Pascacio Taboada Cortina.
*En todo el mundo hay 821 millones de personas pobres y desnutridas
*En México, más de 50 millones subalimentados
*Las organizaciones del sector social, “duermen el sueño de los justos” y, la única del sector privado, intenta convertirse en mercader de enervantes
Los tiempos actuales se caracterizan por proponer políticas y estrategias absurdas o totalmente fuera de lógica. Esto, a propósito de declaraciones de Bosco de la Vega, dirigente del Consejo Nacional Agropecuario, en el sentido de que “el cultivo y procesamiento de la mariguana, pueden ser la solución para la crisis del agro mexicano”.
El dirigente del CNA, que representa a más de 200 organizaciones estatales y regionales, no sólo de productores
de granos, hortalizas y frutales, sino de alimentos pecuarios de todo tipo, desde huevo, leche, carne para consumo nacional y de exportación, dice que “la única garantía es que –el cultivo de mariguana—va a ser mucho más exitoso que producir granos”.
En pocas palabras, cuando un niño o niña tengan hambre, si ya no se produjera maíz, frijol, arroz y trigo en este país, sólo se les podrá ofrecer “una tortilla de mariguana”. Pero, personas con este criterio, deberían dar la recomendación completa. Si hablamos de mariguana en tiempos actuales, para el futuro tendrían que ir pensando en la “receta del Fentanilo”. Es decir, no se hablaría de un cultivo agrícola, sino de un producto químico de efecto letal.
No deja de inquietar una declaración formal de esta naturaleza, sobre todo del dirigente de la única organización privada de productores, industriales y exportadores de alimentos, capaz de poder llevar a la práctica una recomendación “de bote pronto”, cuando las organizaciones campesinas del sector social, “duermen el sueño de los justos” en espera de oportunidades, o de que las cosas cambien.
La única sugerencia para estos productores y futuros mercaderes de enervantes, es que deberían reflexionar si estarían dispuestos a convivir con personas dependientes o consumidores consuetudinarios de enervantes, como actualmente ocurre en Tepito, en Polanco o en la Guerrero, en condominios de muchos pisos o en zonas habitacionales donde por abajo, por arriba y por todos lados y a todas horas, hay que respirar el clásico aroma de la mariguana y otros embrutecedores.
Hay más hambre que ganas de ser mariguano
El espíritu de desterrar el hambre de los mexicanos, parece que se dejará para otra ocasión u otra administración. Se sabe que en México el 50 por ciento de los habitantes padece, en algún grado, por desnutrición. Sin embargo, para el Gobierno Federal esta situación no parece preocuparle.
En la actualidad, México importa alrededor del 40 por ciento de los alimentos que consume. Estos volúmenes son crecientes cada año y esta tendencia va en contra de las sugerencias y recomendaciones de Naciones Unidas y de la FAO, en el sentido de darse un límite máximo de dependencia alimentaria, del 25 por ciento, con la advertencia de que, de no corregirse, habría problemas sociales.
Esto recuerda un pasaje de la historia de la Revolución Francesa, en 1789, cuando la reina María Antonieta preguntaba a sus súbditos a qué se debían las protestas gritos del pueblo en las calles, le contestaron: “el pueblo tiene hambre”. Y ella contestaba con dejadez: “que les repartan pasteles”.
En el mundo hay 821 millones de personas pobres y desnutridas, de acuerdo con información de la Organización de las Naciones Unidas y, como van las cosas en nuestro país, el problema de la falta de alimentos continuará, sin esperanzas de que, en el corto plazo, mejoren las condiciones socioeconómicas y alimentarias; de productividad agrícola y de distribución de granos alimenticios.