Raúl Vera López, el Obispo simulador

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José Guadalupe Robledo Guerrero

El cura dominico, Raúl Vera López tomó posesión como Obispo de la Diócesis de Saltillo el 20 de marzo de 2000 y dejó el cargo el pasado 29 de enero, 20 años después de haber llegado a Coahuila.

Raúl Vera llegó a Saltillo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a donde fue enviado por sus superiores en 1995 como obispo coadjutor, según se dijo para neutralizar al obispo Samuel Ruiz, a quien se le ubicaba como el líder máximo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que surgió el 1 de enero de 1994, mediante una rebelión en contra del
Estado mexicano.

El nuevo Obispo de Saltillo, traía en sus maletas la imagen de un cura cercano al obispo Samuel Ruiz, pero quienes conocen de las relaciones eclesiásticas, saben que Vera López nunca fue del círculo cercano y de confianza de don Samuel, como lo eran dos connotados sacerdotes: Miguel Álvarez Gándara y Gonzalo Ituarte Verduzco, quienes siguen defendiendo los derechos humanos de los desposeídos y olvidados, y están presentes en todos los procesos de diálogo
y pacificación del país.

Desde que Raúl Vera arribó a Saltillo, llegó con la espada desenvainada, criticando al Gobierno de Enrique Martínez y Martínez, y dedicando sus homilías a hostigar a los ricos saltillenses, lo cual obligó al entonces Gobernador a comisionar a Horacio del Bosque Dávila, secretario de Obras Públicas del Gabinete estatal, a darle una atención especial al Obispo que venía con ansias de notoriedad, quien había aprendido en Chiapas el privilegio que dan los reflectores, de allí su protagonismo.

También consiguió que los ricos a los que criticaba en sus homilías, lo invitaran a degustar viandas y bebidas finas, por las cuales Vera López siempre mostró predilección. Del Obispo saltillense nunca se supo que comiera en las mesas de los pobres, a quienes supuestamente decía defender, pero nunca faltó a las mesas de los millonarios saltillenses.

Raúl Vera organizó en Saltillo su propio ejército. Integró a su rebaño a los miembros de Alianza Cívica, organizó la asociación civil San Aelredo para la defensa de los derechos de la diversidad sexual, presumió la creación de la Casa del Migrante, que fundó el sacerdote Pedro Pantoja, y hasta la fecha continúa administrando las exigencias de los deudos de los mineros muertos en la mina de Pasta de Conchos, todo para conservar su notoriedad política, que según dicen sus malquerientes, le ha sido redituable.

Desde su llegada se dedicó a cambiar a los sacerdotes incómodos para sus pretensiones protagonistas, y en su lugar les dio acomodo a sus incondicionales, tal fue el caso del sacerdote Antonio Usabiaga Guevara, a quien le quitó la parroquia de Fátima que había construido y el Instituto Seglar de Estudios Religiosos, que Usabiaga había creado y a través del cual difundía el conocimiento del Evangelio.

Vera López fue acusado de proteger a los curas pederastas que hay en la Diócesis de Saltillo, sabía quiénes eran los pedófilos, pero nunca dio sus nombres. Fue duramente criticado por su proclividad a la buena vida, en variadas ocasiones fue fotografiado en bares y caros restaurantes tomando bebidas embriagantes como cualquier parroquiano, siempre acompañado de su fiel asesora, quien presumía la privilegiada relación de ella y el Obispo con el Gobernador en turno. “El Obispo de los pobres” siempre viajaba en avión en clase Premier.

Durante sus 20 años al frente de la Diócesis de Saltillo, Raúl Vera fue muy criticado por la feligresía católica, quienes insistieron en que su conducta mundana, nada tenía que ver con su alto cargo eclesiástico. Tal vez por esas frívolas actitudes es por lo que no lo quiere el lopezobradorismo.

Quizás por todo ello, Raúl Vera López insiste en quedarse a vivir en Saltillo. Ya le agarró el gusto a la buena vida, a la notoriedad y al protagonismo, y aunque no tenga méritos para que lo llamen el Obispo rojo, el Obispo de los pobres y el defensor de la Teología de la Liberación, no tiene pudor en que sus fans lo ubiquen –cuantas veces sea necesario– como candidato al premio Nobel de la Paz, aunque todo lo que ha hecho sea simple simulación…


Política aldeana

En los corrillos políticos se asegura que el Alcalde de Saltillo, Manolo Jiménez Salinas, renunciará a su cargo para ser diputado federal plurinominal, y en su lugar quedará como Presidente Municipal interino, Carlos Robles Loustaunau, actual secretario del Ayuntamiento saltillense.


Pregunta huérfana

Es obvio que el asunto de la vacuna y la vacunación contra el Covid-19 ha sido politizado por la partidocracia, pues tanto tirios y troyanos están lucrando con el tema y ocultando la verdadera información para llevar agua a su molino.

¿Hasta cuándo le informarán a los mexicanos la realidad sobre las vacunas y la vacunación en México?