José Guadalupe Robledo Guerrero.
De nada había servido que el Presidente Salinas de Gortari quitara a Sergio Romero Roaro de la dirección de Altos Hornos de México, S. A. al inicio de su gobierno, pues la paraestatal acerera seguía en las mismas con su nuevo director, Eugenio Laris Alanís, los contratos eran para los cuates, la corrupción y el porrismo estaban a la orden del día. Salvador Kamar, Harb Karam, Benigno Franco Coronado y otros “notables” monclovitas seguían saqueando a Altos Hornos a través de millonarios contratos de obras que conseguían sus empresas constructoras.
La forma de operar de dichos constructores era de todos sabido: conseguían un contrato cuyo presupuesto se elevaba a cientos de millones de pesos que incluía la mano de obra, materiales, equipos y maquinaria; pero AHMSA pagaba el 75 por ciento de los trabajadores que se contrataban y ponía los materiales, equipos y maquinaria que se requerían. Era un negocio redondo. Así se enriquecieron los “respetables” hombres de negocios de Monclova.
El porrismo también se había institucionalizado, lo mismo usaban a los porros de AHMSA para reventar asambleas sindicales que para enfrentar a los ciudadanos que protestaban ante las autoridades. Eliseo Mendoza Berrueto, igual que su antecesor José de las Fuentes Rodríguez, utilizaron a estos golpeadores. Incluso con Eliseo, uno de los que manejaban a los porros, Fidel Hernández Puente, se desempeñaba como diputado local, por el PRI obviamente. El otro manejador de porros era Vicente Armendáriz. Ambos estaban a las órdenes del contratista Salvador Kamar, del Alcalde priista de Monclova Benigno Franco, del Director de Relaciones de AHMSA Enrique “Gato” Rivera y del gobernador EMB.
En Altos Hornos todo era negocio. Los funcionarios de Relaciones eran los agiotistas que le prestaban dinero a los obreros a cambio del 10 por ciento que se cobraban del mismo préstamo, el “diezmo” como le llamaban los trabajadores. Las denuncias de los obreros sobre estas corruptelas nunca fueron escuchadas, ni cuando se hacían del conocimiento del gobierno federal. Todo esto evidenciaba que el Presidente Salinas no tenía intenciones de moralizar, hacer eficiente y modernizar a AHMSA, sino de dejar caer a la empresa para luego privatizarla.
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El primero de octubre de 1989, el país se conmocionó ante la noticia de la muerte de Manuel de Jesús Clouthier “Maquío”, considerado como el más aguerrido político panista, y por lo tanto el más peligroso líder de la oposición. Pocos dudaban que Clouthier se convertiría en el dirigente nacional de su partido, el PAN, y finalmente en Presidente de la República. Por lo pronto estaba en primer lugar para la gubernatura de su estado. Su alianza con Cuauhtémoc Cárdenas hacía crecer el temor de sus enemigos.
“Maquío” Clouthier, líder de “Los Bárbaros del Norte”, incorporó a su discurso denuncias contra del narcotráfico. Perdió la vida en un sospechoso accidente carretero. Según la información que se dio: El auto en que viajaba “Maquío” perdió el control, dio una vuelta de 180 grados y un camión que venía en sentido contrario se encimó sobre el vehículo del panista.
Lo curioso del caso, es que a ninguno de los columnistas que comentaron el accidente se les ocurrió la posibilidad de un atentado, menos a los reporteros, aun cuando era un personaje peligroso para el régimen. Todos, en un gran acto de fe, se hicieron solidarios del informe oficial, incluso los panistas, afirmando que nada había de sospechoso en el accidente. Tiempo después, una de las hijas de Clouthier dio a conocer las sospechas sobre la muerte de su padre, pero pronto calló.
Por esos días, en Coahuila se incrementaron los rumores de que Eliseo Mendoza Berrueto podía ser destituido de la gubernatura. Mientras tanto Remigio Valdés preparaba su “reelección” en la UAC haciendo cambios para hacer funcionario universitario al abogado patronal Roberto Arizpe Narro, personaje ligado a los López del Bosque y uno de los representantes legales del Grupo Industrial Saltillo en la huelga obrera de Cinsa-Cifunsa en 1974.
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También el ex gobernador José de las Fuentes Rodríguez fue tema en octubre de 1989, pues se especuló que con una inversión promedio -según los especialistas- de 20 millones de pesos, había construido una clínica privada, “La Conchita”, utilizando como prestanombres a su hija Guadalupe de las Fuentes y a su yerno, quienes habían sido importantes funcionarios en el gobierno de “El Diablo”, los que durante su desempeño como funcionarios públicos “desaparecieron” equipos médicos donados a los hospitales de Coahuila, uno de ellos el Hospital del Niño.
En la construcción de la Clínica, “El Diablo” mostró mucho empeño que como gobernador no tuvo con la salud pública. También su hija Guadalupe exhibió un marcado interés que nunca mostró como responsable del DIF Estatal. Y como todos se tapan con la misma cobija, Eliseo Mendoza acudió a inaugurar la clínica, avalando la “legitimidad” del negocio. Pero los conocedores sabían que su construcción y equipamiento provino del erario saqueado por José de las Fuentes Rodríguez, seguramente con ayuda de sus parientes.
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Para estos días, la corrupción mendocista ya se había entronizado en el gobierno de Coahuila, se rumoraba que Jesús García López “El Tesorito” era el principal saqueador. Pero no era el único, Mendoza Berrueto había traído al Estado a parásitos y vividores, entre ellos a su director cultural, Gabriel Pereyra, quien decía a todo mundo: “Debemos hacer billetes, hacer negocios, para eso son los cargos públicos”. Pereyra estaba en las nóminas de varias dependencias como “aviador”, incluso también cobraba en AHMSA.
Todavía no terminaba el escándalo de un fraude a campesinos con aspiraciones de braceros en donde estuvo involucrado el director de Turismo, Jesús Castilla Sánchez, cuando apareció otro caso en Coahuila. Resulta que el entonces director de la Policía Judicial, Ángel Joaquín Lugo Castañeda, detuvo a dos jóvenes migrantes originarios de Múzquiz, Coahuila, que volvieron a su estado natal porque andaban huyendo de la justicia norteamericana, debido al que asesinaron a dos estadounidenses.
La acusación contra Lugo Castañeda era que sin ningún trámite legal había entregado a los dos detenidos a la policía de Estados Unidos a cambio de un pago de 80 mil dólares por el servicio. Lugo fue descubierto, debido a que la madre de uno de los asesinos detenidos denunció el hecho ante el Presidente Salinas. Por eso el caso salió a la opinión pública y por órdenes presidenciales, Mendoza Berrueto destituyó a su director policiaco, incluso lo encarcelaron.
Romeo Flores Caballero fue otro de los corruptos forasteros que llegaron del Distrito Federal con Mendoza Berrueto. Lo envió a Monclova como Delegado Especial del PRI estatal, es decir, como su gerente de negocios. Flores Caballero y EMB eran socios desde la Subsecretaría de Comercio, cuando Romeo con anuencia de Eliseo puso una oficina para traficar con permisos federales. Durante la campaña de Eliseo, Flores Caballero fue denunciado por vender las candidaturas a las alcaldías coahuilenses. Alguna vez le preguntaron a Eliseo ¿Por qué sigue Romeo Flores Caballero en Monclova?, “porque es mi amigo”, contestó ufano el gobernador.
Se decía que Mendoza Berrueto era proclive a realizar negocios a la sombra del poder, y sus giros favoritos eran los equipos computacionales y las inversiones bursátiles. En su segundo año de “gobierno”, la situación económica de los ayuntamientos coahuilenses era insostenible: carecían de recursos y estaban llenos de deudas, y por si fuera poco los alcaldes mendocistas eran exageradamente corruptos.
También se decía que Eliseo no les entregaba las participaciones a tiempo ni completas. Meses después, con la destitución y encarcelamiento del alcalde saltillense Eleazar Galindo Vara se sabrían muchas cosas sobre el asunto de las participaciones y la grosera corrupción del “nalgas polveadas”, como le llamaba Flores Tapia a Mendoza Berrueto y a todos sus iguales.
A finales de noviembre, entrevisté a Humberto Flores Cuéllar, aguerrido panista monclovense, al que José de las Fuentes ordenó que lo metieran a la cárcel. “El Diablo” quiso encarcelar a Flores Cuéllar, porque lo criticaba constantemente, sobre todo después de que mandara golpear en Monclova al panista Rosendo Burciaga, hermano de Lorenzo, y luego del conflicto en Piedras Negras, cuando los panistas quemaron la Presidencia Municipal.
El pretexto que encontró “El Diablo” fue un cheque rebotado que había emitido hacía tiempo Flores Cuéllar por una cantidad irrelevante. De las Fuentes no logró su objetivo, porque el panista supo a tiempo que lo querían aprehender y lo denunció, defendiéndose a su manera: atacando.
En los primeros tres años del “gobierno” de Eliseo, Humberto Flores Cuéllar se desempeñó como diputado local por el PAN. En la entrevista, Humberto Flores dijo: “Se protege a los alcaldes porque aportaron dinero para la campaña de Eliseo”. “Romeo Flores Caballero recibió dos Suburban y 500 millones de pesos de la alcaldía de Monclova”. “La mejor solución para Coahuila es que renuncie Mendoza Berrueto”. “Javier Blackaller Williamson es prestanombres de Eliseo”. “El PAN pedirá que la federación realice una auditoría al gobierno de Coahuila”.
(Continuará).
El encuentro con Jorge Masso Masso