Don José Mujica: congruencia y dignidad

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José C. Serrano Cuevas.

El expresidente uruguayo José Alberto Mujica Cordano, anunció el martes 20 de octubre su retiro de la política activa. Explicó que la pandemia del Covid-19 determinó su decisión: tiene 85 años de edad y padece una enfermedad crónica. Al presentar la renuncia a su escaño en el Senado, Pepe Mujica declaró: «Me voy porque me está echando la pandemia».

José Alberto Mujica Cordano expresidente uruguayo

Tiempo atrás, Pepe Mujica empuñó las armas y pasó por duras condiciones de cárcel, donde él y sus compañeros del Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Tupamaros) fueron sometidos por los militares en el contexto de un régimen que torturó brutalmente a los opositores presos.

Nacido en una zona obrera de Montevideo, trabajó durante su juventud como vendedor de flores para ayudar a la economía familiar tras la temprana muerte de su padre. Fue testigo de las luchas obreras desde los años 50 del siglo pasado. Militó por un lapso breve en el Partido Nacional (PN) para después, inspirado por la Revolución Cubana, integrarse a la acción armada en un país que ansiaba la democracia.

A mediados de los años 60 se sumó al MLN-Tupamaros, que actuó como guerrilla urbana. Mujica comandó una de las «columnas» que integraban el MLN. Una de las acciones más importantes en las que participó fue la «toma de Pando», 35 kilómetros al este de Montevideo. En enfrentamientos con policías casi pierde la vida: seis impactos de bala lo colocaron en la antesala de la muerte.

Con el retorno de la democracia en 1985 salió de prisión tras aprobarse una ley de amnistía para los presos políticos. Pepe fue el encargado de comunicar a los ciudadanos uruguayos que el MLN dejaba las armas. En ese acto trascendente pronunció con voz firme una máxima que delineaba el perfil de un humanista: «No acompaño el camino del odio, ni aun hacia aquellos que realizaron bajezas sobre nosotros. El odio no construye».

Mujica consolidó su unión con Lucía Topolanski, compañera en el MLN. Ambos se instalaron en una chacra (rancho) a media hora de Montevideo. Desde su modesta estancia bregó por el ingreso del MLN a la coalición de izquierda Frente Amplio (FA) y creó el Movimiento de Participación Popular (MPP), llegando a la Cámara de Representantes en 1994 y al Senado en 1999. Fue elegido presidente de la República Oriental del Uruguay en 2009.

Alejado del protocolo, Pepe Mujica siguió viviendo en su chacra, acompañado de su esposa Lucía; lejos de los lujos del poder y, conduciendo su propio auto: un Volkswagen escarabajo 1987. Durante su gestión como primer mandatario de Uruguay (1 de marzo de 2010 a 1 de marzo de 2015), logró una reducción histórica de la pobreza en su país; se alcanzó el nivel de desigualdad más bajo en muchos años; la descentralización de la educación; diversificación energética; crecimiento de la economía; creación del Plan Juntos y la construcción de miles de viviendas; récord histórico en la baja de la tasa de desempleo, y aumento de los ingresos y el salario mínimo para los trabajadores.

Pepe Mujica ha llevado a la práctica, sin desvíos, dos valores fundamentales: congruencia y dignidad. Goza de la admiración de varios jefes de Estado por esa actitud frente a la vida; uno de sus admiradores es el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien lo invitó a la ceremonia donde rindió su primer informe de gobierno el 1 de diciembre de 2019.

El político uruguayo, en una rueda de prensa, dijo que el triunfo de AMLO no indica que los mexicanos «se volvieran de izquierda masivamente de un día para otro, sino que estaban hartos, que no es lo mismo».

Mujica deja así la política activa, aunque aclaró que continuará asesorando a sus correligionarios cada vez que lo convoquen, cuando lo visiten en su chacra. Mientras tanto el presidente mexicano seguirá en su palacio, rodeado de una corte de mujeres y hombres leales, montados en camionetas de lujo, negras y blindadas conducidas por choferes que no oyen, que no ven y que no hablan.