170 años de la fundación de Piedras Negras

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Rigoberto Losoya Reyes

Al finalizar la guerra de Estados Unidos-México (1846-1848) se suscribió un acuerdo de paz entre ambos países, denominado “Tratado de Guadalupe Hidalgo”, y se acordó una nueva línea fronteriza entre ambas naciones, fijándose como frontera natural el curso del río Bravo en el sur de Texas.  Con la nueva frontera delimitada, los norteamericanos construyeron un cuartel militar en la margen izquierda del río Bravo denominado Fort Duncan al mando del general William J. Worth el 27 de marzo de 1849, lo que hoy es la población de Eagle Pass, Texas.

En el mes de abril de 1850, se daba noticia de que algunos civiles se habían establecido en terrenos propiedad de don Espiridión Gómez (quien los reclamó el mes de noviembre de ese mismo año).  La vida en este lugar no era fácil, los pobladores se jugaban la vida al tener que salir a luchar contra las partidas de indios que constantemente merodeaban el lugar en busca de armas y caballos. Procuraban siempre protegerse con los soldados norteamericanos.

Con el establecimiento del fuerte norteamericano, se registró la llegada de civiles procedentes de otros lugares cercanos y de comerciantes que venían a ofrecer sus productos. Eran muy común observar la llegada del comerciante Dennis Meade con sus carretas repletas de víveres, herramientas, prendas de vestir, aperos de labranza, monturas, tabaco, licor, calzado y otras mercancías. Inclusive vendía “al fiado” a los soldados mexicanos y colonos.  Los comerciantes de San Antonio llegan después, como Leonard De Bona, para competir con sus productos.

El Subinspector de las Colonias Militares de Oriente, coronel Juan Manuel Maldonado Ladrón de Guevara, era la máxima autoridad en esta región y dependía de una inspección general de las Colonias Militares de Oriente cuya sede administrativa se encontraba en la población de Monterrey al mando de Antonio María Jáuregui, y las colonias militares más cercanas a Piedras Negras eran las de: Río Grande, Guerrero y Monclova Viejo.

En unos pocos meses, el tráfico comercial se intensificó y el contrabando de mercancías fue el dolor de cabeza para las autoridades aduaneras mexicanas que, sin contar con el suficiente personal, tenían que realizar constantes rondines de vigilancia sobre la ribera del río Bravo.    En la villa de Guerrero se encontraba una pequeña oficinita de la aduana fronteriza, cuyos ingresos fiscales eran escasos que apenas sufragaban sus propios gastos.

Sobre los detalles de la fundación, los conocemos al excelentísimo investigador, profesor Ildefonso Villarelo quien localizó el acta de fundación y publicó un artículo por demás interesante. Villarelo cita, entre otros detalles que:

El 15 de junio de 1850, una columna militar al mando del Subinspector de las Colonias Militares de Oriente y Jefe Político Subalterno, coronel Juan Manuel Maldonado, en un rondín de vigilancia, se detuvo en punto frente al fuerte Duncan y encontró un grupo de colonos que ya tenían algunos meses de radicar en ese lugar, le dieron cuenta de las vicisitudes por las que estaban pasando y que requerían de un Justicia Mayor para resolver sus problemas de carácter civil y penal. Bajo un intenso sol, los hombres reunidos ahí iniciaron la exposición de sus motivos, después de ofrecerles un sorbo de agua fresca a todos los soldados y bajo la sombra de un árbol, le exponen al coronel Maldonado sus penurias y necesidades. El militar reflexionando sobre la narración de los jefes de familia y lamentando su situación, con la gran experiencia que le ha dado la vida, los escucha con paciencia y benevolencia. Los colonos Andrés Zapata, Gaspar Salazar y Antonio Ramírez, le relataron con su muy escaso inventario de palabras y con el nerviosismo que en estos casos suele pasar, lo siguiente: 

Que, frente al nuevo establecimiento del fuerte Duncan, construyeron chozas y abriendo sus labores sobre la margen expresada del Bravo, bajo la protección del señor jefe político del Departamento, José María de la Garza. Después de haber expuesto sus motivos, le solicitaron establecer formalmente una villa y que el propio militar nombrara una autoridad que dirimiera sus conflictos de orden penal y civil.

Fue así como, por instrucción del Subinspector, se redactó un documento para registrar la voluntad de los vecinos y se firmó el acta de fundación de la nueva Villa de Herrera y les manifestó que desde luego se haría cargo de la nueva población, reconociéndola como una de las nuevas colonias que están a su cargo, dando cuenta a sus superiores.  A continuación, y con un sentido ceremonial, se dispuso se eligiera un alcalde y un síndico personero quedando nombrados para estos cargos Luciano la Cerda y Antonio Arredondo. Una fuerza militar cuidaría de las familias.

Posteriormente, dicha fundación civil no fructificó, pues el 14 de agosto del mismo año, la Comandancia General de las Colonias Militares de Oriente, determinó en su lugar, establecer una colonia militar con el nombre Colonia Militar de Guerrero. Se dispuso que se midieran ocho sitios de ganado mayor y de declaró formalmente establecida. Un mes después, el Subinspector Maldonado informaba al Inspector General, de haberse levantado las primeras construcciones y con fecha 7 de noviembre, se levantó un plano del terreno correspondiente a la nueva colonia militar. De esta forma, la fundación de la Villa de Herrera quedó anulada, sin embargo, es considerada el primer antecedente civil de Piedras Negras.

  Durante el periodo en que supervisó la colonia militar establecida en esta Villa, el coronel Maldonado adquirió algunas propiedades, e instaló un establecimiento con billares y un cabaret. Esta información la conocemos gracias a su testamento protocolizado el día de su muerte, el 3 de mayo de 1854, en la ciudad de Saltillo, Coahuila.  Originario del estado de Tamaulipas, hijo de don Juan de Dios Maldonado y su señora madre doña Josefa Ladrón de Guevara. Contrajo matrimonio con doña Josefa Lozano con quien procreó dos hijas, mismas que a la fecha de su testamento, ya habían muerto al igual que su esposa. En cuanto a sus bienes, se consigna que, en la villa de Piedras Negras, llegó adquirir algunas propiedades, entre ellas, una casita con jacal con un solar de 60 varas, que le fue otorgada por la Colonia Militar y cuya escritura se encontraba en el Juzgado de Paz de Piedras Negras. En la misma acera y calle un poco más abajo, un establecimiento mercantil (billar y cabaret), además de un ranchito a una legua entre los dos ríos, el Bravo y el Escondido.

Fuentes consultadas:

– Villarello, I. (2004). La fundación de Piedras Negras, Coahuila. Nuestra Historia, Instituto Municipal de Cultura, Núm. 1 págs. 16-17.

–  Handbook of Texas Online. (2018). FORT DUNCAN.  Recuperado de  http://www.tshaonline.org/handbook/online/articles/qbf17.

 -Archivo General del Estado de Coahuila, Fondo Colonias Militares de Oriente, C10, F2, E21, 5F

 -AGEC, FCMO, C6, F6, E88, 2F