Mis sexenios (23)

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

El despido de Jimmy y más del sexenio delasfuentista

Desde que tomó posesión como Rector de la UAC, uno de los principales objetivos de Jaime Isaías Ortiz Cárdenas -además de enriquecerse- fue deshacerse de Jaime Martínez Veloz, que se lo había impuesto el gobernador como Secretario General. Bastaron menos de dos meses para que Jimmy le diera al “Gato” el pretexto que necesitaba.

Una vez que las nuevas autoridades universitarias tomaron posesión de sus cargos se inició el oportunismo peticionista de los que aprovechando las diferencias entre “El Gato” y Jimmy, se acercaron a las partes para obtener chambas, apoyos y prebendas. Esto benefició momentáneamente a Jimmy, quien se convirtió en el funcionario más visitado de la administración universitaria, pero al final lo perjudicaría.

Una vez que tomó posesión, Martínez Veloz me invitó a platicar. La cita fue en su oficina de Rectoría, y me anuncié con la recepcionista que me dio una ficha con el número 64 y me pidió que esperara mi turno para la audiencia. Sonreí de buena gana, la empleada ignoró que me había citado su jefe y abandoné el edificio de Rectoría. A Jimmy lo esperaban personas de las colonias populares, estudiantes y buscachambas que hacían fila, mientras que para entrevistarse con “El Gato” sólo había un par de personas esperando.

En el momento que me retiraba, Jimmy me vio y me invitó a pasar a su despacho. Inicié la charla riéndome de la chusca situación y le dije: “¡Turno 64! Ni en Cuba hubiera hecho fila para recibir los alimentos”, y le hice ver lo riesgoso que era opacar a la “máxima” autoridad de la UAC con una audiencia muy superior a la que tenía el Rector, pero en lugar de reconocer su error político, Jimmy se quejó del bloqueo que le hacía “El Gato”, Xicoténcatl Riojas y “La Pelleja” (José Ángel Reyes), con quienes tenía serias diferencias. No se querían.

Esta situación originó que Jimmy fuera el blanco de las intrigas cortesanas, que en mes y medio lograron que Martínez Veloz decidiera enfrentarse al Rector, dándole la justificación que necesitaba para correrlo de la Universidad, y de paso apoderarse de toda su estructura.

Jaime Martínez Veloz fue acusado de utilizar los recursos de la UAC para apoyar a los que le pedías ayuda y de filtrar información a Vanguardia sobre la corrupción en la universidad.

Jimmy me había citado para proponerme que me convirtiera en su asesor con un sueldo en la nómina universitaria. No acepté, pero le dije que podía contar conmigo cuando me necesitara.

El conflicto entre Martínez Veloz y “El Gato” se fue haciendo cada día más enconado. Por esos días, Xicoténcatl Riojas me dijo los motivos del pleito. Según él, Jimmy se había dedicado a utilizar los recursos de la UAC en ayudar a todos los que le pedían para pagar la luz, el agua o enterrar a sus difuntos. 

También acusó a Martínez Veloz de filtrar información de la Universidad al “Gordo” Castilla, propietario del periódico Vanguardia, que había publicado algunos casos de corrupción, como el caso del chofer del Rector que había alterado unas notas al comienzo de la “administración” del “Gato”. Le comenté a Jimmy lo que me había dicho Xicoténcatl, pero negó lo que todos sabíamos.

Mes y medio después, (6 de mayo de 1985), Martínez Veloz me citó de nuevo para decirme su idea de organizar una marcha de protesta universitaria que saldría de Torreón a Saltillo y que él encabezaría para demandar un pliego petitorio:

1.- Elecciones del Director de Asuntos Académicos, del Director de Planeación y del Tesorero. 2.- Referéndum para el coordinador de la Unidad Torreón, Jesús Sotomayor Garza (a) “El Pájaro” (ligado al porrismo lagunero). 3.- Expulsión de Manuel Landeros, Coordinador de Fomento Deportivo de la Unidad Torreón. 4.- La exigencia de los resultados de la auditoría practicada a Villegas Rico. 5.- La consignación penal de los responsables del fraude universitario. 6.- Que el Subsecretario de Gobierno, Rodrigo Sarmiento Valtier sacara las manos de la Universidad.

Le comenté que su decisión era un error, porque les daría a sus enemigos el pretexto que necesitaban para correrlo de la UAC. Jimmy no escuchó, estaba convencido que sus “amigos” y simpatizantes lo seguirían, no consideraba que ya habían conseguido chamba, y la cuidarían.

Le recomendé que hablara con el gobernador y pidiera su intervención, pues finalmente a quien querían echar de la Universidad era al recomendado de De las Fuentes, pero no lo hizo y se lanzó a la aventura y a la derrota.

Al día siguiente, Jimmy le dio a conocer a la prensa su plan y sus inconformidades: acusó a Xicoténcatl Riojas de haber financiado la división en el STUAC para apoderarse del sindicato, sin mencionar que su “dirigente” José Guadalupe Santiago había instaurado una grosera corrupción interna. Denunció la injerencia del subsecretario Rodrigo Sarmiento Valtier en la política universitaria, haciéndolo responsable de la desestabilización de la UAC y señalándolo como el manipulador del “Gato”.

El 8 de mayo salió de Torreón la marcha anunciada y la prensa publicó algunas respuestas a las declaraciones del Jimmy: Rodrigo Sarmiento manifestó su “irrestricto respeto a la autonomía universitaria”, y aseguró que no había ingerencia del gobierno estatal en los asuntos internos de la UAC. Jaime Isaías Ortíz desmintió que hubiera grupos externos disputándose el poder de la Universidad, y el Coordinador de la Unidad Torreón, Jesús Sotomayor “El Pájaro” se sumó al coro manifestando su desacuerdo con la marcha.

24 horas después de iniciada la marcha, “El Gato” destituyó a Martínez Veloz de la Secretaría General y a Mario Valencia de la Coordinación de Difusión Cultural. Al mismo tiempo nombró a sus relevos: al oportunista Germán Froto Madariaga como Secretario General y a Armando de la Peña Rodríguez como Coordinador de Difusión Cultural.

Ese mismo día, un grupo de trabajadores destituyeron al Comité Ejecutivo del STUAC comandado por José Guadalupe Santiago y nombraron uno nuevo encabezado por José Antonio Valdés Bazaldúa, incondicional de Xicoténcatl Riojas. Se hacía realidad lo que 72 horas antes yo le había advertido a Jimmy.

Curiosamente, a pocas horas de iniciada la marcha, los organizadores la suspendían, argumentando que se haría una concentración universitaria en Saltillo el 13 de mayo. Me mantuve al margen del conflicto, desde el principio me parecieron raros tantos “yerros” y confusiones, hasta parecía que todo se había organizado para perder. Lo que tanto había costado conseguir, Jimmy lo perdió en mes y medio.

Días después, dos acciones desesperadas reavivarían el conflicto. Una, la toma de las oficinas de Difusión Cultural por los 32 trabajadores que laboraban en esa dependencia y dos, la toma de las oficinas del STUAC por un grupo de sindicalistas afines a José Guadalupe Santiago, ambos grupos habían sido enviados por Mario Valencia y Martínez Veloz.

En la toma de las oficinas sindicales se “secuestró” a José Antonio Valdés Bazaldúa, Secretario General impuesto por Xicoténcatl Riojas. Ante la presión, Valdés Bazaldúa firmó su renuncia, pero luego -con la asesoría de su patrón- anunció que seguiría al frente del STUAC, pues su renuncia no era válida, porque la había firmado bajo presión. Valdés Bazaldúa se quedó al frente del sindicato, pues tuvo el apoyo de gentes cercanas al Jimmy. Otra vez el oportunismo, por eso el grupo de Jimmy nunca fue confiable.

Por esos días, a propuesta de Francisco Navarro Montenegro, hicimos un intento con el gobernador para reinstalar a Jimmy, pues éste se lo había pedido a Navarro. Hablamos con De las Fuentes. Le hicimos ver la conveniencia de que se reinstalara a Jimmy para conservar el equilibrio político y evitar conflictos. El gobernador se mostró refractario a la petición, no ocultó su desacuerdo, pues según él estaba dolido por las declaraciones que Jimmy había hecho, acusando a su gobierno de inmiscuirse en la UAC. Pero aceptó analizar el caso. “Vengan mañana y traigan al Jimmy”, fue su respuesta. Para mí ya estaba claro que Martínez Veloz había sido despedido con la anuencia de “El Diablo”, de allí la prepotencia del “El Gato”.

Por eso le dije a Navarro que no los acompañaría al día siguiente. Le pedí que pusiera al tanto a Jimmy de lo hablado con el gobernador. Me desligué del problema, y no supe lo que pasó al día siguiente. Pero días después, De las Fuentes me comentó que el Jimmy no había acudido a la cita, y que horas después le había solicitado audiencia. Según el José de las Fuentes, Martínez Veloz no quería regresar a la Universidad y le pidió que lo ayudara económicamente para realizar algunos estudios urbanos. 

Estaba claro que Martínez Veloz había sido despedido con la anuencia de José de las Fuentes, de allí la prepotencia del “Gato”.

De las Fuentes aceptó apoyarlo, según el gobernador, Martínez Veloz recibió financiamiento para que varias decenas de universitarios fueran a darle “solidaridad” a los habitantes de Ciudad Guzmán, Jalisco, que por aquellas fechas padeció un temblor que destruyó casas y edificios. Allá se pasaron semanas los solidarios universitarios. Jimmy escogió esa salida para sanar las heridas de su derrota, evadirse de su responsabilidad política y abandonar para siempre la UAC.

Posteriormente se dieron a conocer los informes sobre la deshonesta gestión sindical de José Guadalupe Santiago Alvarado, quien no pudo comprobar en qué se habían gastado alrededor de 33 millones de pesos, y ante la posibilidad de que lo metieran a la cárcel por el desfalco cometido, optó por conservar su chamba en la UAC y dejó de insistir en sus protestas sindicales. Ese era el “dirigente” que Jimmy siempre protegió.

Luego de su despido, Jaime Martínez Veloz se quedó solo. Nadie quiso seguirlo en su aventura, porque se habían encariñado con la chamba, y poco a poco sus interesados seguidores se fueron disciplinando al poder del “Gato” y su pandilla, ya nada ni nadie evitaría los saqueos.

Por aquellos días Jimmy me dió una carta escrita de su puño y letra y dedicada a mi fraternal solidaridad, “porque tu siempre me has apoyado sin condiciones y sin pedir a cambio nada”. En su escrito calificaba a sus compañeros de “culeros” y los acusaba de que “sólo me siguen cuando tengo algo que darles o repartirles”. 

Aquello fue lo último que hizo Jimmy como universitario, jamás retornaría a la UAC. Años después se enrolaría como funcionario público en el gobierno de Eliseo Mendoza Berrueto, y nada dijo cuando EMB violó el Estatuto Universitario al imponer a Remigio Valdés Gámez sin llenar los requisitos legales. Por ese entonces (abril-mayo de 1985) Eliseo Mendoza Berrueto ya andaba en campaña para diputado federal con el cursi sobrenombre de “El caballero de la política”. Fue líder de la Cámara de Diputados y luego gobernador, porque -según se afirmaba- pertenecía a la misma cofradía de homosexuales que el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado. Por eso, Óscar Flores Tapia se refería a Eliseo y a otros semejantes como el “Nalgas Polveadas”. 

Por mi parte seguí haciendo periodismo, criticando la actitud intolerante y represiva del Rector y de su pandilla de colaboradores. Debido a esto, en cierta ocasión Xicoténcatl Riojas me dijo como justificación, que Martínez Veloz se había convertido en el funcionario más derrochador de la UAC, pues a colonos y a dirigentes de los partidos de oposición les proporcionaba dinero de la Universidad para que hicieran política.

Según Xicoténcatl había infinidad de recibos firmados por el Jimmy que autorizaban apoyos económicos para “viajes de estudios”, movilizaciones, libros, colegiaturas, asistencias, etc. Además de un titipuchal de notas que amparaban los gastos que Jimmy realizaba en sus actividades de proselitismo político.

De todos modos, Martínez Veloz se coló a la “administración” de Mendoza Berrueto como director del programa “Vivamos Mejor”, puesto que desempeñó durante tres años.

El pretexto de Martínez Veloz para separarse del gobierno de Eliseo, fue que no lo quiso hacer diputado local. Pero lo cierto es que en “Vivamos Mejor”. Jimmy se relacionó con Carlos Rojas Gutiérrez, quien lo envió como Subdelegado de Solidaridad a Baja California Norte. Allá en Tijuana vivió de cerca el asesinato de Luis Donaldo Colosio en marzo de 1994, pero esa es otra historia que comentaré en su momento.

En abril de 1985, se denunció al mayor Jorge Udave González, Director de Policía y Tránsito del Estado, de haber cobrado un cheque de 60 millones de pesos por dejar escapar al narcotraficante Rafael Caro Quintero. Esa vez, JFR me invitó a su despacho. Me preguntó mi opinión sobre el escándalo en que estaba envuelto su amigo, el mayor Udave. Y le sugerí, que si el jefe policiaco era inocente, lo mejor sería que pidiera licencia mientras aclaraba su inocencia, para que no perjudicara a su gobierno.

Al “Diablo” le pareció “excelente” la idea y me pidió que se la dijera al Mayor Udave. “Vaya con él, lo está esperando”, me dijo. Acepté ir, y en su despacho, el mayor Udave recibió mi sugerencia. Yo tenía una relación amistosa con él, desde que supe que durante los meses que duró mi crítica periodística a Villegas, el mayor Udave había dado instrucciones para que vigilaran mi casa y me cuidaran discretamente, cosa que nunca pedí, pero que le agradecí en su momento.

El mayor Udave fue receptivo y me dijo: “Creame, no estoy involucrado con el narcotráfico, porque de esa actividad uno sólo puede salirse con los pies por delante”. Udave pidió licencia y poco después fue exonerado de la acusación y retornó a su cargo, y al mismo tiempo se filtraba el rumor de que el dirigente del PARM, Jorge Masso Masso pondría en venta su hotel “La Torre”, que tiempo después compraría Marcos Espinoza Flores, y ahora no sé quién es el propietario.

(Continuará).
Eliseo y otros en la revista Criterios…