Energías renovables serían soberanía energética de México

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Abigail A. Correa Cisneros.

  • Los recursos naturales deben usarse en favor de los mexicanos y no beneficiar a empresas extranjeras.
  • Para el 2030 las energías renovables adicionarían 24 mil 296.5 MW a la capacidad total y tendrán en conjunto poco más del 32 por ciento de la generación de energía eléctrica total del país.

El crecimiento de las energías limpias es imparable. De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (AIE), éstas representan cerca de la mitad de la nueva capacidad de generación eléctrica instalada en 2014, toda vez que se constituyeron en la segunda fuente global de electricidad, sólo superada por el carbón.

Para 2040 la demanda mundial de electricidad aumentará hasta 70 por ciento. Es imprescindible el desarrollo de las energías limpias para combatir el cambio climático. El acuerdo de Paris, del cual México forma parte, busca reducir la temperatura media global y evitar que esta supere 2°C respecto a los niveles preindustriales.

México brinda servicio eléctrico a 128 millones de mexicanos, que habitan en dos millones de kilómetros cuadrados, y que ha alcanzado el 98.7 por ciento de cobertura del servicio, según la Secretaría de Energía (Sener). Además, la capacidad instalada de generación de 80,000 MW supera en 30,000 MW a la demanda máxima instantánea del Sistema Eléctrico Nacional, que en la semana 26 de 2019 alcanzó un total de 50,000 MW.

Sin embargo, la generación de energía mediante un sistema basado en tecnologías renovables dista de ser el idóneo. La Sener detalla que la capacidad instalada de energías intermitentes fotovoltaicas y eólicas en operación, alcanzó el 11.86 por ciento de la capacidad instalada al 31 de diciembre de 2019. La capacidad instalada efectiva y en pruebas de Subastas de Largo Plazo tiene un avance del 67 por ciento de instalación al 26 de enero de 2020, y continuará con su programa durante el presente año y el siguiente.

El mes pasado, organismos que impulsan la energía renovable, expresaron molestia luego de que el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), órgano regulador de la red eléctrica en México, emitió un fallo que impedía que docenas de nuevas plantas de energía renovable se conectaran al sistema. Esto debido a que el gobierno mexicano considera que los contratos entregados a empresas canadienses y europeas son ventajosos para estos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que el plan que se tenía marginaba del mercado de energías renovables a la CFE para dejar todo en manos de particulares. Los más afectados, como siempre, son los más pobres. En los terrenos donde se levantaron plantas eólicas hace unos años, se dañaron muchas comunidades.       

Por otra parte, las cifras que muestra la Agencia Internacional de Energías Renovables son prometedoras y los gobiernos internacionales deberían enfocarse en este tipo de energía porque impulsarla hasta en 36 por ciento para el año 2030, es decir, duplicar la cuota, supondría un crecimiento adicional a nivel global del 1,1 por ciento ese año (equivalente a 1,3 billones de dólares), un incremento del bienestar del 3,7 por ciento y el aumento del empleo en el sector hasta más de 24 millones de personas, frente a los 9,2 millones actuales.

En este sentido, México debe explotar sus recursos sin dejarlo en manos de compañías extranjeras, pero debe hacerlo bien, sin afectar a las comunidades, porque al final de cuentas terminarán haciendo lo mismo que con el petróleo nacional. Expertos sostienen que la energía renovable es la clave para lograr la soberanía energética de nuestro país.

Pero la desigualdad sigue imperando entre los mexicanos. Más del 40 por ciento de la población carece de recursos energéticos necesarios para atender necesidades básicas. Los gobiernos pasados apostaron por la energía fósil y esta línea parece mantenerse en la administración de López Obrador. El petróleo es cada vez más escaso, con menos calidad y altamente contaminante, pero sigue siendo la mayor fuente de energía y de economía del país.

Se demostró incluso recientemente, con la caída del precio del petróleo apenas comenzó la pandemia de Covid-19.

Hasta 2015, la capacidad instalada de generación mediante energías renovables en México se incrementó 6.6 por ciento respecto al periodo 2014, llegando a los 17 mil 140.4 MW, lo cual representó el 25.2 por ciento de la capacidad de generación total, de acuerdo con el informe Prospectiva de Energías Renovables 2016-2030, de la Secretaría de Energía.

La energía hidroeléctrica y la eólica representan el 80 por ciento de la capacidad instalada en energías limpias. Entre 2005 y 2015, la energía eólica ha presentado la mayor expansión en capacidad instalada con el 104.7 por ciento anual, pero la energía hidráulica presenta la mayor concentración en la participación total de capacidad instalada con fuentes renovables.

De acuerdo con la Sener, para el 2030 las energías renovables adicionarían 24 mil 296.5 MW a la capacidad total y tendrán en conjunto poco más del 32 por ciento de la generación de energía eléctrica total.

La determinación gubernamental que modifica las reglas mediante las cuales se utiliza la electricidad proveniente de diferentes tecnologías en México debe ser revisada, porque permite inconsistencias por parte del órgano que las regularía, la CENACE, la cual ya argumentó en el propio decreto que las energías solar y eólica no son seguras debido a su intermitencia, es decir, a que no generan energía durante todo el día.

Por otra parte, tampoco distingue entre inversión pública o privada para contar con la infraestructura de nuevas centrales, lo cual es un dilema porque toda la infraestructura, o la mayoría, México la apuesta a las energías fósiles.

Durante años los gobiernos prianistas beneficiaron únicamente a empresas extranjeras a costa de pueblos originarios. A los indígenas les arrebataron sus territorios, los timaron para colocar plantas eólicas y lo que debió ser en beneficio de los mexicanos acabó siendo sólo para los empresarios. No sólo pasó en este rubro, lo mismo hicieron en Pemex y hoy vemos como intentan rescatarla.

Hace un par de años, se denunció que, en Juchitán, Oaxaca, las turbinas eólicas colocadas por la empresa Electricité de France en una franja de la costa Sur, estaban derramando aceite. Era una pestilencia, dijeron los pobladores. Lo mismo se reportó en el istmo de Tehuantepec. Las turbinas utilizan aceite lubricante que puede filtrarse si el mantenimiento es insuficiente o hay un mal funcionamiento de los engranajes.

Esta empresa, lo mismo que la española Acciona, presente también en nuestro país, deben llevar a cabo el mantenimiento necesario en los territorios mexicanos de igual manera que se exige en otros países donde sí cumplen las normas.

Es irreal cómo las compañías abusan de los pobladores. La empresa Gas Fenosa, con grandes ventas de gas y energía en México, en un proyecto de tres décadas, destina la cantidad de 6 mil pesos por año a los campesinos que cuenten con una o seis hectáreas de tierra donde se colocan los aerogeneradores.

Los estudios de impacto ambiental en territorios donde se colocaron los parques eólicos que se realizaron hace unos años no destacan las características excepcionales climatológicas del istmo y en cambio afirmaron que algunos poseen un desempeño superior a las instalaciones similares a las de Dinamarca, líder mundial en generación de este tipo de energía.

Pasaron por alto el costo social, cultural y económico para las comunidades que reciben estas obras. No consideraron tampoco el uso que los pueblos originarios hacen de sus tierras, ni menciona sus espacios sagrados, de cultivo ni de convivencia.

Suenan muy parecidos al proyecto del Tren Maya, que sostiene que las comunidades no serán afectadas de forma significativa, no se generará un impacto sobre los indígenas, sobre sus comunidades o su vivienda. Tampoco sobre su riqueza ancestral como las ruinas arqueológicas ni sus territorios paleontológicos, históricos, religiosos y culturales dentro de las áreas donde se realizan los proyectos.

Es preocupante la visión del gobierno de López Obrador en cuanto a estos proyectos porque no sabemos a ciencia cierta si permitirá su crecimiento y si así sucede, de qué manera se hará para no afectar a los pobladores. Ojalá se defina pronto y no quede en el aire como el freno al fracking, que se sigue utilizando pese a que en reiteradas ocasiones el primer mandatario se comprometió a cancelar.

DESDE EL CENTRO

Son 2.4 millones de personas las que se dedican al trabajo doméstico y la mayoría no cuentan con un contrato. La campaña #CuidaAQuienTeCuida busca que los derechos de estas trabajadoras sean respetados… La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) informó que en México se cuenta con un registro actualizado de cerca de 13 mil unidades de empaque y producción agrícola, pecuaria, acuícola y pesquera, certificadas en sistemas de inocuidad para ofrecer a los consumidores, alimentos producidos en óptimas condiciones sanitarias.

abicorrea79@hotmail.com