José Guadalupe Robledo Guerrero.
Seguramente ya no hay duda que Andrés Manuel López Obrador es el mejor ejemplo de aquella frase que hizo famosa Winston Churchill: “Un político piensa en la próxima elección y un estadista en la próxima generación”. AMLO es un político electorero como todos los que engendró “la democracia a la mexicana”, la que hoy, gracias a la polarización electorera, se comienza a conocer la verdadera práctica y comportamientos de aquellos que luchan por el poder y los presupuestos del país, algo digno de la desvergüenza y el cinismo en donde encontramos como candidatos a violadores, pedófilos, acosadores sexuales, delincuentes, prófugos de la justicia, etcétera.
Esto viene a colación a propósito del deleznable papel que hizo el presidente mexicano en la Cumbre virtual del Cambio Climático que convocó el presidente estadounidense Joseph Biden para tomar medidas en contra del calentamiento global y sus causas: la emisión de gases tóxicos que generan el efecto invernadero.
A dicha convocatoria asistieron 40 personajes mundiales, entre gobernantes, especialistas y grandes empresarios. Haciendo a un lado sus enormes diferencias políticas, ideológicas y económicas, estuvieron presentes los gobernantes de los tres países más poderosos del mundo: el presidente de China Xi Jinping, el presidente de Rusia Vladimir Putin y el convocante presidente de Estados Unidos Joseph Biden.
Para México es de vital importancia el tema, pues según los especialistas, si nada se hace por contrarrestar el calentamiento global, en nuestro país habrá menos agua, malas cosechas, inseguridad alimentaria, problemas de salud y desnutrición, seguirán las sequías en el norte de México y las inundaciones en Tabasco y el sureste mexicano, además de los constantes incendios de bosques.
Mientras los poderosos personajes proponían y acordaban cómo contrarrestar el peligro en que se encuentra nuestro planeta, López Obrador mostró indiferencia hacia el tema, precisamente en el día mundial de la Tierra, pero lo más grave es que se delató como frívolo, ignorante y contrario al tema más preocupante de la humanidad: el cambio climático y sus destructivos efectos, y para demostrarlo “salió con su batea de babas”, y dígame si no.
Cuando le tocó su turno de cinco minutos, López Obrador nada dijo sobre energías renovables, energías limpias ni del compromiso de México en la transición energética; por el contrario, habló -como solo él acostumbra a hacerlo- sin datos sustentables, ni comprobables y con mentiras, como si le estuviera hablando a su clientela electorera y no al mundo.
Entre otras cosas, abordó los supuestos yacimientos de petróleo encontrados durante su gobierno, y los que según él, no los explotará para que le queden de herencia a las generaciones por venir. Habló de producir gasolinas nacionales para evitar la importación y de reducir las exportaciones de petróleo crudo. Nada qué ver con el tema mundial tratado.
Y pese a que horas antes el gobierno estadounidense le había dicho que el programa “Sembrando Vida” y el tema migratorio no estaban considerados en la cumbre ni eran tema para discutir, “El Peje” se fue por la libre, insistiendo en la supuesta siembra de árboles frutales y maderables que su programa está financiando en el sureste del país, en donde según sus datos están involucrados 450 mil campesinos con un ingreso mensual de 5 mil pesos y se han sembrado 7 millones de árboles. El costo de este programa -según AMLO- es de 29 mil millones de pesos, que dicho sea de paso, se pagan con efectivo.
Pero eso no fue todo, AMLO fue más lejos en su frívola perorata, al pedirle al presidente Biden que Estados Unidos financiara su programa “Sembrado Vida” en Guatemala, Honduras y El Salvador, y le propuso que después de tres años sembrando árboles, el gobierno de Estados Unidos les diera visas de trabajo, y después de otros cuatro años, la residencia.
Para qué reseñar más babosadas presidenciales, éstas son suficientes para ser el hazme reír del mundo, pero también para darnos cuenta que tenemos un presidente con la mentalidad de un país bananero de principios del siglo pasado.
Hasta ahora, los comentarios que leí sobre este ridículo presidencial, califican a lo dicho por López Obrador como “ocurrencias”, pero no es así, el proyecto bananero de AMLO es una estrategia política, para gobernar un país de pobres y dependientes de las dádivas presidenciales, pero esto tampoco es sustentable, pues las dádivas provienen de los impuestos de los que trabajan y producen, y si no hay quienes paguen impuestos, nada habría que repartir.
La estrategia política de López Obrador proviene de la idiosincrasia cultivada en su lugar de origen. AMLO es del sureste de México, nació en Macuspana, Tabasco, a 96 kilómetros de Palenque, Chiapas, en donde tiene su quinta “La Chingada”.
Para entenderlo, es menester recordar que de acuerdo a las tazas de pobreza, los estados más pobres del país son: Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz, precisamente la región consentida de López Obrador; y fiel a su lugar de origen, AMLO sigue pensando en un país de pobres para gobernarlo, y odia todo lo que implique progreso, riqueza, ciencia, educación, cultura del esfuerzo, etc.
Entonces no son ocurrencias de AMLO, es una estrategia política para gobernar un país de sembradores de árboles, en lugar de cuidar lo poco que queda de la maravillosa y abundante riqueza natural de las selvas y bosques de México.
Pero eso tiene remedio, hay quienes piensan que para evitar las revueltas por cuestiones electoreras que “El Peje” tiene en mente, México debería dividirse en dos países: Uno en el sureste gobernado por AMLO con su mentalidad bananera, y el otro en el norte del país gobernado por quienes vean en la educación, la salud, el empleo y la seguridad pública el camino del progreso y del desarrollo que nos saque de la pobreza estudiando y trabajando.
Por último, debo confesar que ni cuando Enrique Peña Nieto leyó un discurso en inglés me reí tanto como con la intervención de “El Peje” en la Cumbre del Cambio Climático. Gracias AMLO por hacernos reír en tiempos de pandemia. Lo negativo es que el mundo va a creer que todos los mexicanos somos iguales al “Peje”. #yotocomadera