La cara dura de Zebadúa

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Carlos Puig

Después de leer el documento con el cual Emilio Lozoya pidió su criterio de oportunidad a la Fiscalía General de la República, mediante acusaciones a todo mundo que tenía en la agenda de su iPhone, pensé que sería difícil superarlo. Me equivoqué.

Al menos Lozoya tuvo el buen gusto —es un decir— de aceptar que en algún momento él se había embolsado millón y medio de dólares por servicios prestados a Odebrecht y que había participado en todas las trampas y corruptelas, aunque lo había hecho obligado por ese terrible “aparato de poder”.

Pobrecito. Ahora tenemos a una víctima que no hizo nada de nada. Ni se embolsó nada, ni lo obligaron a nada.

Animal Político dio a conocer la petición de criterio de oportunidad de Emilio Zebadúa, mano derecha de Rosario Robles durante todo el sexenio peñista, el hombre de los dineros en las secretarías que ocupó la hoy encarcelada Robles.

Cuenta Zebadúa a detalle los mecanismos de la estafa maestra y sus cómplices, luego detalla acuerdos para liberar terrenos alrededor del nuevo aeropuerto de Ciudad de México hoy cancelado.

Lo cuenta como si hubiera sido un espectador. Él nada se embolsó. Aunque él y su equipo trabajaron juntos en ambas secretarías con Robles, él nunca hizo nada, mucho menos quedarse un quinto.

Y al final viene un párrafo que es una joya: “Para finalizar, cabe destacar que todas esas actuaciones y decisiones se tomaban a nivel del gabinete presidencial y con la gente de confianza del presidente Peña Nieto, nunca participé, determiné ni opiné sobre las estrategias o planeación de éstas, ya que la secretaria Rosario Robles Berlanga instruía a sus subordinados para que actuaran de esa forma”.

Ahora resulta que el oficial mayor, la persona en el puesto donde se maneja el dinero dentro de una secretaría no participó ni determinó ni opinó… Eso sí, según cuenta, su jefa Rosario Robles le contaba todas las tranzas que ahora relata en su petición. Zebadúa era apenas un espectador.

Sigo pensando que el criterio de oportunidad es una buena herramienta para la investigación de delitos. Pero en la ley está limitado y tiene reglas muy claras. No es, no debe ser un refugio para el cinismo y la impunidad. Ni para los relatos de quien ahora nos quiere convencer de que no supo ni hizo nada.

@puigcarlos

https://www.milenio.com/opinion/carlos-puig/duda-razonable/la-cara-dura-de-zebadua