Cerro Bola

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Rufino Rodríguez Garza.

Nos congratulamos de ver un libro de Arte Rupestre escrito por el Antropólogo Lorenzo Encinas Garza, originario de Sabinas, Nuevo León y avecindado en la Ciudad de Monterrey N.L.

No es frecuente que aparezcan libros de este apasionante tema y Lorenzo nos obsequia no sólo éste que estamos comentando de un lugar arqueológico en la frontera de Coahuila y Nuevo León, sino dos que aparecieron a finales del año pasado 2020; de ellos dos hablaremos en posterior ocasión.

De sumo interés es el libro Cerro Bola, pues su ubicación en los alrededores de Paredón en el municipio de Ramos Arizpe, Coahuila es un sitio que aporta mucha información y que nos permite ir conociendo el modo de vida de los cazadores-recolectores que habitaron estos inhóspitos lugares.

El libro cuenta con más de 170 fotos de grabados, de paisaje, fauna y personajes citados en el texto.  Tiene 158 páginas y un formato cómodo de 16.5 Cm. por 22.5 Cm. Se compone de 15 capítulos portada del autor y con fecha de publicación de junio de 2020 impreso en Monterrey, Nuevo León.

En el prólogo del amigo Cristóbal López Carrera expresa lo acucioso del autor, donde hace alarde de las referencias para apoyar y fundamentar el ensayo sobre estos lugares: Cerro Bola y La Biblioteca, además de dos lugares anexos a los anteriores.

Al igual que Lorenzo conozco el lugar y sé de lo valioso de la información que proporciona un lugar donde se practicaron eventos propiciatorios, tanto de cacería como de la salud. En muchas ocasiones fuimos a este sitio y otros que hay en los alrededores como son Ojo Frío y Presa de La Mula y otros más que hacen de este lugar toda una zona arqueológica que se tendrá que ir estudiando registrando y documentando, para que ya no se pierda información ni se siga vandalizando.

Lorenzo Encinas dedica buena parte del libro al Cerro Bola donde sobresale el “altar de los cuchillos” 43 piezas finamente grabadas donde se observa claramente la división entre lo que sería la herramienta de pedernal y el mango de madera.

Es todo un agasajo observar el enorme tablero de las navajas, un culto a las armas con las que se preparaban las presas y con las que seguramente servían de instrumento de defensa, pero también de ataque con el enemigo que envidiaba el sitio ya que estaba rodeando de arroyos con agua intermitente y no pocos ojos de agua.

A unos pasos hacia el norte del tablero se aprecian cuentas a base de puntos, astas de venado, dibujos abstractos y antropomorfos; varios.

Los mejores cuchillos o navajas enmangadas se localizaron físicamente en la cueva mortuoria de La Candelaria, en San Pedro Coahuila; y las mejores representaciones de esta útil arma se encuentran en la zona de El Pelillal y Presa de la Mula.

El libro Cerro Bola no tiene desperdicio, pues abarca ampliamente desde la ubicación hasta la descripción de los motivos grabados, pero también la vocación de lugar que fue seguramente dedicado a prácticas rituales y peticiones para la que la caza les fuera propicia. El lenguaje empleado en el texto es de fácil comprensión no sólo para el especialista sino para el público interesado en el tema, también vale la pena mencionar que el libro está sustentado de una amplia bibliografía; en este caso tiene 52 referencias que van desde Vito Alessio Robles, Aveleyra, Arroyo de Anda, Breen Murray, Mendiola Gal etc.  hasta Flores Ventura, Rodríguez Garza y el Doctor Carlos Manuel Valdés.

El libro tiene un tiraje muy corto, esperamos que pronto el autor nos lo haga llegar para su venta a Saltillo para disfrutar este texto, el cual te lleva de la mano por la geografía del sitio, por sus paisajes y por el pensamiento mágico religioso de los antiguos pobladores del norte de México.

Lorenzo nos habla de un lugar tan sagrado, que hasta la fecha se siguen practicando en el área rituales en el Espíritu del Niño Fidencio. Felicitamos al autor por rescatar este trazo de la historia de los cazadores-recolectores. ¡Enhorabuena!

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