Luis Fernando Hernández González.
“Será un ejercicio de conciencia democrática y de visión de futuro el resultado de esta próxima elección federal de 2021, al ser México país de clase media”
Tal vez el término de sectorización social para muchas personas no tenga ningún significado, más en cuanto cuantificamos y cualificamos, podemos definir su peso específico en una sociedad demandante de resultados tangibles, como es hoy en día se puede analizar la nuestra, en donde la autoridad gubernamental federal, de manera y forma recurrente, remarca en sus discursos una lucha de clases que rayan en la contradicción y el antagonismo, alejado totalmente el discurso mañanero de la búsqueda de unión, conciliación, encuentro y posicionamiento que exige con urgencia el desarrollo en general del país.
Para conocimiento de todos existe en el país un sector trabajador compuesto por el 60.1 % de la población entre hombres y mujeres, que se mostró de manera creciente hasta el inicio del actual sexenio del presidente López Obrador; mostrando una disminución en su empleo durante 2020 por cerca de 10 millones de personas, reflejando con esto un incrementa a 63 millones de mexicanos, el segmento social de pobreza que registran los monitores y evaluaciones del propio CONEVAL, organismo que mide los comportamientos de pobreza en el país.
Así, vemos también que la denominada clase media en México está constituida por 12.3 millones de hogares sumando un total aproximado de 44 millones de personas, de las cuales tres cuartas partes de esta se desenvuelve en el medio urbano, es decir 33 millones hacen una vida bajo criterios de desarrollo social y productivo en las urbes del país. Generando todos ellos, una dinámica que se traduce en un verdadero motor de distintas actividades tanto económico, productivas, profesionales, comerciales y de servicios al mover todo un aparato generador y multiplicador de riqueza para la nación, este es el verdadero significado de la clase media en México.
En una breve descripción de quien es la clase media, podemos decir que son los profesionistas, maestros, médicos, licenciados, ingenieros, técnicos, comerciantes, prestadores de servicios, enfermeras, oficinistas y servidores públicos, que en sus respectivas modalidades juegan un papel vital para el trabajo y servicio de toda nuestra sociedad. ¿Será entonces este sector factor de cambio en esta elección de 21 mil posiciones electorales a lo largo y ancho del territorio nacional, en donde se deben de elegir a mujeres y hombres en una igualdad de género en su participación política?
De ahí por qué las muestra constantes de repudio y rechazo de este importante sector social ante las políticas públicas expresadas en torno a la actual admiración federal; al ser todos ellos, los que hacen de las redes sociales una plataforma de descalificación, bufa y escarnio de los planes y programas que busca exhibir sin resultados la 4T; al ser la clase media producto de los impuestos recaudados de este sensible y productivo sector social que es la clase media de la nación, los recursos que el gobierno reparte a discreción para su beneficio electoral. Ojo, porque la razón bajo lo cual se les busca someter con el control gubernamental de las redes sociales que se pretende implementar.
En este segmento está la verdadera y real confrontación; cuando de manera reiterada vemos al presidente y su legión dogmática en su verborrea ofenden a los conservadores, corruptos, fifís, señoritingos y sectores que se oponen a su llamada transformación, la cual no exhibe resultados verificables, mucho menos rumbo certero hacia donde transita su gobierno y la misma administración federal que él encabeza, pues desgastante es su lenguaje anticorrupción, salud, honestidad, seguridad, criminalidad, abusó de poder; cuando la sociedad mexicana constata todo lo contrario en comportamientos en personajes y partido político del propio presidente, como tal es el caso del Salgado Macedonio, en el estado de Guerrero, en donde el abuso, el pisoteo de la ley y el dolor de víctimas es una auténtica realidad que pesa sobre autoridad y partido, política del mismo presidente para este próximo proceso electoral de 2021.
Ante este difícil escenario que confronta este proceso electoral de 2021, agregue usted la crisis sanitaria con el COVID-19. 1.- La crisis económica con una maltrecha taza de crecimiento de -8.3% del PIB y resultados de desempleo que empobrecen a la gente. 2.- La crisis de inseguridad y el crecimiento delincuencial a lo largo y ancho de la república. 3.- La crisis de confianza en un gobierno que no da muestras de claridad y certidumbre en la corrección de 2 años de gestión pública que propicie el desarrollo económico, político, social y democrático que demanda el conjunto de la sociedad. 4.-La crisis institucional, que es manipulada en su conjunto por un solo hombre, arrinconando a los poderes de justicia y legislativo, mismos que deben ser el equilibrio de la nación con sus pesos y contrapesos, que hoy se ven diezmados y sometidos.
Serán sin duda la clase trabajadora y los sectores medios, los verdaderos protagonistas de esta elección a celebrar el 6 de junio, pues estará en juego el país que como mexicanos queremos, el cual deseemos sea democrático, libre y de una auténtica visualización de futuro con sus retos y consecuencias frente al mundo de este siglo XXI.
Unión, cohesión, democracia y solidaridad… para que gane México.