Profesor Evaristo Velasco Álvarez.
Como en todas las organizaciones de todos los tipos y de todos los tiempos, en la presencia de los 32 gobernadores que actualmente son los “REYES” en sus estados, resulta que de estos gobernantes estatales existen 10 que se han significado por no estar de acuerdo con el presidente de la República, principalmente porque son de partidos políticos diferentes y porque por lo mismo, representan diferentes modos de atender los asuntos de gobierno.
En nuestro país contamos con una Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en la que se especifican los límites a los que se debe someter todo actor político o ciudadano; de tal manera que nada es solamente porque al presidente en turno se le antoje hacer las cosas a su manera, sino que todo debe estar sometido a la Ley Suprema, o sea a la Constitución.
Todo el territorio nacional está dividido en Entidades Federativas, que firmaron un PACTO FEDERAL, por el que se integran en una sola nación y a la cual se deben atener todos, que es una República federal. Esta determinación se aceptó y adoptó desde antes de 1,900 y se ratificó en Querétaro en la firma de los constituyentes del 5 de febrero de 1,917 por lo que en esta Ley Máxima se puntualiza qué, cómo, cuándo y por qué se harán las cosas que se hagan.
El pacto federal establece que dentro del Estado o Entidad Federativa, los ciudadanos que lo habitan son los que habrán de determinar quién los gobierne, con la condición de que nada se hará en ningún lugar del país, que contravenga a lo dispuesto en la Constitución. Solo los diputados, con la ratificación de los senadores, podrán modificar este documento, así que ni el presidente ni los gobernadores tienen facultades para hacerlo por ellos solos.
Y es totalmente válido que haya gobernadores que no estén de acuerdo con las determinaciones presidenciales, lo que no están facultados es a desatender lo dispuesto por la Constitución; de ahí que exista el dicho de: “EN CONTRA DE LA LEY, NADA Y POR ENCIMA DE LA LEY NADIE”.
Mi sorpresa es que sabiendo todo lo anterior, haya gobernadores que quieran irse por la libre y hacer su voluntad, sin consultar a sus gobernados y sin atender a la Constitución. Digo que si quieren hacer las cosas y hacerlas bien, ¿por qué no lo hacen respetando la ley, que “juraron cumplir y hacer cumplir” el día que tomaron posesión de sus cargos?
¿Será que no se atreven a confrontarse con el pueblo que los eligió porque tal vez ese pueblo no los apoye y queden en ridículo? ¿Será que sólo están asustando a México con el petate del muerto, como los señores que pusieron tiendas de campaña vacías en el zócalo? La verdad es que no sé en lo que vaya a acabar este cuento. Lo que sí exijo a estos señores es que no tienen derecho a hacer sufrir al pueblo que les dio la oportunidad de vivir bien. Porque si no tienen la seguridad de contar con el respaldo del pueblo, solo así entiendo aunque no acepto, los teatros y dengues que han estado haciendo, porque así no lograrán ¡Que viva México!