José Guadalupe Robledo Guerrero.
Mientras el presidente López Obrador violenta las leyes electorales a su arbitrio, el proceso electoral se ha ensangrentado con el asesinato de una veintena de candidatos a puestos públicos; el último, Abel Murrieta, candidato a alcalde de Cajeme, Sonora, por Movimiento Ciudadano. Le dieron diez tiros cuando repartía volantes en la calle. Ante esto, que no es todo, sino simplemente lo que ahora mantiene ocupados y confrontados a los mexicanos, nos preguntamos ¿Dónde están las voces de los sectores sociales que se oponen a esta situación, inédita y deleznable?
Por ningún lado se escuchan las voces sectoriales protestando públicamente. Por lo tanto, en términos reales no existe oposición a lo que está sucediendo en México. Tampoco se ven otros proyectos de nación que inviten a participar a los muchos mexicanos razonables, que según los especialistas de las cuestiones electorales, son los emisores del voto razonado que ahora la partidocracia que está fuera del poder, invoca para la “salvación del país”. Pero no hay duda que se necesita ver y oír a la oposición para razonar el voto.
Cabe señalar que los que emiten ideas, hacen crítica e informan de los acontecimientos políticos de acuerdo a su militancia, son algunos periodistas e intelectuales que han sobrevivido al abusivo y descalificador señalamiento presidencial, los que a pesar de ser muy pocos, se constituyeron en la única oposición a las malas políticas y prácticas del presidente López Obrador. Estos denunciantes de los abusos del poder, aunque se ven solos, logran influir en la discusión pública.
La clase política nada dice de lo que está sucediendo, los dirigentes de todos los partidos se mantienen callados ante las violaciones electorales y los asesinatos de sus candidatos; por tal motivo hay quienes creen que el pleito por la nación es de unos cuantos, derivado de pasadas rencillas políticas.
¿Por qué es tan importante el razonamiento de estas cuestiones?, porque si no hay una referencia, el voto útil de los mexicanos razonables no tiene opciones.
Por otro lado, debido al silencio nacional, hay quienes piensan que las elecciones del próximo 6 de junio están plagadas de valores entendidos, realizados entre dos grandes grupos que pelean por el poder, no por la buena conducción de la república. Mientras tanto, el país continúa incrementando sus cifras de asesinatos (ahora también de candidatos), feminicidios, desaparecidos, desempleados, y muchos pobres más.
Por eso, la razón indica que no hay más que de dos sopas: o se vota por los anteriores, o se vota por los actuales; es decir, por la misma partidocracia del pasado que hoy sigue presente.
Lo cierto, es que cada una de estas dos fuerzas representan la idea de un país distinto, mismos que ya conocemos, pues vivimos muchos años con el Prian, y en más de dos años ya supimos lo que quiere AMLO, acompañado del otro Prian-Prd con que se fundó Morena. Entonces, ante la falta de más referencias, la única pregunta razonable que cada voto útil puede hacerse es ¿En qué país quiero vivir? Y no hay que hacerse bolas, votemos por el que represente nuestro estilo de vida y sus expectativas de desarrollo.
De todos modos, una cosa es inobjetable: el 6 de junio sabremos quién ganó, pero también en esto hay especulaciones, dicen que si pierde AMLO, acusará de fraude, porque no permitirá que se equilibre su poder, y que la situación cambie en detrimento del gobierno lopezobradorista.
Pregunta huérfana
Ahora que tenemos un presidente humilde, que se desvive por pedir perdón por crímenes pasado, surge una pregunta ¿Cuándo le pedirá AMLO perdón a los mexicanos por habernos dividido y por tantas mentiras que nos ha dicho?