José Guadalupe Robledo Guerrero.
En noviembre de 1989, Mendoza Berrueto rindió su Segundo Informe en medio de insistentes rumores de que pronto dejaría la gubernatura de Coahuila, pues el Presidente Salinas lo destituiría. EMB se la había jugado con Alfredo del Mazo, su gobierno estaba sumido en la corrupción, la desidia y la incapacidad, y Eliseo nada había hecho en 24 meses. Además, en los altos niveles del gobierno federal Mendoza Berrueto era objeto de burla.
Por ese tiempo tuve mi primer encuentro con Jorge Masso Masso, y desde entonces cultivamos una relación amistosa hasta meses antes de morir. Masso decía que era palestino, otros que era libanés, lo cierto es que vino a México desde el oriente medio.
Por aquellos días, Jorge Masso Masso me invitó a comer. Para esas fechas ya no militaba en el PARM y había retornado al PRI. Conocí a Jorge Masso a través de sus enemigos. Sobre Masso había escuchado hablar a Flores Tapia, Luis Horacio Salinas y José de las Fuentes, entre otros más. Luego conocería la otra parte de la verdad, la de Masso.
Masso pertenecía al grupo que giraba en torno al periódico Vanguardia, y financiaba a su propietario Armando Castilla Sánchez. Ese grupo lo integraban: Los López del Bosque, Jorge Masso, Oscar Villegas Rico, los Gutiérrez, y otros semejantes, quienes presumían haber “tumbado” a Oscar Flores Tapia de la gubernatura. Todos eran “notables”, pero ninguno pasaba un examen de honestidad. Los negocios eran su fuerte, los hacían con el gobierno.
Jorge Masso sabía que el salinismo pronto gobernaría Coahuila, y quería prepararse. Ese fue el motivo de su invitación a comer, pues sabía de mi amistad con Hugo Andrés Araujo de la Torre, líder de Línea de Masas y compadre de Carlos Salinas de Gortari.
Según Masso, había comenzado como comerciante con un modesto tendido de ropa en la banqueta de una calle del centro de Saltillo. Su suerte cambió cuando conoció a Dora Madero, hija del General Raúl Madero González que “gobernó” Coahuila de 1957 a 1963. Se acusó a Dora Madero de ser la verdadera gobernadora de Coahuila, pero nunca hizo algo digno para recordarla.
Desde entonces a Masso le fue bien. Fue Director de Tránsito, Director de Turismo, constructor de la Ciudad Deportiva “Francisco I. Madero”, inició las obras de la presa “La Amistad”, fue diputado federal, Senador suplente y finalmente asesor del gobernador Rogelio Montemayor Seguy.
En ese recorrido, Masso se relacionó con Armando Castilla Sánchez, dueño de Vanguardia, de quien platicaba sus “ocurrencias”, como de aquella tertulia que Castilla organizó en los terrenos de un negocio de Masso, y nunca les pagó a las señoras que vendieron antojitos, ni devolvió las calesas que le habían prestado para pasear a los clientes.
Masso tuvo que enfrentar a los que reclamaban su dinero y las calesas. Días después Masso encontraría al “ocurrente” muchacho disfrutando de la vida en un lujoso hotel de la ciudad de México, tomando champaña y acompañado de hermosas mujeres. Las risas de ambos afloraban cuando recordaban esos “inocentes” robos.
Los hermanos de Castilla, Mario y Jesús, insisten en que Armando Castilla aprendió las malas mañas de Jorge Masso, quien le prestaba dinero a Castilla para que resolviera los problemas económicos del periódico Vanguardia y eran socios en negocios. La compra y el coyotaje de terrenos era su fuerte. Masso decía: “La tierra nunca se devalúa, al contrario, siempre sube de precio y da ganancias generosas”.
Con esas premisas me reuní con Jorge Masso. Desde el principio nos hablamos claro y nos respetamos, algunas veces Masso insistió en hacerme “institucional” con el poder, pero no lo consiguió, por eso nunca he pertenecido a ningún partido político.
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Eliseo rindió su Segundo Informe de “gobierno”, sin haber gobernado. Su gobierno estaba lleno de corrupción e incapacidad. Rogelio Montemayor ya era un personaje político en la entidad, muchos sabían que era el candidato del Presidente Salinas para gobernar Coahuila. Montemayor era Diputado federal, y pronto se haría cargo de la Sedesol coahuilense.
Otro de los diputados federales era Enrique Martínez y Martínez, a quien entrevistamos, y enrolado en la nueva etapa política, dijo: “Solamente buscando la justicia social podrá avanzar el país”. A Martínez y Martínez se le consideraba como la carta local para la gubernatura de Coahuila.
La corrupción en Coahuila era conocida. Los funcionarios estatales tenían un rol en el saqueo del estado: Eduardo Alzati pedía “moches” a cambio de exención de impuestos o deudas impositivas; Antonio Harb Karam otorgaba los contratos de obra pública a cambio de un porcentaje; Gustavo Villarreal adquiría grandes terrenos que luego vendía a las maquiladoras con enormes ganancias; “El Tesorito” Jesús García López era el responsable de las inversiones bursátiles; Rafael Azpeitia facturaba en grande gastos raros y abultados; Juan Jaime Marroquín se encargaba de los seguros y algunas otras comisiones; Gabriel Pereyra se dedicaba a pequeños negocios y a aviadurías; José Fuentes García se ocupaba de traficar con la justicia; Raúl Felipe Garza Serna era el que realizaba los trabajos sucios, y otros estaban dedicados a comprar propiedades.
Preparando la destitución de Eleazar Galindo Vara
Por estas fechas se inició el proceso que terminó en la destitución del alcalde saltillense Eleazar Galindo Vara y en su encarcelamiento. Esta vendetta se decidió en el Segundo Informe de Eleazar Galindo. Allí, los acarreados de las colonias le echaron más porras al Alcalde y al director del programa “Tierra y Esperanza” Juan Francisco Guerrero, que a Mendoza Berrueto, y eso fue una afrenta para el gobernador.
Tiempo después, Eleazar sería destituido y encarcelado, y Guerrero huiría prófugo de la justicia a cambio de un maletín con 15 millones de pesos que le había entregado a Armín Valdés, quien tenía la misión de detenerlo. Desde entonces, Juan Francisco Guerrero desaparecería de Saltillo para siempre. Días después, se comunicaría desde Guayabitos, Nayarit. Ya no volví a saber de él.
Los primeros en criticar a Galindo Vara fueron los empresarios encabezados por los López del Bosque, pero Eleazar Galindo no contaba con que Eliseo lo pudiera sacrificar para limar asperezas con los López del Bosque, que estaban enojados por el aumento del impuesto predial que no pagaban pese a sus múltiples propiedades.
Los López del Bosque eran una de las cinco familias de terratenientes urbanos que acaparaban más del 60 por ciento de los terrenos baldíos de Saltillo y sus alrededores. Los terratenientes urbanos son los responsables del encarecimiento de la tierra urbana, de la especulación, y de que a los sectores pobres les hayan construido sus viviendas en los cerros y en los arroyos.
La destitución de Eleazar Galindo Vara estaba a la vuelta de la esquina, pero nadie pensó en que Eliseo lo encarcelaría por fraudes y desviaciones, ya que los problemas financieros del Ayuntamiento saltillense se originaron porque las partidas presupuestales no eran entregadas completas por el gobierno estatal.
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Por ese tiempo se destituyó de la Dirección del DIF estatal a Francisco Aguirre Fuentes. El motivo fue que desafió a “El Tesorito” Jesús García López. El director del DIF quiso despedir a un inmoral y mañoso sujeto recomendado por “El Tesorito”, pero el despedido fue él. Alguna vez, Francisco Fuentes me diría lo mismo que me dijo Mario Arizpe sobre su renuncia al equipo universitario de Melchor de los Santos: “fue cuestión de jotos”.
Los cortesanos convencieron a Eliseo que lo estábamos “golpeando” por instrucciones de Rogelio Montemayor, que para esas fechas era una molestia para EMB. El padre de Montemayor era un convencido panista de Sabinas, Coahuila, y Montemayor era cercano al Presidente Salinas.
Alguna vez Pablo Reyes Dávalos, compañero en el movimiento de Autonomía de la UAC, me presentó a Montemayor, de quien era secretario particular en el INEGI. Pablo era enemigo del tamaulipeco montemayorista Óscar Olaf Cantú Ramírez, a quien consideraba intrigoso, traidor y falso.
En estos días, aprovechando el desmadre que tenía Eliseo en Coahuila, surgió de nueva cuenta el separatismo de algunos grupos facciosos de La Laguna, exigiendo al Congreso local que reformara la constitución para crear el Estado Libre y Soberano de La Laguna…
(Continuará)
Los negocios del poder de EMB