 de septiembre de 1984, murió doña Elsa Hernández, esposa del gobernador. Su deceso fue un duro golpe, pues ella era nuestra aliada en los ámbitos del poder.

Muchos pensaron que lo dicho por Jimmy se lo había sugerido “El Diablo”. Lo cierto es que Martínez Veloz no tenía posibilidades de ser Rector, y no simpatizaba con “Catón” ni con el grupo de Xicoténcatl, es decir de Luis Horacio Salinas; además sentía afecto por Ochoa Ruesga, a quien las sirenas comenzaban a cantarle al oido del Encargado del Despacho de Rectoría.
Martínez Veloz le contestó a “Catón”, acusándolo de traidor y de haber impuesto a Xicoténcatl Riojas en la Dirección de Planeación.

Para agosto de 1984, el candidato oficial para la Alcaldía saltillense ya estaba definido: Carlos de la Peña, entonces Director de Obras Públicas y sobrino político de JFR; pero también la quería Jorge Masso Masso, empresario local asociado con Armando Castilla Sánchez. Era obvio que Carlos de la Peña le aventajaba en el PRI a Jorge Masso, debido a la malquerencia que le tenía el gobernador, quien no lo reconocía como priista, a pesar de haber dedicado parte de su vida al PRI.

En el interior de la UAC los únicos precandidatos eran “Catón” y Jimmy, pero ninguno podía ganar sin el apoyo del otro, aún así nunca quisieron unirse, ambos se rechazaban, su pugna iba más allá de lo político, sus desacuerdos eran ideológicos. Para asegurar la Rectoría, “Catón” se había aliado con los asociados de Armando Castilla y del periódico Vanguardia. Esta estrategia catonista enterró para siempre sus sueños rectorales. Mientras tanto, Xicoténcatl (mejor dicho Luis Horacio Salinas Aguilera) esperaba el momento para colarse.

Por estas fechas se conoció el resultado de la Auditoría que se le hizo al Stuac, arrojando un faltante de 30 millones de pesos, 16 millones de cuotas sindicales no tenían comprobación y 10 millones del Fondo de Defunción no habían sido entregados al nuevo Comité sindical, además de 4 millones de deudas por pagar. Los responsables de los faltantes del Stuac eran: Octavio Orellana Wiarco y Manuel Estrada Villarreal. Pero nunca se actúo contra ellos.

A principios de septiembre, incluí en mi columna periodística a otro precandidato a la Rectoría: Jaime Isaías Ortíz Cárdenas “El Gato”, ex director de Ciencias Químicas y gente de Xicoténcatl. En septiembre de 1984, Adolfo Olmedo Muñoz dejaba la dirección de “El Sol del Norte” por instrucciones de Mario Vazquez Raña, propietario de la cadena periodística, y decidí abandonar las páginas del periódico.

En cuanto a “El Sol del Norte”, periodísticamente había cumplido con las metas impuestas. Olmedo siempre lo mantuvo independiente al poder, y bajo su dirección “El Sol” se convirtió en el periódico de mayor circulación en Coahuila.

Para septiembre de 1984, Luis Horacio Salinas tenía dos meses editando una revista semanal, “Criterios”, a la que nos invitó a Adolfo Olmedo y a mí, y a partir del número 4 de la revista nos incorporamos y nos hicimos cargo de su edición.

El 14 de septiembre, murió doña Elsa Hernández, esposa del gobernador. Su deceso fue un duro golpe, pues ella era nuestra principal aliada en los ámbitos del poder. Sin doña Elsa, mis desacuerdos con JFR se hicieron cotidianos, ya no estaba quien lo aconsejara, ni lo apoyara.

La mención de Ortíz Cárdenas como pre- candidato a Rectoría tiene su historia: cierto día el gobernador nos citó en su casa a Jimmy, a Xicotén- catl y a mí. Allí nos pidió que nos pusiéramos de acuerdo para ver quien de los tres sería el Rector. Me deslinde de inmediato, no reunía los requisitos apenas tenía un año como profesor universitario. JFR insistió, dijo que cambiaría el Estatuto Universitario para que yo tuviera cabida. Rehuí al canto de las sirenas con un rotundo “Yo no juego”.

Xicoténcatl se fue con la finta, y a la salida me dijo que si yo era el candidato del gobernador, me apoyaría a cambio de la mitad de los puestos universitarios, los más importantes. Jimmy dijo que me apoyaría sin condiciones. Les señalé que ninguno de los tres estábamos en el ánimo del gobernador, que quería que nos peleáramos. Nos fuimos a platicar, y fue Jimmy quien propuso que “El Gato” fuera el candidato. Xicoténcatl estuvo de acuerdo, y me pidieron que se lo comunicara al gobernador, a quien se lo dije el 17 de septiembre, que fue mi último contacto cordial con él.
Para entonces, Olmedo y yo estábamos fue- ra de “El Sol del Norte”, doña Elsa había muerto, y mis relaciones con José de las Fuentes se habían agriado, debido a que durante el rectorado de Ochoa Ruesga siempre estuve cuestionando las acciones y omisiones del Rector impuesto por “El Diablo”. Por otro lado, no me interesaba involucrarme en los pleitos tradicionales de los grupos políticos. Me sentía satisfecho con el resultado que tuvo el movimiento contra Villegas Rico, y en la UAC no había razones para pensar en un posible cambio, la política universitaria había caído en pocos meses en la simulación y la demagogia. El objetivo de los dirigentes grupales era el poder por el poder mismo. No tenían proyecto.

El 26 de noviembre se reunió el Consejo Universitario, y decidió que el Primero de marzo de 1985 se llevaran a cabo las elecciones de Rector. Con esto se determinó el fin del interinato de Jesús Ochoa Ruesga, quien se encargó del Des- pacho de Rectoría poco menos de diez meses, del 17 de mayo de 1984 al 13 de marzo de 1985, fecha en que entregó la Rectoría a Jaime Isaías Ortíz Cárdenas que le ganó las elecciones a “Catón” con el apoyo de Jimmy y Xicoténcatl Riojas…

(Continuará).
Las elecciones municipales…