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Vagabundo

Oliverio Ascascius.


Cuando te encuentro en mi camino
echado como un perro por las calles,
sin deseos de vivir
y únicamente esperando
el carro de la muerte.

Cuando veo tu desnudez
que toma con indiferencia
las embestidas gélidas del invierno.
Cuando veo tu rostro inescrutable
y tus huesos pegados al cuerpo;
me pregunto,
¿Cuál será tu historia?
¿de dónde vienes?
¿qué causó tu estado miserable?
¿quién es el culpable de tu muerte lenta?
muerte que es como una bofetada
en el rostro de la vida,
y que cae como agua helada
en el alma de los profetas.

No sé si llamarte hombre o llamarte perro.
¿O somos nosotros perros
que ignoramos que también fuiste hombre?
Dinos, perro- hombre,
¿dónde está tú vida?
Que aunque tu cuerpo y apariencia
hablan a gritos de ella,
queremos escucharla de tus labios.
Tal vez nos des una lección
que aún no hemos aprendido