¡Hipócritas y descarados!

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Profesor Evaristo Velasco Álvarez.

Iglesia Católica sin prejuicios contra gobierno de AMLO

México, como todos los países latinoamericanos, caribeños y en todo el orbe, hemos sido víctimas de los irrefrenables e insatisfechos deseos de apoderarse de las voluntades y riquezas del mundo, sin importar raza, ni credo, ni edad, ni posición social, ni estatus educativo… Sin importarles nada que no sea riquezas, como si se las fueran a llevar cuando el tiempo haga su labor y desaparezcan físicamente e individualmente de este mundo. Los altos prelados de la iglesia católica mexicana, descaradamente hacen su aparición pública a exigir que “el señor Andrés Manuel López Obrador, renuncie al ejercicio de su mandato constitucional”.

Alegan que el pueblo está sufriendo mucho por la pandemia y que encima de ello sufren las “intransigencias de un loco”, que hace y deshace locuras, repartiendo los recursos económicos sin ton ni son, cuando los empresarios están “colapsando” y requieren del apoyo del gobierno para rescatar sus empresas. ¿Pero es que no se percatan que lo que están pidiendo es que el país (o sea nosotros los que pagamos impuestos), quede endeudado? Como cuando el famoso latrocinio del FOBAPROA, en que Zedillo nos endilgó una cantidad billonaria (millones de millones), para entregarles dinero a los bancos y a las empresas que requerían de ello.

Durante toda la vida los señores sacerdotes (con sus muy contadas excepciones), han estado de parte de los poderosos y en contra del pueblo, esquilmando hasta el último aliento de los pobres, y siempre de parte de los poderosos. En una canción de protesta de los 60’s dice: “Yo no conozco a Dios, pero si les aseguro que esta noche está cenando en la casa del patrón”.

Y según la historia en el gobierno de Benito Juárez se les logró arrebatar miles de posesiones que “ESTOS ANGELITOS” tenían (ranchos, edificios, haciendas, muchas fincas), que para que Dios pudiera venir a vivir en ellos, como si Dios necesitara una casa mejor que el corazón humano. Pero siguen atesorando dineros, títulos y propiedades, porque el pueblo es tan noble que les sigue creyendo sus mentiras y les sigue tolerando sus aberrantes acciones como la pedofilia.

Yo me pregunto: ¿Habrá posibilidades de que los enemigos del pueblo, lobos disfrazados de corderos, dejen de robarnos, de embrutecernos, de engañarnos? Por lo pronto les digo que mejor se dediquen a realizar su apostolado, que es por lo que juraron y se ordenaron sacerdotes, y hagan de su profesión algo verdaderamente digno de elogio, para ¡Que viva México!

velasco_alvarez@yahoo.com