José Guadalupe Robledo Guerrero.
Para hacer redituables negocios, Santana Armando Guadiana Tijerina decidió cambiar de faceta. Para seguir enriqueciéndose ya no le bastó ser el socio millonario de los gobernantes coahuilenses, ahora quiere gobernar Coahuila, comenzando por convertirse en alcalde de Saltillo. Para lograrlo, fue uno de los tantos potentados-fifís que financiaron la campaña de Andrés Manuel López Obrador, quien le pagó su inversión convirtiéndolo en Senador, y con esa inercia ahora quiere ser presidente municipal de la capital de Coahuila.
Guadiana es un ejemplo indiscutible de aquello que señaló Carlos Marx: Toda acumulación de riqueza tiene su origen en la explotación y la pobreza de los desfavorecidos que venden su fuerza de trabajo. Guadiana es propietario de minas y pocitos de carbón, cuya enorme riqueza contrasta con la miseria y penalidades de sus trabajadores. Guadiana además promueve la explotación infantil en los pocitos de su propiedad.
Su “carrera política” la comenzó durante el segundo tercio del sexenio del gobernador Eulalio Gutiérrez Treviño (1969-1975), cuando siendo diputado local se enfrentó al entonces alcalde de Saltillo Luis Horacio Salinas Aguilera, a quien pretendió hacerle un juicio político, y en medio de este pleito entre priistas, Guadiana acuñó la frase por la que se le conoce, al preguntarle un reportero si él era honrado, contestó: “Honrao, honrao, pos no”.
Después de eso, Guadiana abandonó la política y durante décadas se dedicó a vender carbón, con todas las marrullerías propias de esta actividad empresarial, obviamente asociado a los gobernantes en turno. En la campaña de AMLO le llegó la posibilidad de volver a la política, y como muchos de su clase aprovechó la oportunidad de invertir en ese nuevo negocio, comprando puestos públicos. La cosa fue sencilla y fácil, solo era cuestión de dinero, ¿qué otra cosa podía invertir el ignorante e inmoral millonario fifí?, y de la noche a la mañana, por arte de la demagogia, el rico expriista se disfrazó de político de “izquierda”.
Guadiana fortaleció sus relaciones con otra empresaria de la política, Yeidckol Polevnski, que además de ser una de las tantas recaudadoras de las “donaciones” millonarias a la campaña de Morena, también fue presidenta nacional de Morena, quien lo hizo senador, a pesar de que la elección interna la ganó Juan Pablo Rodríguez. Se dice que además de los millones de pesos que invirtió en la campaña de AMLO, también pagaba las costosas giras de Yeidckol y sus viajes y compras en San Antonio, Texas.
Como todos los candidatos de Morena en 2018, Guadiana ganó por el “efecto AMLO” y consiguió la Comisión de Energía del Senado, esperando incrementar su riqueza, como lo hizo con Humberto Moreira Valdés (HMV) en la venta de carbón a la CFE con los códigos de carbón, negocio por el cual terminaron peleados, aunque se habla también de otros motivos muy personales. Antes del pleito, Guadiana era un ferviente simpatizante, amigo y socio de Humberto Moreira, incluso hay un video donde expresa su felicidad por la llegada de HMV a la dirigencia nacional del PRI en 2011, y mostró su ferviente apoyo al entonces candidato a gobernador Rubén Moreira Valdez, con el que después se pelearía, porque siendo gobernador no le dio negocios.
Cuando AMLO anunció que la CFE no compraría carbón a los acaparadores, pero si a los micro y pequeños productores, Guadiana constituyó microempresas con sus empleados para vender carbón acaparado y de coyotaje, perjudicando a los microproductores de la región carbonífera. Esto fue revelado por un reportaje del diario español El País en julio de 2020. Además, Guadiana es el principal impulsor del fracking asociado con políticos y terratenientes, para extraer el gas shale, cuyo método de extracción es perjudicial para los habitantes, los mantos freáticos y el medio ambiente de la región carbonífera.
Al no poder enriquecerse con el fracking, Guadiana decidió ser alcalde de Saltillo, un municipio con más de tres mil millones de pesos de presupuesto anual. Para conseguirlo patrocinó la campaña en Coahuila de Mario Delgado Carrillo a la dirigencia nacional de Morena en octubre del año pasado. Otra vez compró su candidatura, pues él sabe que “con dinero baila el perro”.
El expriista Guadiana es todo un caso para la psiquiatría. En su nueva faceta como “candidato de izquierda”, externa y hace las ocurrencias que le dicen sus asesores, con el único objetivo de caerle bien a los electores y engañarlos. Lo mismo baila colombianas como su exsocio HMV o se disfraza de payaso, perdón de Mario Bros, o dice cuanta barrabasada le ponen en la boca los expanistas que lo asesoran. El demagogo Guadiana ahora propone hacer guarderías, pero nada dijo cuando AMLO eliminó las estancias infantiles. Dice que hará un seguro municipal, pero se quedó callado cuando el gobierno federal desapareció el seguro popular que mucho ayudaba a los más pobres. En el incendio de Arteaga fue a tomarse la foto y hacer un llamado a apoyar la extinción del fuego, pero se quedó mudo cuando AMLO liquidó el fideicomiso del Fondo para Desastres Naturales (Fonden).
A pesar de ir abajo por entre 12 y 15 puntos en todas las encuestas, incluso en las que elabora el Comité Nacional de Morena, Guadiana engaña a la ciudadanía diciendo que va arriba por 7 puntos, porque sus asesores expanistas que antes llevaban las campañas del PAN, siguen implementando las mismas “estrategias” que utilizaba su partido en las elecciones y que consiste en comprar estructuras.
A Guadiana y asesores alguien del PRI le vendió una base de datos de 100 lideresas priistas, a las que, según los enterados, les pagará entre 50 y 100 mil pesos para que no vayan a votar por José María Fraustro Siller y lleven a los ciudadanos a votar por Guadiana. Esta “estrategia” de “agujerear” la estructura del PRI lo hizo el PAN durante décadas, pero solo les funcionó cuando tenían un acuerdo con el gobernador en turno para que les entregara la alcaldía en disputa. Estos acuerdos eran las concertacesiones que tanto popularizó Carlos Salinas de Gortari en los 90.
Otra parte de la “estrategia” de Guadiana y sus asesores es la del “impulso territorial”, que también se refleja en la compra de estructuras del PAN y del PRI. Guadiana ofrece 2,500 pesos a personas que organicen reuniones y acompañen a las brigadas de Morena a tocar puertas en sus respectivas colonias.
También tienen en su “estrategia” la del “aire”, en la cual se paga una enorme cantidad de espacios en el internet, para aparecer en cualquier aplicación que ven los saltillenses, para dar la impresión de que están haciendo una gran campaña, de tal manera que cuando pierdan, acusarán que hubo fraude.
Por último, la parte de la “estrategia” en la que más confía Guadiana y sus asesores, es la que ha dicho el mismo Reyes Flores Hurtado, delegado federal de Bienestar: él hace la promoción del voto y prepara la movilización de 70 mil beneficiarios de programas sociales federales y sus familias, para que voten por Guadiana el próximo 6 de junio, creyendo que visitar a los beneficiarios una vez en campaña, y con solo ordenarles los va a movilizar para el voto. Eso sin contar que tienen padrones duplicados y falsos beneficiarios, como se ha constatado en la auditoría de desempeño de la Auditoría Superior de la Federación; y sin considerar que Reyes Flores fue dirigente del PAN y empleado de Guadiana hasta que éste lo recomendó para que fuera delegado de la federación. Desde entonces, el delegado bueno para nada se la pasa en comidas y carnes asadas, presumiendo su ficticia relación con AMLO, y repitiendo a todo aquel que lo quiere escuchar que será candidato a gobernador en 2023. Guadiana dice lo mismo. “Dios los crea y ellos se juntan”.
Finalmente, la demagogia, los engaños, la “estrategia” electorera y el dinero invertido de Santana Armando Guadiana Tijerina “El honrao, honrao, pos no” serán puestos a prueba el próximo domingo. ¿Cuántos crímenes se comen en nombre de la democracia”. Estaremos atentos.
