Simón Álvarez Franco.
Real de Catorce es un pueblo mágico del estado de San Luis Potosí, famoso por su gran explotación minera y su abandono después de ésta, que lo llegara a considerar “pueblo fantasma”, por la poca cantidad de población que quedó viviendo en el pueblo. En tiempos de bonanza llegó a tener 20,000 habitantes, en cambio en el Censo del año 2000, sólo reporto 1,345 habitantes estables.
Historias y leyendas
Se puede acceder en poco más o menos de tres horas y media desde la capital del estado y un tiempo parecido desde Saltillo por la carretea 57 hasta Matehuala y luego un corto tramo en Santo Toribio hacia el norte. La carretera está en buenas condiciones, el tramo de Santo Toribio es empedrado en algunos cortos pedazos, pero transitable hasta la boca del Tunel de Ogarrio que sorpresivamente sale al paso.
Este túnel mide 2,300 metros de largo, fue construido el siglo antepasado, como tiro de una mina por los ingenieros españoles, -nativos de Ogarrio, España- de ahí su nombre-. Abierto al público en 1901, como sólo tiene espacio para un auto, antes se entregaba un banderín que el conductor debería entregarlo al salir del túnel al guardia del lado contrario para informar de su salida y dar entrada al otro auto que esperaba para continuar su viaje hacia el otro lado, ahora se usan teléfonos y radio. Entrar al túnel es toda una experiencia, se puede admirar una capilla dedicada a la Virgen de los Dolores en memoria de quienes perdieron la vida en su construcción, al fin del túnel se sale a un paisaje donde el tiempo se detuvo, donde vemos a gente que deambula a pie o a caballo por callejuelas estrechas que siguen el perfil de los cerros del Real de Minas de la Limpia Concepción de Guadalupe de los Álamos de Catorce, nombre exacto con el que fundado en 1772 por españoles que venían en busca de la plata abundante en las entrañas de sus serranías. El porqué de su nombre tiene varias versiones, una dice que ahí se escondían catorce ladrones que eran buscados en todo el Nuevo Reino de León, cuyo gobernante el Marqués de Cadereyta dio orden de capturarlos vivos o muertos, por eso se hizo popular la frase “vamos a donde los catorce”. Otra leyenda cuenta que 14 frailes que tenían como misión llevar la religión a esas apartadas regiones durante la época virreinal, se guarecieron en una cueva de ese cerro, y con la lumbre de sus fogatas que mantenían encendidas por la noche, en la mañana apreciaron “lagrimones” del blanco metal que escurrían de algunas paredes a donde llegaba el calor de las llamas y derretían el metal de sus paredes, de plata, por lo cual dieron parte a las autoridades y esto propició la aparición de gambusinos ante la fama de la riqueza de estas tierras.
Por una razón o por otra, se fundó el poblado y se hizo famoso por la riqueza ahí encontrada. Esto dio lugar al crecimiento de comercios y servicios, llegando a ser cerros apetecibles por mineros de entonces, lo cual convirtió a una aldea en una ciudad propiamente dicha.
Catorce es actualmente un sitio apacible, aunque cada fin de semana llegan hasta 500 turistas en busca de quietud y a admirar sus hermosas iglesias, restaurantes y lugares cercanos de gran belleza.
Hoy, ha renacido gracias al turismo, que recibe a cientos de turistas cada fin de semana, interesados en congelar el tiempo y recorrer un pueblo que pareciera vivir aún en el siglo XVIII y XIX. Un pueblo que alcanzó tal bonanza minera, que fue considerado por el explorador y científico Alexander Von Humboldt, como el “segundo o tercer lugar” entre las minas de la Nueva España, en cuanto a la cantidad de plata que producía.
De los lugares interesantes a visitar aparecen:
La Casa de Moneda
La primera moneda catorceña se acuñó en 1808, vaciada en bronce, se le llamó “cuartilla”, posteriormente se acuñaron monedas en 1810 de 8 reales de plata, mandadas acuñar por Mariano Jiménez y en 1815 una moneda local.
En 1863, don Santos de la Maza, importante minero adquirió un terreno, que se ocupaba como expendio de carbón, frente a la actual Parroquia de la Purísima Concepción con el fin de establecer la misma la Casa se Moneda. Dicha casa se convirtió en la casa habitación de los Condes, comenzando a acuñar monedas en enero de 1865. La maquinaria se importó de Filadelfia.
La Casa de Moneda tuvo una vida efímera, sólo 14 meses; fue cerrada en febrero de 1866 por orden del emperador Maximiliano, el cual tenía miedo de que los juaristas se apoderara de ella. Durante su funcionamiento se acuñaron 1’485,405 monedas de plata.
Se dice que el último director de esa empresa fue un señor de Apellido López Portillo, al parecer bisabuelo de José López Portillo quien fuera presidente de México de 1976 a 1982. Se han dado casos de coleccionistas de monedas, que en una subasta numismática han llegado a pagar hasta 45,000 dólares por una de estas raras piezas.
Este espacio fue restaurado y convertido en Casa de la Cultura en 2007, actualmente es un digno museo que alberga exposiciones temporales, la historia y rituales del peyote, fotografías de la historia de Real de Catorce, expresiones artísticas y desde luego, la historia de las monedas ahí acuñadas.
Artesanía Huicholas
Los pueblos huicholes que abarcan una franja del territorio nacional desde el occidente de Jalisco, Zacatecas, San Luis Potosí, norte de Querétaro, hasta Tamaulipas, tienen varias regiones sagradas y entre ellas se ubica Catorce, a donde en sus dos recorridos anuales en busca del peyote, tienen por costumbre establecerse un tiempo en este mineral para buscar el sagrado peyote, aquí se encuentra al amparo de una cactácea llamada biznaga roja que crece en este lugar semidesértico, a una altura de 2,800 metros sobre el nivel del mar, muy fría en invierno, templada el resto del año. Las artesanías indígenas son básicamente de jarcia, (ixtle de palma o lechuguilla) bolsas de mano, o para el mandado, sogas de colores, chamarras y vestidos de manta para el turista femenino, sí como adornos en forma de cruz de dulce y notable colorido.
El Valle Sagrado
Wirikuta –lugar sagrado- para los huicholes se encuentra a unos minutos del pueblo, después de pasar el arroyo de Catorce en donde se puede escuchar el relajante sonido del agua, pasando las ruinas de la mina del Socavón, durante el recorrido es posible observar lss abundantes cactáceas, entre ellas la biznaga roja de la cual se extraen los “cabuches” –tunas amarillas que brotan en marzo y abril-, alimento típico de esta región y que se pueden adquirir en cada restaurante que visite, guisados de diferente manera que constituye un alimento magnífico. Más abajo se divisa la Estación de Catorce, por la cual pasa el tren que comunica con el centro y norte del país; por cierto, que hace 30 años se descarriló cerca de aquí, causando docenas de muertos y cientos de heridos que tuvieron que llevar a su atención a hospitales de San Luis y Saltillo, ya que la fecha del accidente coincidió con los festejos de San Francisco de Asís, patrono de Catorce.
En estos lugares se encuentran víboras de cascabel, zorros, tortugas y diferentes ejemplares de la zona semidesértica. Llegamos finalmente a Wirikuta, sagrado para los huicholes, a donde llegan para sus ceremonias de “purificación” con el uso del peyote, que les sirve no sólo como alucinógeno sino también como alimento y curación de sus males, así como estimulante energético favoreciendo su recorrido diario de largas distancias.
Los huicholes fueron los primeros habitantes de Catorce, luego emigraron a Jalisco para evitar el mestizaje con los invasores. Sin embargo, regresan dos veces al año para realizar las ceremonias de la “caza” de su dios Hikuri (peyote) y celebrar sus respectivos rituales en el gran altar natural del Cerro del Quemado que ellos lo consideran como el ombligo del mundo. Es por eso que realizan sus expediciones, buscando el peyote, pequeña cactácea que como antes dijimos crece bajo la sombra de la biznaga roja, luego lo llevan a la cima del Quemado donde realizan oraciones, entregan sus artesanías como ofrenda a sus dioses, finalmente el Chamán provee a cada persona una dotación de peyote que necesita para comunicarse con sus ancestros y curarse de sus males del alma y del cuerpo. Este alimento tarda 30 años en crecer y aunque es una planta protegida por ley federal, sufre saqueos, temiendo su extinción los catorceños y preocupados porque los huicholes huirían de este lugar para efectuar su ceremonia en tierras de Jalisco. El peyote debe ser bien lavado y masticarlo fresco o seco, produce alivio y energía al caminante en sus recorridos sagrados, viene a ser lo que la hostia para los católicos.
Iglesia de la Purísima Concepción
En el Real de Catorce, se sugiere comer en alguno de los numerosos restaurantes italianos, españoles o mexicanos que abundan, la civilización ha llegado con sus bienes y males, pero otro lugar recomendado para visitar es la Iglesia de la Purísima Concepción , de estilo neoclásico construido en 1779, cuenta con magníficas pinturas e imágenes religiosas, en pleno centro de la ciudad, donde se venera la imagen de San Francisco de Asís, bajo la vigilancia de misioneros franciscanos, es notable su piso de mármol blanco de la región, tiene altares barrocos. En la nave izquierda la Virgen de Guadalupe sobresalea con un marco de plata, oro y filigrana regalado por el español, fundador del pueblo, Silvestre Alonso López Portillo. Frente al altar donde se venera a “Panchito” como cariñosamente llaman al Patrono los catorceños. Es de admirarse que el salón bautismal esté adornado con cientos de ex votos donados por los fieles en agradecimiento de los milagros que Panchito les ha concedido.
Cuenta la leyenda que un día llegaron unos burros con un cargamento sin dueño, y en una de las cajas venía la figura de “Panchito”, pieza hecha de madera muy pesada y es de goznes, es decir, se le mueven brazos y piernas. Comentan los catorceños que el santo siempre los ha ayudado a conseguir trabajo, a comprar una casita, a terminar su carrera profesional a sus hijos, aliviar a los desahuciados. Y aunque su festividad es el 4 de octubre, en Catorce la fiesta empieza el tercer domingo de septiembre y termina el 12 de octubre, con muchos festejos también en el mineral de la Paz al otro lado del túnel. Al regresarlo a su lugar en el templo, se rumora que en ocasiones hay que cambiarle las sandalias que están sucias y desgastadas, pues mientras está abajo, durante sus fiestas, sale a caminar por el pueblo y sus alrededores haciendo milagros. Esta fiesta a Panchito es más sonada que las de Semana Santa, pues la gente del pueblo adora a “Panchito”durante sus fiestas se llenan los hoteles y comercios, calculando hasta 300 mil asistentes foráneos a ellas.
El cine
Real de Catorce entró al mundo por la puerta grande cuando se filmó “La Mexicana” con las estrellas Brad Pitt y Julia Roberts, quienes mostraron los grandes atractivos de Catorce y gracias a su fama, contribuyeron a que se realizara el cableado subterráneo para luz y teléfono y el servicio de celulares, así como el crecimiento de atractivos turísticos que tiene la región.
Es Pueblo Mágico desde el año 2000, lleno de leyendas como quienes dicen haber visto “brujas” del desierto, que son luces que brincan de un cerro a otro y ruedan por serranías y ranchos considerando que son almas en pena, los más escépticos creen que son gases que escapan del suelo mineralizado y al contacto con el aire se vuelven flamas.
Otros más aseguran haber visto ovnis o escalofriantes fantasmas que se aparecen en los tiros de minas abandonadas o en hoteles que se han habilitado de las antiguas casonas coloniales.
Para que nos conste, lo mejor es visitar este hermoso lugar y sus alrededores que son atractivos, cuentan con todas las comodidades modernas y los lugareños son amables, corteses y el lugar es para descansar del estrés del diario trabajo.
Fuentes:
Siglo Nuevo de Torreón, 2008.
Periódico Heraldo de San Luis, 2012.
Historia de México, Francisco Hurtado Llamas, 1983.