Jesús M. Moreno Mejía.
“La voluntad no sólo es libre, sino omnipotente”
Arthur Schopenahauer.
Elegir a nuestros representantes populares, a nuestras autoridades municipales, estatales y federales, es obra de la democracia que tenemos en nuestro país, pero desgraciadamente hay una marcada tendencia a ser manejada nuestra voluntad, a través de diferentes métodos por parte de quienes detentan el poder, para medrar en provecho propio.
Originalmente se utilizaba la demagogia en plazas públicas y también en lugares privados de reunión social, pero con la llegada de la tecnología el recurso tuvo una mayor cobertura, no se diga hoy en día en las llamadas “redes sociales”, mediante artilugios cibernéticos de toda índole, al grado de llegar a la confrontación radical entre los diferentes grupos políticos en juego, y de paso entre ciudadanos fanatizados con uno u otro simpatizante.
Lo anterior ha originado que la voluntad de las personas deje de ser libre y sea manejada por grupos que tienen recursos para crear verdades y mentiras, pero sobre todo éstas últimas de manera que parezcan verdades, para atraer la atención de quienes reciben los mensajes que ellos emiten, con la insana intención de que crean lo que se les dice, como una verdad irrefutable.
Y es que, hoy en día, mentalmente nos volvemos flojos para pensar y nos dejamos manejar por lo que otros expresan. Por ello es normal oír en una conversación, cuando sale a relucir tal o cual situación: “Es que me han dicho…” o bien, “Pues dicen por ahí…”, quienes pretenden justificar el no haber investigado o haber puesto a trabajar su mente, cuando menos.
Recientemente recibí un “post” en mi computadora, verdaderamente positivo, en que se lee lo siguiente:
“Enséñale a una persona tener criterio y no será ni de Izquierda ni de Derecha. Será un hombre libre, autónomo e inalienable; descontaminado de odio y fanatismo, pues pensar es una acción natural de todo ser humano. Discernir y tener criterio es una virtud de pocos”.
Domina en la actualidad la polarización política, recurriendo inclusive a unir supuestas posturas ideológicas, alianzas como las identifica el INE (Instituto Nacional Electoral), aquellas que otrora eran irreconciliables o bien estaban aliadas por conveniencia con partidos de otro bando, pero que ahora les interesa estar en otro flanco, con tal de no ser eliminados del negocio de recibir millonarios recursos público para su partido y sus candidatos, pues en anteriores procesos electorales recibieron un mínimo de votos y por ello corren el riesgo de perder su registro.
Aquí cabría preguntar a los partidos que recurren a las mencionadas alianzas: ¿No se supone que se trata de institutos políticos fuertes (los mayoritarios) con una ideología y plataforma política definida? Motivo por el cual, al faltar a sus principios, se deduce que la finalidad no es política, sino de conveniencia económica y de preservación de “derechos” (a los partidos pequeños) supuestamente ganados por contar con registro en el INE.
Pero, bueno, aquí no diremos a nuestros lectores por quien deberán votar, pues cada quien tomará en cuenta a los candidatos o a los partidos que habrá de favorecer en la contienda del próximo domingo 6 de junio, una vez pensada voluntariamente su decisión y no influenciada por nadie más.
Lo único que pretendemos es que cada lector analice por sí mismo la situación (que no es fácil, dado el embrollo creado por las fuerzas políticas y económicas que intervienen), utilizando el mejor criterio para decidir a la hora de emitir su sufragio en la casilla electoral que le corresponda.
Por otra parte, sería iluso pensar no se presenten acciones negativas durante las elecciones, tales como el acarreo de votantes, robo de urnas, fraudes en el conteo de boletas electorales, etc., pero al menos que a cada persona le quede la satisfacción de haber cumplido con su obligación cívica y deber moral de ciudadano libre, para finalmente recordar las palabras del Maestro de Maestros (Jesús de Nazaret), quien sentenció: “La verdad os hará libres”.
¡Hasta la próxima!