José Guadalupe Robledo Guerrero.
Para diciembre de 1988, Carlos Salinas de Gortari ya era Presidente de México, su victoria electoral impugnada por el Frente Democrático Nacional le dio a Cuauhtémoc Cárdenas la legitimidad de denunciar que CSG se había agandallado la Presidencia de la República. El arribo de Salinas de Gortari a la Presidencia fue considerado como un golpe de estado de los neoliberales.
Quince días antes de la toma de posesión de Salinas de Gortari, en Coahuila Eliseo Mendoza Berrueto rendía su Primer Informe de Gobierno, y lo hizo estrenando un nuevo Director de Prensa: Gerardo Hernández González, quien a principios de noviembre relevaba en su puesto a Humberto Gaona Silva, que dejó su chamba sin ninguna explicación oficial, pero se rumoró que el motivo del despido de Gaona habían sido las intrigas de Roberto Orozco Melo.
El rumor tenía sustento. Roberto Orozco Melo había sido el Secretario General de Gobierno de Óscar Flores Tapia hasta su renuncia a la gubernatura, en tanto que Humberto Gaona era miembro del grupo gutierrista, quien durante la “persecución perruna” se había dedicado a denunciar a OFT sobre las corruptelas de su gobierno. Gaona presumía que había inventado el mote de “La Rata del Desierto” para Luis Horacio Salinas Aguilera. También Humberto Gómez Villarreal presumía de lo mismo. La caída de Humberto Gaona eran polvo de aquellos lodos.
Por esos días, Eliseo Mendoza Berrueto destituyó a Raúl Hernández Carrillo como Director de la Normal Superior, destitución que fue solicitada por Osvaldo Campos, dirigente de la sección 38 del SNTE, debido a que Hernández Carrillo había participado del lado de Comité Coordinador, desestabilizando la vida institucional de la Sección 38, luego de la muerte de Eliseo Loera Salazar.
A mediados de diciembre entrevisté al mendocista Carlos Ortiz Tejeda, Representante del gobierno de Coahuila en el Distrito Federal. Ortiz Tejeda había colaborado con Federico Berrueto Ramón en la Subsecretaría de Educación Pública, y se confesaba como enemigo declarado de Luis Horacio Salinas Aguilera.
En la entrevista, Carlos Ortiz Tejeda habló sobre sus filias y fobias: “Casiano Campos transformó mi vida y mis pensamientos”. “El General Madero cayó en las garras de pillastres como Saucedo Siller”. “Luis Horacio Salinas es un pillo más de los cientos que hay en Coahuila”. “Luis Horacio no roba a los más ricos, sino a los más pobres y débiles”.
Carlos Ortiz Tejeda aclaró los cabos sueltos: “Tengo una gran admiración y afecto por Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez”. “Le entregué a López Portillo la lista de propiedades de Flores Tapia y de sus familiares y amigos”.
En la representación de Coahuila en el Distrito Federal que tenía bajo su tutela la Casa de Coahuila presencié fiestas con todo tipo de invitados: cantantes, actrices y bufones. La Casa de Coahuila no estuvo exenta de escándalos, algunas veces una pandilla acusaba a la otra de utilizar la supuesta casa de los coahuilenses como un negocio particular.
Salinas de Gortari nombró en su gabinete a algunos personajes considerados de la izquierda: Gustavo Gordillo, Carlos Rojas, Manuel Camacho Solís, Hugo Andrés Araujo, incluso un campesino de Batopilas, Gerardo Hernández “El Rojo”, llegó a ser diputado federal.
Otro de los nombramientos presidenciales recayó en Luis Donaldo Colosio, quien se hizo cargo de la Presidencia del CEN del PRI para modernizar a su partido, fortaleciendo los sectores, la ideología y la disciplina; según él, reagruparía las fuerzas priistas en apoyo a los cambios del Presidente Salinas.
Por su parte, Salinas de Gortari creó su propio partido: Sedesol, a través de la cual repartió dádivas para los pobres, lo que hasta la fecha subsiste. Frente a José López Portillo y a Miguel de la Madrid, la figura de Carlos Salinas se agigantó. CSG incluyó en su gabinete a gente ligada a movimientos y organizaciones de tendencia socialista, algunos de ellos como Hugo Andrés Araujo de la Torre fueron miembros del Consejo Nacional de Huelga en el movimiento estudiantil de 1968.
Para entonces, a un año de gobierno mendocista, un personaje del gabinete estatal había destacado por su poder e influencia con Mendoza Berrueto: el tesorero Jesús García López, conocido en el mundillo político como “El tesorito”, por ser el favorito del gobernador. Eliseo Mendoza, como todos sus iguales, son proclives a rodearse de jovencitos dispuestos a todo por arribar al poder. Los famosos “Aguiluchos” fueron sólo un ejemplo más de estas preferencias.
El encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia “La Quina”
En enero de 1989, a escasos dos meses de iniciar su sexenio, Salinas de Gortari realizó su primera acción política de altos vuelos: el encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, el poderosísimo líder moral del Sindicato Petrolero, a quien acusaron de varios delitos: Acopio de armas reglamentarias del ejército, homicidio de un Agente del Ministerio Público Federal, evasión de impuestos y enriquecimiento ilícito.
Esta acción fue calificada de revanchista, pues los delitos de “La Quina” habían sido políticos: se había manifestado en contra de la candidatura presidencial de Salinas de Gortari. “La Quina” no pensó que Salinas se le enfrentaría, sobrevaloró su poderío y minimizó a su adversario.
Meses después, en uno de mis constantes viajes a la Huasteca Potosina, conocí a una familia petrolera de la Sección 1 de Ciudad Madero. Allí supe la otra parte de la verdad. Joaquín Hernández Galicia, era un cacique querido por la población. Según ellos, con “La Quina” Tampico y Ciudad Madero eran prósperos, había suficiente trabajo y artículos de primera necesidad baratos, “La Quina” los fabricaba en empresas sindicales. Se sentían protegidos por su liderazgo.
Ciudad Madero, Tamaulipas, era el asiento de una gran refinería, territorio de la Sección I del Sindicato Petrolero y de Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, a quien los maderenses le apodaban “El Benefactor”.
“La Quina” era una mezcla del caudillo mexicano y del padrino italiano. Lo mismo otorgaba empleos que organizaba labores colectivas en beneficio de la comunidad. De igual forma influía en un pleito familiar que en la sucesión de gobernadores y alcaldes, y su opinión sobre los candidatos presidenciales era muy importante.
“La Quina” creó escuelas, cines, supermercados, líneas de transporte, sembradíos y fábricas que producían todo tipo de productos a bajo precio y de buena calidad. Organizaba a los trabajadores eventuales para que limpiaran las calles, los mercados, las playas, cuyos trabajos colectivos les ayudaba a acumular méritos para obtener una base en Pemex.
Luego de la detención de “La Quina” todo esto desapareció. La prosperidad abandonó a Ciudad Madero, por eso los maderenses añoraban a su benefactor. Cuando lo arrestaron, sus seguidores salieron a las calles, pero se detuvieron ante la amenaza presidencial de que si continuaban con sus protestas matarían a “La Quina”.
Hernández Galicia no fue el único detenido. Cientos había sido llevados en aviones del gobierno federal, y miles de trabajadores de base fueron suspendidos en sus empleos por las protestas. Para volver a su base tuvieron ponerse en contra de “La Quina”. “Primero comer que ser quinista”, decían para justificar su miedo.
A pesar del poderío político y económico que concentró Joaquín Hernández, su tren de vida era modesto y austero. No tenía lujos ni ostentaba su poder. Diariamente visitaba la refinería, platicaba con sus compañeros y resolvía los problemas y necesidades que le planteaban “Para trabajar por el engrandecimiento de México”.
A mediados de 1990, petroleros, taxistas, vendedores ambulantes, amas de casa, pequeños comerciantes, gente del pueblo, esperaban pacientemente el retorno de su benefactor, tenían la esperanza de que al final del sexenio salinista lo pondrían en libertad.
Hernández Galicia pagó muy caro su menosprecio por el candidato presidencial Carlos Salinas de Gortari, y por el apoyo que le dio a Cuauhtémoc Cárdenas, al candidato del Frente Democrático Nacional, quien había abandonado el PRI para buscar la Presidencia.
“La Quina”, editó un folleto de circulación selectiva, en donde se contaba la historia de la niña sirvienta que uno de los Salinas de Gortari (¿Carlos o Raúl?) habían asesinado cuando jugaban a fusilarla con un rifle verdadero.
Hernández Galicia no estaba de acuerdo con el neoliberalismo de Carlos Salinas, hizo circular la acusación de que CSG era el candidato del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.
Cuando detuvieron al “Benefactor”, el resto de los dirigentes sindicales fueron amenazados, incluso de muerte, si salían a protestar por el encarcelamiento de su líder. Tampico y Ciudad Madero fueron cercados, y los lugareños advirtieron que allí nunca se pararía Carlos Salinas de Gortari. Al menos nunca supe que lo hiciera.
Con “La Quina” no hubo consideraciones ni perdón. Joaquín Hernández Galicia había apoyado incondicionalmente la ruptura que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano había hecho al interior del PRI, luego respaldó política y económicamente su candidatura presidencial, y poco faltó para que el Sindicato Petrolero militara en la organización cardenista. El encarcelamiento de “La Quina” fue una acción contundente de la Presidencia de CSG.
Jimmy y los salinistas
El 15 de enero, Eliseo Mendoza Berrueto nombró a Jaime Martínez Veloz como Director del programa “Vivamos Mejor”. Sin tomar en cuenta que el Presidente Salinas había nombrado en su gabinete a conocidos izquierdistas y socialistas, los ricos de Coahuila pusieron el grito en el cielo, en la tierra y en todo lugar, debido a que EMB había invitado a su gobierno a un “comunista”.
Uno de los voceros empresariales, Jorge Rosales Talamás señaló: “Es probable que en la próxima sesión de las cámaras de comerciantes e industriales se discuta la posibilidad de exigirle al gobernador que rectifique el nombramiento que le dio a Jaime Martínez Veloz”.
Por esos días en Monclova sucedió algo semejante. A solicitud de la Secretaría de Promoción y Gestoría del CEN del PRI, y con anuencia del PRI estatal, Virgilio Maltos y Leticia Ramírez organizaron una reunión partidista. Aquello fue una cena de negros. Los grupos priistas tradicionales se le fueron al cuello a los organizadores, escudándose en su pureza priista y en su sufrida militancia.
Allí en medio de la gritería se calificó de arribistas a los salinistas Virgilio Maltos y Leticia Ramírez. Los priistas monclovenses no soportaban que ambos “comunistas” estuvieran presidiendo una reunión priista “Aunque la hayan ordenado del CEN”. En aquella reunión sólo dos priistas manifestaron cordura y trataron de evitar el desorden: Enrique Neaves Muñiz y Lucila Ruiz Múzquiz, que para estas fechas ya era mendocista de hueso colorado.
Aquí haré una digresión. Poco antes de esta cena de negros, fui a desayunar con Martha Cárdenas, pariente de Nancy Cárdenas, a quien me había presentado Armando de la Peña Rodríguez. No sabía en qué trabajaba Martha, pero era considerada cercana a la familia de Mendoza Berrueto, al parecer había cuidado a sus hijos, y tanto Malú, esposa de Eliseo, como el gobernador, le tenían gran afecto.
En el desayuno, Martha hizo una pregunta: ¿Qué sabes de Lucila Ruiz Múzquiz? -Nada, le respondí, sólo que fue diputada local propuesta por algún líder del sindicato magisterial. En el mundillo político y periodístico la conocían como “La diputada costurita”, ¿Por qué te interesa saber de ella?, pregunté. -Porque me di cuenta que anda tras el gobernador. Ya sabes: coqueteos, cercanía, sonrisas, y todas esas cosas, contestó.
Al despedirnos me encomendó: -Te encargo a Lucila, no voy a permitir que seduzca a mi gobernador. Malú no se lo merece. Nunca más volví a ver a Martha. Lo cierto es que falló en su propósito. Eliseo se le fue de las manos, no pudo evitar la seducción.
En enero de 1989 concluyó el conflicto que se había iniciado con el asesinato de Eliseo Loera Salazar. Días después fue electo como Secretario General de la Sección 38 del SNTE, Lázaro Vázquez Ramos, aquel que había elegido Eliseo Loera para que lo sucediera. El dirigente interino, Osvaldo Campos, se quedó al frente del Fondo de la Vivienda, y Ascencio Loera Salazar repitió en la Dirección de Pensiones.
Mi relación amistosa con Flores Tapia continuaba, aunque el ex gobernador no concordaba con el neoliberalismo de Salinas. Se quejaba de que Salinas y su grupo le habían dado un golpe de estado al PRI. A Eliseo lo minimizaba como gobernador.
Para finales de febrero, a 90 días de haber tomado posesión de la Presidencia, Salinas de Gortari ya tenía una larga historia política: había quitado gobernadores, había encarcelado a magistrados, a líderes sindicales y a prominentes millonarios especuladores de la Bolsa, y se preparaba para actuar con el Plan Nueva Laguna. Salinas ordenó la aprehensión del ex director del Banrural, Manuel Grosso Montemayor y sus socios, por todas las raterías que habían realizado en la dependencia federal, los campesinos hicieron denuncias sobre las corruptelas de Banrural, y evitaron que Grosso Montemayor se fuera sin castigo.
En una entrevista, el Alcalde de San Pedro, Javier Guerrero García, ponía énfasis en la situación de La Laguna: “El conflicto de La Laguna se debe al rezago social y económico de la Región”. “Lo ideal sería industrializar San Pedro a partir de la materia prima que produce”. “Existe corrupción en algunos empleados del Banrural”.
Con Salinas de Gortari todos hablaban de modernizar el campo. Incluso el gobierno de Mendoza Berrueto hizo lo propio. Por ejemplo, la directora del DIF estatal y esposa del gobernador, Malú Altamira, inició el Programa de Huertos Hortícolas Comunales, cuyo objetivo era elevar el nivel alimenticio de las personas de escasos recursos económicos. Este programa ya lo había inventado y promovido “la compañera Esther Zuno”, esposa de Luis Echeverría Álvarez en su sexenio.
Para entonces Rogelio Montemayor Seguy era diputado federal, y su nombre era mencionado como puntero para la gubernatura de Coahuila cuando el sexenio mendocista apenas transitaba por su segundo año, incluso se aseguraba que la carta local: Enrique Martínez sólo tenía posibilidades si Montemayor decidía no jugar por la gubernatura.
Para estas fechas, el director de Prensa del gobierno del estado, Gerardo Hernández González, ya se encontraba en pugna con un sector del periodismo saltillense, quienes a partir del segundo año del gobierno mendocista, dejaron de asistir al evento oficial de la Libertad de Prensa y realizaron sus propios actos independientes al gobierno estatal.
El primer desayuno que se hizo en forma independiente al gobierno mendocista, fue el 7 de junio de 1989. En el lugar del convivio se puso una gran manta cuya frase decía: “La libertad de expresión no se mendiga, se ejerce”.
(Continuará).
Batopilas y Aldegundo Garza de León…