El intencional olvido gubernamental de la estructura de salud pública

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José Guadalupe Robledo Guerrero

Durante los 10 meses que la pandemia del coronavirus nos ha mantenido recluidos en casa, hemos sido testigos de infinidad de protestas de los trabajadores de la salud, que insisten en reclamar que los hospitales sean dotados del suficiente material para la protección de quienes se encargan de atender a los contagiados del funesto virus.

Rogelio Montemayor Seguy, gobernador de Coahuila (1993 a 1999) intentó vender el Hospital Universitario de Saltillo (HUS)

Ahora que el Covid-19 ha tomado fuerza en nuestro país, la situación se ha complicado con la demanda de atención de los otros males que padece el pueblo de México, que no encuentra el cuidado médico que requiere para enfrentar sus malestares y dolencias debido al olvido gubernamental que durante décadas ha sufrido la salud pública, en el intento por privatizar la estructura sanitaria.

El IMSS, esa enorme estructura de salud pública mexicana, fue olvidada intencionalmente por el Gobierno de la República a partir de la aparición de los mandatos neoliberales, que aparecieron con Miguel de la Madrid Hurtado y continuaron hasta Enrique Peña Nieto. En esta etapa histórica, todas las empresas ligadas al estado fueron rematadas en ventas de garage, junto con las principales riquezas de la nación.

Al IMSS, al ISSSTE y a todos los hospitales públicos, estos gobiernos los pusieron en el camino de la privatización, subrogando los principales servicios a empresas privadas y haciendo desaparecer esas funciones de los hospitales de salud pública. De esa manera, dejaron de invertir en el crecimiento, modernización y mejoramiento de la estructura sanitaria.

En Coahuila, la euforia privatizadora de la salud se hizo presente cuando el gobernador neoliberal, Rogelio Montemayor Seguy, intentó vender el Hospital Universitario de Saltillo (HUS), aprovechando un movimiento realizado por las sindicalistas de ese nosocomio, que exigían que no se elevaran las tarifas hospitalarias y que se conservara el HUS como lo que siempre había sido: el hospital civil de Saltillo.

Para someter a las enfermeras del Hospital Universitario, Montemayor quiso encarcelar a las dirigentes de la protesta, y para intimidarlas, a 28 de sus compañeras, el rector –con la anuencia del Gobernador– las acusó penalmente ante la Procuraduría estatal por despojo y daños, debido a que mantuvieron en su poder las oficinas administrativas mientras se solucionaban sus demandas.

El movimiento de las trabajadoras duró alrededor de tres meses, de enero a marzo de 1995, y finalmente consiguieron vencer la intransigencia del Gobernador y de su rector, luego de que llevaron su caso hasta el secretario de Gobernación federal, Esteban Moctezuma Barragán, quien ordenó el cese de hostilidades hacia las trabajadoras, el retiro de las demandas y la solución del problema, impidiendo con ello la privatización o venta del Hospital Universitario de Saltillo.

El secretario de Gobernación federal, Esteban Moctezuma Barragán, ordenó el cese de hostilidades hacia las trabajadoras del Hospital Universitario.

Esta experiencia saltillense de la defensa de las instituciones, nos lleva a concluir que si el IMSS y el ISSSTE llegaron hasta la penosa situación en que se encuentran, es porque los trabajadores y sus líderes venales permitieron la casi destrucción de las estructuras de salud pública en México, las que pese a su problemática eran consideradas en América Latina como algo digno de emularse.

La pandemia nos recordó que algo se debe hacer para que el pueblo de México obligue a su Gobierno a iniciar el fortalecimiento de sus hospitales, clínicas y sanatorios de atención pública. Mientras tanto, debemos seguir enfrentando al coronavirus con lo que tenemos, esperando que pronto llegue a todos la vacuna tantas veces anunciada.

Política aldeana

Luego de la publicación de mi anterior comentario titulado La UAdeC ¿En crisis o en bancarrota?, llegaron a mi correo las páginas de la Universidad, donde se da a conocer el sueldo neto de los dos principales funcionarios de la Academia Interamericana de Derechos Humanos, organismo autónomo que está integrado a la estructura orgánica de la Universidad Autónoma de Coahuila.

La actual directora de la Academia, Irene Spigno, tiene un sueldo neto mensual de 166 mil 868.17 pesos. Asimismo, el anterior director de la Academia, Luis Efrén Ríos (ahora magistrado) mantiene un sueldo neto mensual por 157 mil 840 pesos como profesor e investigador. Excelentes sueldos por no hacer nada. ¡No te acabes UAdeC!

Pregunta huérfana


Hace días, en la más reciente protesta de los trabajadores del IMSS por falta de insumos para la protección ante el coronavirus, el dirigente charro cetemista, Tereso Medina, solo atinó a lamentarse de la situación, pero fue incapaz de defender las demandas de los que están en la primera línea de la lucha en contra del Covid-19, a pesar de que eso afecta la atención de los trabajadores y de sus familias, que dice representar. ¿Por qué Tereso Medina no protesta y demanda recursos para el IMSS como es su obligación?