México es un país sin ideologías, con mucha demagogia y politiquería

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«El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo”.
Eduardo Galeano.

Jorge Arturo Estrada.

Para México serán meses muy duros. Todo cambió súbitamente. Estamos inmersos en un neoliberalismo salvaje, que fue aplicado a rajatabla durante décadas, y que ya no puede ser mejor de lo que era. También, tenemos problemas con un país injusto, agobiado por la corrupción y dividido por rencores incubados desde hace generaciones. Estos conflictos han sido manejados electoralmente con éxito por un personaje que no sabemos si podrá con el paquete. Sus ideas son las de reconstruir un país tercermundista de la era industrial. Entre conflictos y titubeos permanecemos atorados en medio de una pandemia. Estamos rotos y jodidos.

El modelo neoliberal que nos impusieron generó enormes fortunas para unos cuantos. A la par, surgieron oportunidades de poder, riquezas y negocios a la sombra del erario para algunos más. Para el 40 por ciento de la población la pobreza y precariedad económica fue la recompensa del nuevo modelo. Para el otro cuarenta, le recetaron salarios bajos y vidas enajenantes en las fábricas y las maquilas, hacinados en casitas caras en fraccionamientos en los cerros, que tardarán 30 años en pagarse. Aunque con los sueldos y las pensiones de los funcionarios y los magistrados en 3 o 4 meses se liquidarían. Son generaciones completas de oportunidades canceladas. Rumiando rencores ante los excesos. Buscando revanchas.

La situación puede volverse explosiva si la pandemia sigue incrementándose y los hospitales saturándose. Con los millones de desempleados pasando hambre en sus hogares, sin esperanza de ganar unos pesos en el corto plazo. Se podría llegar a situaciones de saqueos masivos. Las semillas están sembradas, con el desfile de jóvenes que destruyen el corazón de la capital y además roban impunemente. 

Ya se consumió la cuarta parte del sexenio de la 4T y entre excusas y culpas llegamos a este momento. Estamos en medio de una pandemia que arrincona a ciudadanos y evidencia gobernantes. Pero también estamos viendo a la clase política maniobrando y construyendo sus circunstancias para la elección del 2021 que renovará la cámara de diputados. Para ellos la pandemia pasa a segundo término, por lo pronto. Ya nos regresaron a trabajar, también nos movilizarán para votar. Ya nos mandaron a la calle y a visitar fondas con los contagios en crecimiento logarítmico.

México es un país sin ideologías, con mucha demagogia y politiquería. Es una herencia priísta. La vieja frase de que “no se debe hablar ni de religión ni de política”, construyó una sociedad apática, desunida y egoísta. Tenemos una larga tradición de acarreados que es tan sólida que es vigente. Por eso es tan importante contar con costales de dinero en época electoral.

Sin acceso a un sistema de educación de calidad, alejados de los libros, forzados a mala televisión y empujados a trabajar a temprana edad, los mexicanos nos volvimos una sociedad individualista, de “Sálvese el que pueda”. A veces una tragedia nos une, otras veces es el futbol del “Equipo Tricolor”, antes era la visita del Papa, son pocas las cosas que generan cohesión social. Algunos anticipan que nos dividiremos en dos grandes bloques, más grandes que el BOA que el presidente “descubrió”, uno de Amlovers y el otro de Amlohaters. Conmigo o contra mí, ya sentenció el tabasqueño.

Sin partido sólido el presidente se ha echado a cuestas la tarea de repetir la magia de hace dos años: hacer ganar la elección a los candidatos mediocres de Morena. La tarea no será fácil. La cuarta transformación llegó con la agenda de construir un país más justo, pero no sabe cómo hacerlo. Casi ninguna medida le cuaja. Algunos señalan que hay demasiado ADN del viejo PRI en sus venas.

Para Morena las elecciones del 6 de junio de 2021 son un asunto nacional, para los demás partidos es asunto local, en manos de gobernadores con cuadros a los que sus números les dan posibilidades. Ya veremos si los números les salen. Las circunstancias mandan. Y en un país convulso los escenarios son difíciles de pronosticar.

Ya se consumió la cuarta parte del sexenio de la 4T y entre excusas y culpas llegamos a este momento

Ese súper domingo electoral será histórico en la era moderna mexicana. El trasfondo de estos comicios generales, empatando fechas, fue romper los cacicazgos estatales. Solamente el enorme Edomex y Durango no tendrán que ir a las urnas este día.

Se elegirán gobernadores en 13 estados. 27 legislatura locales serán renovadas y 28 presidentes municipales. También, la madre de todas las batallas, la renovación de los 500 diputados federales tan indispensables para convertir en ley muchos postulados de la 4T.

En total estarán en disputa alrededor de tres mil 200 cargos de elección popular, entre diputados federales y locales; los 13 gobernadores, los presidentes municipales y sus regidores y síndicos.  Se movilizarían unos 95 millones de habitantes.

En Coahuila, el PRI se prepara para el carro completo en la elección a diputados locales este 2020. Desde hace muchos meses los tricolores la denominaron la Madre de Todas las Elecciones. Consideran que sería la oportunidad de transitar sin sobresaltos el cierre del sexenio y la elección del siguiente gobernador, en el “estado más priista del país”.

Ellos prefieren una elección aislada, localita, con pocos testigos y votantes, organizada por el Instituto Electoral de Coahuila, dirigido por la inefable Gabriela de León. El IEC ha destacado por dos cosas, principalmente: una por el desastre de elección que organizó en 2017. fueron tantos los errores que se tuvo que litigar a fondo, y resolver en las últimas instancias luego de seis meses. Su otro punto destacado han sido los contratos y licitaciones a modo para amigos, parientes y socios de la presidenta. De León no ha logrado generar confianza entre los ciudadanos y los partidos, ella fue trasplantada del ICAI, el otro organismo «autónomo» caro e inútil que abulta la burocracia coahuilense.

El PAN se ha pronunciado por empatar la elección del 2020 en Coahuila al súper domingo 2021. Por supuesto, el PRI se opone, sabe bien que, en un ambiente apático, controlado aunque envirulado, con poca afluencia de votantes libres, pero de intensas movilizaciones en la jornada electoral tendría posibilidades de lograr mayoría. Aunque ahora competirá en ese terreno por los votos, palmo a palmo en las cuadras de barrios y colonias populares de la entidad, con Morena con los grandes recursos de los Servidores de la Nación. Una encuesta de arranque muestra que el PRI ganaría en 8 distritos; Morena en 5 distritos; y que el PAN sólo ganaría 3, el 9 el 10 y 11 de Torreón. El PRI se llevaría los 4 de Saltillo,

La actual legislatura coahuilense tiene mayoría opositora y ya está por terminarse. Fue la primera con estas condiciones en la historia reciente de la entidad. La bancada panista integrada por varios pesos pesados de perfil nacional resultó decepcionante. principalmente por su falta de capacidad para hacer un bloque opositor sólido, tanto Torres Cofiño como García Villa nadaron de muertito solamente. El PRI impuso su hegemonía con habilidad. Como se ha vuelto costumbre varios diputados, se comportaron como esquiroles votando y apoyando al tricolor en sus temas o de plano abandonando a sus magras bancadas.

La primera representación de Morena en una legislatura coahuilense pasará a la historia como un episodio vergonzoso, enseñaron rápidamente el cobre con sus pleitos internos y sus votos comprados. Sus trayectorias políticas quedaron marcadas. Aunque en un país sin ideologías ni prestigios que defender, tal vez mostraron las cualidades necesarias para seguir medrando en puestos públicos.

Para la UDC su paso será recordado por una primera presidencia que va cumpliendo bien a secas. Con comportamiento serio y diestro. Les ha faltado colocar en su agenda una visión al futuro de corto y mediano plazo para atender la vida con pandemia y crear los mecanismos para superar las crisis en que se ven y se verán las diversas regiones de la entidad y sus respectivos polos de desarrollo, unos más unos menos, son obsoletos, dependiendo de actividades del siglo XX, luego de casi un cuarto del XXI transcurrido. Coahuila se mueve de vuelito que se va agotando: la carbonífera y la Región Centro son los mejores ejemplos.

Los líderes se revelan en las crisis. Es el momento de replantear prioridades, por lo pronto locales si la federación no apoya. Es el momento del Sálvese el que pueda y del Conmigo o Contra Mí, así que hay que actuar en consecuencia. Hay que evolucionar, los coahuilenses lo demandan.

En lo federal, llegó el momento de endeudarse, ya sin disfraces. Es indispensable construir un sistema médico de primer nivel. El FMI ofrece 61 mil millones de dólares sin las restricciones del pasado. El turismo, las manufacturas y el petróleo irán en declive en un mundo en crisis. La educación deberá ser competitiva en el marco de la OCDE, lo mismo la investigación; no podemos quedarnos de aprieta botones de tecnologías extranjeras.  La pandemia desnudó todos nuestros vicios y carencias. No creo que eso lo logremos, tal vez ni siquiera lo iniciemos, en el corto plazo. Por lo pronto, es momento de cavar tumbas y buscar votos.

jjjeee_04@yahoo.com