AMLO ha querido bailar con la boa

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El que hambre tiene en PAN piensa”:
“remix” de un viejo dicho popular

Adolfo Olmedo Muñoz.

Andrés Manuel López Obrador sigue de juguetón y luego de sostener reuniones de “trabajo” con su séquito, para dictar (cual dictador) o decretar el destino de sus oponentes, que según puntualizó en una de ellas, “los mandará a su rancho”, aquel, penosamente célebre por su nombre de “La Chingada”, en caso de que sigan obstaculizando los “planes” de la 4T, poco después se pescó de la boa por el cuello y le dio una buena zarandeada, según él, al exhibir un nuevo “compló” fraguado por un grupo de “conservadores, neoliberales”, que supuestamente se nombraron así: la BOA, (Bloque Opositor Amplio)

Para tal efecto y luego de una cantinflesca dubitativa, decidió dar a conocer un “documento” que, apuntó, llegó a palacio, sin definir cómo llegó, quién lo llevó, quién y cómo lo recibió, si hubo o no acuse de recibo con qué darle un carácter “oficial”.

No, simplemente les llegó y así, fue exhibido y glosado por la representación del nivel más alto de la gobernanza de este país, el presidente de la república, mismo que dio implícito valor “oficial” al poner a su mediocre “jefe de la oficina de comunicación social de la presidencia” a leer el contenido de ese “temerario” documento donde se involucra a destacados periodistas y comentaristas que, dicho sea de paso, inobjetablemente están muy pero muy por encima de su mediocre “Jefe de Prensa” y de él mismo.

En dicho “manifiesto”, creado supuestamente por el grupo que según “informó” se denominan: Bloque Opositor Amplio, (BOA), se da a conocer un plan para debilitar a Morena y ganarle la Cámara de Diputados en las próximas elecciones del 2021 y luego impulsar la revocación del mandato de AMLO en el 2022.

Seguramente, antes de publicarse este comentario, se habrán producido un sin número de reacciones, en todos sentidos, pues la anarquía comunicacional, al igual que la errática política, la enigmática economía, la depauperación de la salud… el peligroso retraso educativo, la psicopatía social se antojan impredecibles a cualquier tipo de posible solución. Todo puede suceder.

Sin embargo, hay algo que urge preguntarnos sobre un futuro inmediato: ¿hay posibilidad de bosquejar algún escenario de participación política, limpio, transparente, comprometido con las verdaderas causas de esta nación?; ¿están dadas las condiciones para un “juego limpio”, sobre todo en el ámbito de la política, supuestamente post partidista?, indefectiblemente ¡no!

Podremos especular un poco sobre la posibilidad de que la derecha de este país (e incluso la extrema derecha) obtengan beneficios de la tragicomedia que ha creado el “amloato”, ahora en juego perturbador (si no es que pervertido) con el (o “la”, vaya usted a saber) BOA.

En medio de esta atonía política, donde se cuentan con los dedos de una mano, los nombres de buenos políticos; inteligentes, sensatos, ¡capaces!, y desde luego `disponibles` se antoja una participación creciente de la sociedad civil, sin que por ello podamos o debamos excluir a los políticos formados, preparados en las tareas de la administración pública que, bajo el estricto escrutinio de esa sociedad civil, les nombren personajes de transparente y honrosa presencia en los diversos campos de las ciencias políticas y sociales aplicadas a la función pública.

Está llegando el tiempo en que volvamos la vista para revisar la cantera disponible, pero para ello, al más puro estilo griego, habremos de acudir a escuchar a los oráculos apropiados. Con sumo cuidado, pues vivimos una era de confusión creada perversamente por intereses, habrá que decirlo con toda objetividad, del llamado “movimiento de regeneración nacional”.

Hasta hoy, ha sido evidente el distanciamiento de la opinión de viejos, pero muy destacados personajes de la política, que han permanecido a la expectativa, en un discreto recato democrático al que no le han hecho justicia las hordas morenistas.

De la misma manera, debemos reconocer que existen personajes de un muy reconocido “colmillo” político, pero que por un sentido muy humano de legítima defensa, han optado por no sacar la cabeza, y menos en esta nueva “era de terror” morenista.

Sin embargo, independientemente de la veracidad del manifiesto del supuesto BOA, es claro que el juego por el poder está tomando nuevos cauces. La popularidad del mandatario nacional no es la misma de cuando predicaba en el mercado de la desesperanza. Sus arengas se han ido desdibujando por la corrosión de su incapacidad para gobernar.

Su visión, lo hemos dicho de diversas maneras, es distópica, destructora, involutiva; sus ideales contundentemente utópicos los desvaneció su inconmensurable tozudez e incapacidad, sobre todo por la forma en que ha pretendido consumarlos. Cayó muy pronto a una distopía que amaga cruelmente el futuro de los mexicanos. Hoy no queda más que adelantar el reloj electoral, para empezar a elucubrar sobre la posible lista de personajes capaces y dispuestos a “ponerle el cascabel al gato”; “tomar el toro por los cuernos” o meter la (o “el”, como se presentaron) BOA en el jugoso juego de la lucha por el poder.

Y los primeros pasos, como en otras cuestiones de nuestro alterado itinerario político, al parecer los ha dado el propio AMLO, como siempre, pretendiendo sorprender, engañar y desde luego, madrugar. Anclado en las más viejas artimañas de la izquierda mexicana, que con frecuencia se hacían (y aun lo hacen) golpear, incluso por sus propios correligionarios, para luego engañar a los bobos que, por lástima, por revanchismo o simplemente por pen… dientes que quieren cobrarse, organizan los desórdenes de donde se nutre la anarquía desestabilizadora beneficiaria de la masa de vividores.

Aun me recuerdo a un tipo, Miguel Castro Bustos, que en los sesentas, en la Preparatoria Uno, El Antiguo Colegio de San Ildefonso, llegaba a alguno de los patios del plantel, con el rostro ensangrentado, pronunciando un discurso incendiario y provocador, acusando la supuesta agresión causada -según él- por los cuerpos de seguridad pública, pidiendo a los “ingenuos” estudiantes que caían en el gambito, que le acompañaran a la calle en jornadas de protesta, para que así creciera un conflicto prefabricado del que sacaría tajada, al menos por unos cuantos pesos como “iguala” de parte de alguna autoridad universitaria o hasta de los partidos políticos que le subvencionaban. Los golpes ¡se los había infringido él mismo!

Nadie me lo cuenta, lo viví, por ello le puedo decir al sedicente presidente que bien se puede volver “a otro hueso con ese perro” (SIC) -sé que el dicho va al revés-, pero por alguna razón, a mí me interesa más como lo puse…

AMLO ha vuelto (otra y otra y otra vez) a querer manipular a las masas, diciéndose víctima de una ofensa, un “compló” o agresión; en el caso que nos ocupa, el mandatario inventó una afrenta de un grupo que “ingeniosamente” lo bautizaron como él (o la) BOA. El fondo, de esta ya desesperada acción es abrir el juego de patadas y golpeteo político, para que saquen la cabeza sus posibles contrincantes en el intrincado escenario político que se aproxima, mientras se dice víctima de un complot que “no le deje cumplir sus compromisos” que anunció en sus interminables campañas.

Una “contramorena” vs. Una “promorena”; “conmigo o sinmigo”, “liberales (¡¿?!) contra conservadores, una polarización que abierta y descaradamente ha confesado, al decir que “para qué tanto partido” … “solo se necesitan dos”, que -dijo- “al final son el mismo”, lo cual, si no me equivoco, equivaldría a un absolutismo, ese que evidentemente le fluye en su ADN.

Los oráculos han comenzado a esbozar orientadoras ideas. En otra ocasión comentaremos lo planteado por Beatriz Paredes, cuyo pasado de luchas sociales es inmaculado, sobre la prudencia de revelar de una manera ligera e imprudente “al pequeño priista que todos llevamos dentro” que nuestro subconsciente social e incluso el inconsciente, guardar con gratitud de los que “aquellos hicieron por nuestro país.

Y alguien cuya prosapia revolucionaria es imbatible, Porfirio Muñoz Ledo, ha sentenciado recientemente -entrevistado por Miguel Marín- que: “Quien polariza, PARALIZA”, y que se ponga el saco a quien le quede.