México: Una apuesta de riesgo en su conducción nacional

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Luis Fernando Hernández González.

Como anillo al dedo, “Nosotros estamos pensando incluso que será un modelo a seguir para otros países, porque estoy viendo que se está derrumbando el modelo neoliberal, el coronavirus precipitó la caída de un modelo fallido, por eso la crisis mundial en todo sentido porque no es posible que afecte tanto una pandemia “
Andrés Manuel López Obrador.

Para el presidente López Obrador, lo llamados de distintas posiciones del cuadrante del pensamiento le son ajenos, toda vez que él, está enfrascado en su pensamiento y en su concepción de ver las cosas a su manera, poco le importa lo que piensen y perciban los demás, pues el confía a ciegas en su bono electoral democrático que la ciudadanía electoralmente le entregó en las urnas en la elección del 2018.

Es su soberbia potencializada de superioridad, lo que le provoca un trato distante y despreciativo de todas aquellas personas que le interfieren o generan crítica ante sus hechos y acciones, provocando por parte de él, un reproche e insulto escudado bajo su reducido y ya desgastado criterio, al ser acusado por sus palabras de deshonestos, corruptos, conservadores, aliados del pasado y promotores del neoliberalismo.

Por esa razón, los soberbios como ahora el presidente, no admiten observación y corrección de nada ni de nadie, ellos lo saben todo, al ser personas de una personalidad que se manifiesta en sus acciones y desplantes con un sentimiento de superioridad frente a los demás, provocando un trato distante o despreciativo hacia todos aquellos que invaden su zona de confort en sus discernimientos, juicios apriorísticos e insensateces.

El perfil del soberbio se caracteriza por una actitud prepotente, arbitraria y despreciativa hacia los demás. Las personas soberbias no suelen aceptar sus errores y siempre tienen argumentos para justificarse. Podemos decir que la persona soberbia, padece de inmadurez, ya que su comportamiento y el de los niños pequeños es prácticamente igual, con esto nos damos cuenta en qué dirección y conducta de liderazgo nos encontramos en este México que le obscurece la realidad, bajo signos enigmáticos de sentido y rumbo en el transitar como sociedad y como nación.

Los mexicanos lo vemos en el plano de la seguridad, en los aspectos de salud, la aplicación de la justicia, la persecución fiscal, las composturas laborales, en el manejo de la gobernabilidad y ahora en los factores económicos de nulo crecimiento, generando un manejo de fondos y fideicomisos financieros discrecionales que lesionan y acaban con medidas de solvencia y respaldo para eventualidades financieras de la nación.
De ahí por qué el llamado firmado el pasado 03 de abril de este 2020 de personajes políticos, intelectuales y activistas sociales que plantean a la autoridad del país representada por López Obrador, permita la elaboración de un acuerdo que apruebe enfrentar la crisis económica por la que transita el país, y para atacar frontalmente la epidemia de coronavirus y sus efectos sociales en la población de la nación.

Su llamado lo sintetizan al plantear que “es vital actuar con rapidez y contundencia, no sólo en el plano sanitario, sino también en el económico. Esto requiere un replanteamiento profundo de las metas y parámetros del programa económico 2020 formulado hasta este momento”, solo así, podrá el Estado Mexicano poner en marcha una respuesta a la altura de los retos que enfrentamos, para de esta forma convocar a los actores económicos y sociales bajo un acuerdo nacional que permita superar la crisis, para una nueva etapa de crecimiento y prosperidad.

Por otra parte, el resumen económico planteado el pasado domingo en lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador llama su 5º Informe a 15 meses de iniciada su gestión, en un plan de emergencia económica, decepciona a los empresarios al considerar que no es suficiente, pues no ha ofrecido ningún apoyo financiero a miles de empresas de diversos tamaños que están en riesgo de colapsar, debido al freno de la demanda local e internacional, en donde se vislumbran las imágenes de recesión económica, con paros de empresa, cesantías laborales de trabajadores y carencia de consumo en el mercado.

En el mismo discurso pronunciado el domingo pasado en el patio central de Palacio Nacional completamente vacío, el presidente reiteró su estrategia. No habrá cambios. Su convicción es que lo que ha hecho está correcto, y por lo mismo perseverará en esa estrategia.

Usted que opina amigo lector, en la mente de López Obrador está o no la estrategia del neo-estructuralismo, el fin del capitalismo al buscar comprender las contradicciones del capital como conjunto de vectores dinámicos que ordenan las fuerzas primordiales del comportamiento estructural de las sociedades capitalistas en los múltiples aspectos de su organización social, económica y política. Esas contradicciones, que David Harvey clasifica en fundamentales, cambiantes y peligrosas, son las que configuran el presente de nuestras sociedades y las que marcan el horizonte de su transformación, En su opinión, los movimientos sociales y las fuerzas políticas que luchan por construir un mundo no organizado por la barbarie y la catástrofe, solo pueden alcanzar unas condiciones mínimas de eficacia si parten de un diagnóstico certero de cuáles son las fuerzas que conforman el estado actual de las cosas.