Jesús M. Moreno Mejía
México necesita retomar la bondad, la unión y tolerancia.
Gaby Vargas.
Los resultados de las Elecciones más Grandes de México (como se le dio por llamar a los pasados procesos eleccionarios en nuestro país el pasado domingo 6 de junio), donde no hubo propiamente partidos políticos vencedores ni vencidos pues en la democracia el único granador es el Pueblo, que con su voto elige libremente a sus autoridades y a quienes lo representarán en el Congreso.
Pese a lo anterior hay quienes quisieran ver a sus partidos políticos como los triunfadores, o los vencidos, fueran de Morena, del PAN, del PRI, del Verde, del Trabajo, etc. Todos, simplemente, se quedan en tal o cual resultado, pero lo bueno fue un proceso en el que no hubo mayores incidentes en las casilla. Los que, lamentablemente, sí ocurrió durante las campañas políticas, previas a las elecciones.
Lo que ahora nos toca hacer ahora, después del proceso, es estar atentos a que las nuevas autoridades y representantes populares, cumplan con lo que prometieron y sobre todo con el bien común de la ciudadanía, pues deberán demostrarnos que serán personas competentes, eficaces y honestas durante el desempeño de sus funciones.
Acertadamente opina en su columna semana el colega periodista, Juan Noé Fernández: “De nada sirve gozar y/o burlarse de los triunfos o descalabros partidistas y sus candidatos, si se olvidan de la perspectiva inmediata… Dejemos atrás la tragicomedia de las campañas proselitistas, y la ruindad de sus episodios negros… Qué bueno que estamos en la post elección.”
Por su parte, la escritora, comunicadora y conferencista, Gaby Vargas, se refiere en reciente artículo que hay que hablar de “La bondad en elecciones”, y de entrada dice que son pocas las personas que relacionan la gentileza con la felicidad y que ésta bien puede llegar a interpretarse como bondad.
En el contexto de su colaboración, que recién leí con atención, dice que “actos tan simples como detener la puerta para que pase otra persona, ceder el paso, escuchar a alguien con atención, hace y nos hace el día más amable… ser gentil es una forma de auto conservación, pues fortalece las relaciones, agrupa, asegura la sobrevivencia propia y de la sociedad”.
Sobre el artículo de Gaby Vargas, vale la pena retomar lo que ella se pregunta: “¿Por qué hablar de bondad en tiempos electorales? >para luego añadir< Los mexicanos nos distinguimos de otras culturas (también lo dicen los extranjeros), por nuestra bondad y amabilidad. Sin embargo, cuando el ajetreo político domina nuestra vida, el ego crece, nos ciega y separa, lo cual ocasiona muchos problemas en la sociedad”.
Es entonces cuando afirma que hoy más que nunca, México necesita retomar la bondad, la unión y la tolerancia, para finalizar preguntando “¿Por qué no ser amables con el opuesto, a pesar de nuestras distintas maneras de pensar o preferencias electorales? Lo único que nos traería sería beneficios (para todos), ¿no crees?”.
Deberíamos tomarle la palabra a Gaby Vargas y abrirle la puerta a la reflexión; dejar atrás el proceso eleccionario y mirar adelante, atentos a la designación de los equipos de trabajo de las próximas administraciones de nuestro municipio, esperando que estén integrados por mujeres y hombres preparados para el encargo conferido por el nuevo alcalde, en beneficio de toda la comunidad y no de los intereses partidistas.
Lo único que lamentar
… y tener que pagar
Al igual que en cualquier contienda, por “sana” que fuera, lo único que queda es “pagar los platos rotos”. ¿Qué cuáles?, pues el costo que significaron las elecciones y que será pagado con nuestros impuestos, aunque para ello se haya tenido que recurrir a un préstamo (¡Todo por la democracia!), y además sumarlo a la enorme deuda pública que tiene el gobierno de Coahuila.
En un desglose del Consejo Cívico de las Instituciones (CCI), según la información dada por su coordinador, Luis Medina, la jornada electoral del domingo 6 de junio fue la más costosa en Coahuila, pues se tuvo que contar con una bolsa de más de 173 millones de pesos, puntualizando que la gran mayoría fue “echada en saco roto”, pues de once partidos participantes la mayoría (7 de 11), no alcanzaron el 3 por ciento para conservar su registro.
Las pasadas elecciones significaron “la danza de los millones”, pues se invirtieron enormes cantidades de dinero público y privado, pues por parte de la iniciativa privada, que también contribuyeron, para bien o para mal, en donaciones millonarias, libres de impuestos, como los más de 521 millones de pesos que recibió Claudio X González, mediante patronatos, a fin de destinarlos a su libre discreción. ¡Hágame usted el refravon cabor! (Parafraseando a “Catón”).
¡Hasta la próxima!