El viacrucis apenas comienza

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José Guadalupe Robledo Guerrero

En México estamos por empezar la tercera fase de la pandemia del Coronavirus, la que según el gobierno federal es la fase de máxima transmisión, y de mayor cantidad de casos de contagio, en donde el riesgo principal es que se sature el sistema nacional de salud, que de por si se encuentra en una lamentable situación, producto de los malos gobiernos que hemos padecido.

Por tal razón, el principal reclamo de los médicos y enfermeras en todo el país, es la carencia de equipos de protección, de protocolos de atención a pacientes con Covid 19, y de pruebas suficientes para detectar el padecimiento, pero hasta la fecha poco o nada ha hecho el gobierno federal por resolver esas necesidades de la salud.

Apenas el pasado 30 de marzo, en plena fase dos, se informaba que se habían comprado 2,500 respiradores, que llegarán a nuestro país en mayo o junio próximos… si bien nos va.

Pero eso no es todo. Hay otra gran preocupación que aflige a los mexicanos concientes de la situación: los estragos de la epidemia en la economía nacional. A la fecha, las cifras oficiales informan que en tres semanas (contadas a partir del 13 de marzo) se han perdido 346 mil empleos, más de los que se crearon en 2019 en el gobierno de López Obrador.

Sin embargo, parece ser que para ninguno de estos problemas nacionales, la crisis sanitaria y el problema económico que se avecina por el Coronavirus, hay planes para contrarrestarlos.

Aún cuando López Obrador ha dicho que nada le impedirá seguir con su proyecto de los programas sociales, el tren maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía (Felipe Ángeles), los mexicanos creyeron que en su informe de actividades del pasado 5 de abril, el presidente daría a conocer un plan de reactivación económica para tratar de remontar desde ahora los efectos nocivos del Coronavirus en la economía.

Pero nada de esto sucedió, López Obrador sólo dio un recuento de sus programas sociales, se negó a escuchar a las voces que le sugerían dar estímulos a las pequeñas y medianas empresas para salvaguardar los empleos, como posponer el pago de impuestos y las cuotas obrero patronales por dos meses, pero no lo convencieron.

Por otra parte, en lugar de privilegiar la unidad y la participación nacional, el presidente continúo con sus acusaciones a los medios de comunicación y a algunos de sus periodistas críticos, acusándolos de tergiversar la información.

Lo cierto es, que cada día más mexicanos desconfían de las cifras que nos da el gobierno federal, intuyen que hay maquillaje informativo, debido a que AMLO, la partidocracia y los grupos de poder económico han politizado estos temas…