- Ejidatarios y comuneros, enfrentan pobreza y pobreza extrema
- La SEDATU no acaba de descubrir que, dentro de sus atribuciones, debe atender a los ejidos y comunidades.
Pascacio Taboada Cortina.
El ejido y la propiedad comunal no existen para la «Cuarta Transformación». No cuentan con un proyecto de desarrollo específico para impulsar la economía agrícola, pecuaria, forestal, pesquera y minera, en beneficio de más de 6 millones de mexicanos que pertenecen al sector primario.
El ejido y la comunidad aportaron contingentes muy representativos en las tres transformaciones habidas en México: la Independencia, la Reforma Juarista y la Revolución Mexicana.
Los ejidatarios y comuneros lucharon porque en México hubiera justicia; sin embargo, persiste la paradoja de que, en medio de la riqueza, los ejidatarios y comuneros –a los que se suman más de 1.5 millones de pequeños propietarios, enfrentan pobreza y pobreza extrema.
La exclusión de ejidatarios y comuneros como dirigentes de 35 mil unidades de producción de alimentos y materias primas para el país, significa un olvido histórico que se reflejará en un retroceso de la vida social y económica en las pequeñas y medianas comunidades rurales.
Sin el combate frontal a la pobreza que históricamente se ha vivido en el campo, la «4 T» caminará coja y sin méritos para ocupar un lugar en la historia. Sus impulsores requieren del espíritu revolucionario que animó a los hombres y mujeres que nos dieron la Independencia; el carácter fuerte y decidido de Benito Juárez en tiempos de la Reforma y el conflicto con Francia y Maximiliano.
También la enjundia y capacidad de lucha de los Revolucionarios de 1910 que acabarían con la dictadura porfirista y abrieron el camino a la primera Ley Agraria de 1915, y una nueva Constitución en 1917 que permitió el reparto agrario de más de 106 millones de hectáreas entre unos 6 millones de campesinos y comuneros sin tierra.
La riqueza del medio rural está representada por casi 30 mil ejidos y 2,400 comunidades. Ocupan una superficie nacional de poco más de 100 millones de hectáreas. En diversas áreas de este espacio, se ubica la industria nacional y se han construido proyectos turísticos. Opera también la minería y los centros urbanos de las 32 entidades federativas.
El 60 por ciento de los litorales de México forma parte de ejidos y propiedades comunales. Desde esta perspectiva, hay una gran riqueza en cuanto a la pesca nacional.
Es de señalar que, el 70 por ciento de los bosques de clima templado frío y selvas tropicales, chaparrales y manglares, son propiedad ejidal y comunal.
Respecto del potencial hidráulico superficial y subterráneo, dos terceras partes se encuentran en el contexto de la propiedad ejidal y comunal.
Hay que señalar que ni el gobierno federal ni el Congreso ni los ministros de la Suprema Corte ni los gobiernos estatales, conceden importancia al sector agrario. Persiste una Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, que no acaba de descubrir que, dentro de sus atribuciones, debe atender a los ejidos y comunidades.