Mis sexenios (47) “El Rey ha muerto, viva el Rey”

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

          Luego de casi dos años de inactividad política, Enrique Martínez y Martínez se había convertido en el Delegado de CEN del PRI en el vecino estado de Nuevo León, debido a ello permanecía la mayor parte de su tiempo en Monterrey, en donde EMM se autoexilió.

También Ernesto Zedillo transitaba sus primeros meses en la Presidencia de la República, y el pleito con Salinas de Gortari había salido a la luz pública con el “error de diciembre de 1994”, que generó la crisis económica que sucede cada fin de sexenio, con fuga de capitales, especulación con el dólar y la consecuente devaluación del peso.

Como resultado de esta pugna cupular, en marzo de 1995 se encarceló a Raúl Salinas, el hermano incómodo del expresidente Salinas de Gortari, por cuyo caso el exmandatario realizó una huelga de hambre en la colonia Fomerrey III, de San Bernabé, en Monterrey, Nuevo León.

A Raúl Salinas lo acusaron del asesinato de su excuñado, José Francisco Ruíz Massieu, de lavado de dinero y de enriquecimiento ilícito. Diez años después, el 14 de junio de 2005, Raúl Salinas de Gortari abandonaba el reclusorio absuelto del crimen de Ruiz Massieu, del lavado de dinero y con sus cuentas en Suiza descongeladas.

De este suceso recuerdo una anécdota que muestra en toda su magnitud lo que Óscar Flores Tapia calificó como “condición humana”, para referirse a las traiciones e ingratitudes de los cortesanos.

Resulta que cierto día de marzo me invitó a cenar Noé Garza Flores, al que había ayudado para que Hugo Andrés Araujo le diera una posición en la CNC, y quien se desempeñaba como diputado local y Presidente del Congreso estatal. “Invita a nuestro cuate Alfredo Dávila”, me dijo, y a las 10 de la noche pasamos por Noé al Congreso.

Ya en el Congreso, rodeado de los diputados priistas, Noé pidió que nos esperáramos a que iniciara el noticiero de Jacobo Zabludowski “porque van a dar una noticia importante”. Zabludowski dio a conocer que ese día habían aprehendido a Raúl Salinas de Gortari, hermano mayor del expresidente Carlos Salinas.

Luego que Zabludowski informó del encarcelamiento de Raúl Salinas, Noé Garza volteó y esbozando una sonrisa me dijo: “Luego de Raúl, el siguiente es tu amigo”. 

         De inmediato supe que se refería a Hugo Andrés Araujo de la Torre, quien había sido protector de Noé Garza desde que Hugo se hizo cargo de la dirigencia nacional de la CNC. Apenas meses atrás, Noé se desvivía por quedar bien con su “jefe y líder, Hugo Andrés Araujo”. Me levanté del asiento, le espeté en su cara: “pinche ingrato”, y salí del lugar. 

A la salida del Congreso, Alfredo Dávila me alcanzó lleno de confusión: “Qué onda, te volviste loco, o qué”, me dijo. Para que entendiera mi actitud, le platiqué que Hugo Andrés Araujo había sido para Noé su tabla de salvación. Le comenté que alguna vez encontré a Noé deambulando por los pasillos de la CNC en México, y me pidió que le hablara bien de él al “Líder Araujo”. Le dije que le había pedido a Hugo Andrés que aceptara a Noé, pues luego de la salida de la CNC de Héctor Olivares Ventura, Noé había quedado huérfano y convertido en un emisario del pasado, y lo peor, sin chamba.

Araujo lo aceptó, lo hizo subsecretario y lo relacionó con la cúpula salinista. En los momentos del saqueo salinista, Noé era un cortesano de los Salinas, como lo eran todos los políticos del país. En la CNC vi como los gobernadores hacía fila para saludar a Raúl Salinas, todos querían estrechar su mano para que los viera. Alfredo entendió mi exabrupto. Así es “la condición humana” de los lacayos.

A propósito de “la condición humana” recordé lo sucedido en el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS realizado en 1956, tres años después de la muerte de José Stalin, el Dios-dictador que gobernó la Unión Soviética durante 29 años.

En el Congreso, Nikita Kruschev, que quería ser el sucesor de Stalin, subió a la tribuna y a través de su “discurso secreto” criticó a su exjefe Stalin, al que le servía de bufón en sus borracheras, al fin y al cabo, Stalin ya no podía responderle desde su tumba. Nikita dibujó a Stalin como el peor criminal, el más grande inepto de la historia y el mejor ejemplo de la corrupción y la maldad.

Cuando Nikita externaba su oportunista perorata, uno de los diputados rusos, estalinista por supuesto, lo interrumpió para preguntarle “Camarada Nikita ¿dónde estaba usted cuando Stalin cometía todos esos infames crímenes de que ahora lo acusa?”.

El rudo Nikita Kruschev, le contestó desde el presídium: “Yo me encontraba sentado como usted, en el mismo lugar, pero muerto de miedo”. Así son los políticos mexicanos, Noé Garza Flores es sólo un ejemplo de ellos. El feudalismo les legó una frase que lo dice todo: “El rey ha muerto, viva el rey”.

A principios de marzo tomó posesión como Secretario General del CEN del SNTE, Humberto Dávila Esquivel “La Liebre”, finalmente su relación íntima con Elba Esther Gordillo había rendido frutos.

La inseguridad pública

En marzo de 1995, los diferentes sectores de la sociedad no se cansaban de exigir la destitución del Procurador Humberto Medina Ainslie, pero Montemayor se mostraba sordo, ciego y paralítico ante esos reclamos sociales.

A Medina Ainslie no le interesaba la justicia ni la seguridad de los coahuilenses, porque desde un principio se dedicó a hacer negocios a la sombra de su cargo, y a robarse -con la complicidad de sus subalternos- los bienes que recuperaba la policía ministerial de los asaltantes de traileros y camioneros.

La inseguridad pública en Coahuila se había recrudecido desde que Montemayor tomó posesión del gobierno coahuilense. En los primeros 15 meses del “gobierno” montemayorista se habían perpetraron cinco secuestros de gente importante, económica y socialmente, pero la gota que derramó el vaso fue el secuestro del hijo del copropietario de la constructora Server, Virgilio Verduzco Rosán.

Humberto Medina Ainslie

Lo grave del asunto era el rumor que corría, en donde se aseguraba que el gobernador se había enterado del secuestro por los medios de comunicación y no por los informes de sus subalternos, tal y como sucedió con el caso del Grupo Aztlán y de su propietario, José Luis García Treviño (a) Juan Chapa Garza.

La presión social ante la inseguridad era fuerte, por eso Montemayor dejó que se especulara sobre el posible relevo de Medina Ainslie, cuyo principal prospecto era el que luego se convertiría en moreirista de hueso colorado, Fausto Destenave Kuri, quien se desempeñaba en el gobierno montemayorista como Coordinador de la Procuraduría General de Justicia en la Región Lagunera. 

Fausto Destenave tenía siete años de haber egresado de Jurisprudencia de la UAC, y había hecho una vertiginosa carrera. Colaborador de Montemayor en la Cámara de Diputados, agente del Ministerio Público federal, Subdelegado y Delegado de la PGR en varios estados del país, y miembro del Cisen.

Se rumoraba que su rápido ascenso se debía a que se relacionó con Mario Ruiz Massieu y Jorge Stergios, dos corruptos y facciosos personajes que luego fueron perseguidos por la PGR. También se dijo que Destenave Kuri fue uno de los siete fiscales involucrados en el proceso de investigación del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, a los que se les acusó de ocultar información a cambio de importantes sumas de dinero.

En ese tiempo se decía que tenía negocios con el entonces director de Turismo, Fernando de las Fuentes Hernández, otra fichita priista hijo del exgobernador José de las Fuentes Rodríguez. 

Pero Fausto Destenave Kuri no logró su aspiración de convertirse en Procurador, porque el 23 de junio de 1995 fue detenido por la PGR acusado de ser beneficiario y cómplice de la corrupción que se generó para encubrir a los asesinos de José Francisco Ruiz Massieu. Luego sería puesto en libertad.

En Coahuila, el gobierno estatal ocultó esta información, incluso cuando se le preguntó a Montemayor sobre la detención de su subordinado, con cinismo dijo no estar enterado del caso, y refrendó su voto en favor de la honorabilidad del detenido.

Los diálogos de paz

          Del 20 al 23 de abril de 1995, 16 meses después del levantamiento armado, a invitación de Jaime Martínez Veloz (entonces diputado federal) me trasladé a San Andrés Larráinzar, Chiapas, en donde se realizó la reunión más importante del EZLN con el gobierno federal y los diputados de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa). Jaime era miembro de esa Comisión, de allí emanaron “Los Acuerdos de San Andrés”, que nunca cumplió Ernesto Zedillo, a pesar de que los firmó su gobierno.

Alfredo Dávila me acompañó, y en San Cristóbal de las Casas convivimos con los integrantes de la Cocopa: Heberto Castillo y Juan Guerra del PRD, Luis H. Álvarez y Rodolfo Elizondo del PAN, Pablo Salazar (luego preso por malversación del erario chiapaneco) y Jaime Martínez Veloz del PRI, y José Robles Narro del PT.

Además de la Cocopa, en los diálogos de San Andrés estuvieron representados el EZLN, la Secretaría de Gobernación y la Conai (Comisión Nacional de Intermediación), organismo católico manejado por el obispo Samuel Ruiz, principal líder del EZLN. 

De San Andrés Larráinzar, un pueblo montañés a 70 kilómetros de San Cristóbal de las Casas, salieron los zapatistas el 31 de diciembre de 1993, para tomar San Cristóbal y declararle la guerra al gobierno federal.

En ese lugar, decenas de periodistas de todo el mundo cubrían el evento, pues como dijera un periodista español “No todos los días se ve un grupo de indígenas armados discutiendo con el gobierno acuerdos de reivindicación para los pueblos originarios de América”.

De igual forma se dieron cita en San Andrés decenas de observadores extranjeros, sin faltar los miembros de la “sociedad civil”, que en su inmensa mayoría son de procedencia urbana, católicos, antipriistas, y poseedores de la verdad absoluta, panistas-clericales pues.

En San Andrés estaba prohibida la venta y consumo de bebidas embriagantes, y quien vendiera cerveza o vino lo castigaban amarrándolo en una cruz de madera en forma de equis, para que sufriera la vergüenza por haber desobedecido las instrucciones del mando militar del EZLN.

Más de cinco mil indígenas, principalmente tzotziles y tzeltales, se concentraron en San Andrés para salvaguardar la seguridad de las pláticas. Para el gobierno, la presencia de los indígenas, era un acto de publicidad y presión zapatista que violaba los acuerdos iniciales del diálogo. 

Esto retardó las pláticas, y para evitar que el gobierno lo tomara como pretexto para romper el diálogo, el EZLN retiró a sus simpatizantes. Por su parte, la federación hizo una propuesta a los zapatistas: que el EZLN se concentrara en tres lugares de los Altos de Chiapas, algo así como una reservación india al estilo estadounidense.

          Los diálogos prosiguieron, se firmaron los acuerdos de San Andrés Larráinzar, pero el Presidente Ernesto Zedillo no los reconoció, a pesar de que fueron firmados por Gobernación. Desde entonces los zapatistas ocupan ciertos territorios de Chiapas, conservando sus armas, su organización militar y los Acuerdos de San Andrés, para hacerlos valer en su momento.

Ernesto Zedillo no tenía intención de cumplir sus compromisos con el EZLN. Por eso, en febrero de 1995, Zedillo dio a conocer la identidad de los dirigentes del EZLN, denunciando que el Subcomandante Marcos era el exprofesor y filósofo de Tampico, Tamaulipas, Rafael Sebastián Guillén Vicente, de 38 años, y contra el cual el gobierno federal giró orden de aprehensión acusándolo de terrorismo, uso de armas exclusivas del ejército, y otros delitos.

Hasta ahora, el ejército zapatista sigue en sus áreas de influencia, principalmente los municipios en torno a Ocosingo, la puerta a la selva lacandona, y San Cristóbal de las Casas es su centro político.

Aquella fue la última vez que saludé y platiqué con Heberto Castillo, quien coloquialmente nos dijo que la entonces senadora perredista Irma Serrano “La Tigresa” explotaba a indígenas chiapanecas. Las llevaba a su residencia a trabajar y no les pagaba. 

En ese tiempo, “La Tigresa” era senadora por el PRD, pero nadie se le oponía o la criticaba, pues de inmediato los acusaba de maricones, de tener disfunción eréctil, delataba a los amantes de quienes la enfrentaban, y en el mejor de los casos les mentaba la madre y los insultaba. Como amante del Presidente Gustavo Díaz Ordaz, la autora de “A calzón amarrado” conoció los pecadillos y perversiones sexuales de los políticos mexicanos. 

En Coahuila, a la mitad de 1995, el diputado local Noé Garza Flores entraba a la Presidencia del CDE del PRI coahuilense a relevar a Braulio Fernández Aguirre. Noé dejaba la Presidencia del Congreso local, para convertirse en el Presidente del PRI estatal. Desde entonces ya se hablaba del “nuevo PRI”, con los mismos responsables de los rezagos sociales, la inseguridad, la pobreza y la corrupción de México.

Montemayor, intentó a través del Rector de UAAAN, Refugio del Campo Pérez, deshacer el Consejo Universitario de la Narro, como trató de hacerlo en la UAC, pero desistió por el riesgo de un conflicto universitario. Mucho ayudó que en El Periódico de Saltillo denunciáramos a tiempo la agresión a los Buitres.

(Continuará).
La politiquería montemayorista…