¡Ya chole!

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

Para comenzar, es preciso recordar una frase de Joseph de Maistre: “Todo pueblo tiene el gobierno que merece”. Después, en el siglo XX, el escritor y político francés André Malraux corrigió: “No es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”. Para Andrés Manuel López Obrador, la cuestión es más sencilla y concreta: los 30 millones de mexicanos que votaron para que fuera presidente, es el pueblo sabio, pero nada dice de los 60 millones que no votaron por él.

Con este marco referencial, podemos abordar el más reciente escándalo -no el último- de la partidocracia, el que se refiere a las acusaciones de violaciones sexuales en contra del candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, y la defensa que de él ha hecho el presidente López Obrador, incluso en contra de las críticas de las mujeres que se siente ofendidas por ese respaldo presidencial.

Aunque se han dicho muchas cosas sobre el asunto, nadie sabe la verdadera razón por las que AMLO apoya a Salgado Macedonio; sin embargo, sobre el particular dos especulaciones se han quedado: 1.- Que a López Obrador no le interesan los feminicidios, las violaciones y los abusos sexuales que diariamente sufren niñas y mujeres en México. 2.- Que detrás de la campaña contra Félix Salgado se encuentra otro de los aspirantes, Pablo Amílcar Sandoval (hermano de la secretaria de la Función Pública), que en contubernio con los priistas le está haciendo la guerra al candidato de Morena, y por eso AMLO apoya a Salgado Macedonio. Ante esto, que cada quien que crea lo que mejor le convenga.

Según el articulista de El Universal, Juan Pablo Becerra-Acosta, desde hace años Salgado Macedonio tiene varias denuncias por acoso sexual y violación documentadas, y en su artículo de ayer sábado, insistió en el caso de una mujer que Félix Macedonio drogó en 2016, la golpeó, la fotografió y la violó. Luego durante un año siguió violándola, con la amenaza de que si no aceptaba exhibiría las fotos, y si lo denunciaba mataría a su esposo, un abogado laborista que recién murió de Covid. El periodista piensa que AMLO está desinformado.

Por otro lado, el encono y la insistencia con que la “oposición” al obradorismo ha ventilado el caso al público, en nada se compara con el silencio que han guardado con el encarcelamiento del exgobernador de Puebla Mario Marín, por haber ordenado en 2005 la detención y tortura de la periodista Lidia Cacho, autora del libro “Los demonios del edén”, en donde denuncia una red de pederastia y prostitución infantil de niñas de 4 a 12 años que servían para entretener a políticos y empresarios.

Entre los pederastas están dos conocidos políticos de la ahora “oposición”: Emilio Gamboa Patrón y Miguel Ángel Yunes Linares, tal vez a esto se debe el silencio sobre el caso.

Con la polarización, en México cada quien reacciona a los escándalos de acuerdo al bando con el que simpatiza electoralmente, no se guían por la justicia y la ley, sino por el partido al que pertenecen. También es verdad que los colectivos y activistas que defienden a las agredidas, acusan a la cultura patriarcal de ser causante de todos los delitos contra las mujeres, pero nadie quiere profundizar que esa cultura se la debemos a la religión católica-cristiana que nos impusieron los españoles en la conquista, y que en el seno de esa iglesia se ve en todo su esplendor el patriarcado que tanto aborrecen las defensoras de las mujeres.

Sin embargo, este tema es considerado tabú en el siglo XXI, por eso no se discute a profundidad, a pesar de que esclarecería mucho nuestra visión de las cosas, ya que la cuestión no es sencilla, llevamos 500 años en esa cultura patriarcal.

Es importante señalar que para cambiar la cultura patriarcal no basta con aprobar leyes, ni es suficiente con pagar spot en los medios de comunicación pidiendo a los mexicanos un mejor comportamiento, pues el problema es educativo, no sólo escolar, sino familiar y social. Y dígame si no, los mexicanos, en la inmensa mayoría somos cuidados, formados y educados por nuestras madres o abuelas que son mujeres, entonces deberíamos preguntarnos por qué nos convertimos en misóginos, asesinos, violadores y abusadores de mujeres. ¿En dónde está el problema?, deberíamos preguntarnos y tratar de respondernos.

Si de verdad queremos erradicar las conductas contra las mujeres, debemos discutir a fondo el tema, no solo para tener conocimiento sobre la situación, sino para encontrar el problema y la solución, pues los escándalos que se ventilan en la partidocracia nos confunden y poco nos enseñan, pues es pura politiquería, más si estamos en épocas electoreras.