15 de junio, conmemoración del 171 aniversario de la fundación de Piedras Negras, Coahuila

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Rigoberto Losoya Reyes

Los datos relativos a la fundación de Piedras Negras, se lo debemos al destacado historiador Ildefonso Villarello Vélez cuya investigación fue publicada en el número uno de la Revista Casa de Coahuila que fue editada en la Ciudad de México el 15 de noviembre de 1961.  

En dicho trabajo, se cita que el Subinspector, Juan Manuel Maldonado, llevó a cabo las diligencias necesarias para dar establecimiento y organización a un grupo de ciudadanos, que así se lo pidieron, en la visita que dicho militar efectuó a este lugar el 15 de junio de 1850. De estos acontecimientos dio cuenta el teniente coronel al inspector general don Antonio María Jáuregui, en una comunicación del día 22 del mismo mes de junio. 

“El grabado que se presenta es el más antiguo testamento gráfico de la Colonia Militar de Guerrero en Piedras Negras. Fue realizado en 1852. El dibujo que sirvió de patrón para el grabado en acero fue realizado por Arthur Scott, miembro del grupo de topógrafos norteamericanos que vinieron a demarcar la nueva línea divisoria entre ambos países, como resultado de las negociaciones establecidas en el Tratado de Guadalupe-Hidalgo. Esta vista tiene su origen desde el ángulo del Fuerte Duncan”.

El acta de fundación dice textualmente: “En el paso de Piedras Negras por la derecha del Rio Bravo en el estado de Coahuila, a los 15 días del mes de junio de 1850,-Yo C. Andrés García, Secretario nombrado interinamente para desempeñar  en este acto, doy fe: Que hallándose en asuntos del servicio en la nueva población establecida en este punto, el señor coronel don Juan Manuel Maldonado, Subinspector de las Colonias Militares de Oriente y Jefe Político Subalterno de ellas, se le presentaron todos los ciudadanos que constan en la adjunta lista, presididos por Andrés Zapata, Gaspar Salazar y Antonio Ramírez, y manifestaron a su Señoría lo siguiente: “Que habiendo formado en el punto arriba dicho, frente al nuevo establecimiento del Fuerte Duncan Texas, una nueva población, construyendo casas y abriendo sus labores sobre la margen expresada del Bravo, bajo la protección del señor Jefe Político del Departamento, don José María de la Garza, ocurrieron por su conducto al Supremo Gobierno del Estado, pidiendo se les cediera establecer una nueva población con el título de nueva Villa de Herrera, sujetándose a las obligaciones y cargos concejiles correspondientes. Que de la misma manera pidieron nombrara de entre ellos mismos un alcalde, que conociera de sus demandas en juicios civiles y criminales, sujeto a la jurisdicción que les designara y que les sirviera de conducto en sus relaciones con el Estado.

Don Luciano de la Cerda, primer alcalde

Como ya se citó arriba, el 15 de junio de 1850, mediante una elección convocada por el Sub-inspector de las Colonias Militares de Oriente, Juan Manuel Maldonado, resultó elegido como Primer Alcalde de la nueva Villa de Herrera, el colono Luciano de la Cerda. Su mandato solo duró unos días, pues el gobierno de la República, no ratificó esta fundación y dispuso que se estableciera una colonia militar para resguardar la frontera. Luciano de la Cerda, fue un hombre muy interesado en servir a su comunidad y al gobierno. Recibió el apoyo de Juan Manuel Maldonado para colocarlo en un puesto de responsabilidad, tanto así que en diciembre de 1850, el propio subinspector Maldonado, en un informe preparado para el Presidente de la República, anexó una solicitud de Luciano de la Cerda, para ocupar el empleo de la Pagaduría de Monclova Viejo, pero dicho puesto no le fue autorizado por el Ejecutivo. En el mes de julio de 1852, Juan Manuel Maldonado lo nombró Administrador de Correos, para hacerse cargo de la correspondencia extranjera y de las colonias militares, por lo que en este acto, oficialmente nace el servicio de correos en esta Colonia Militar. El nombramiento fue ratificado por el Inspector de las Colonias Militares don Antonio María Jáuregui.

La Colonia Militar de Monclova Viejo antecedente de Piedras Negras

El presidio de Monclova Viejo tomó su nombre por haber sido trasladada ahí la guarnición de Santiago de la Monclova, en abril de 1773. Según Emilio Langberg, a distancia de un cuarto de legua del antiguo presidio se formó posteriormente una colonia Militar del mismo nombre, distante a seis leguas de Piedras Negras, en la margen derecha del rio de San Rodrigo y a unos dos kilómetros de la confluencia de este con el Bravo.  Sus ruinas son el único testimonio colonial que existe en nuestro municipio. Monclova Viejo constituyó también durante muchos años un elemento importante para la defensa de esta frontera, de los ataques de las diferentes tribus que fueron expulsadas por el ejército norteamericano después de la guerra que sostuvo México con los Estados Unidos de Norteamérica.     

Fray Pablo Nava, Primer Capellán de Piedras Negras

En agosto de 1850, el Ministerio de Guerra y Marina comunica al Inspector General de las Colonias Militares de Oriente, Antonio María Jáuregui, que el Presidente de la República José Joaquín de Herrera se ha servido conceder al religioso Franciscano Fray Pablo Nava, el empleo de capellán de esas Colonias con residencia en la de Monclova Viejo, sin embargo, quedó muy alejada para los vecinos de las otras colonias, para efecto atender las necesidades espirituales. Su estadía en esta región fue muy breve. 

Santiago Vidaurri marcó el destino de Piedras Negras al Instalar la aduana fronteriza en agosto de 1855

 Gobernador, Comandante General y cacique de la región nordeste, tuvo el gran acierto de establecer en 1855 la Aduana Fronteriza, pues con sus acciones marcó para siempre los destinos de Piedras Negras. El caudillo se distinguió como un liberal a ultranza y enérgico gobernante, así como logró contar con amigos incondicionales también ganó la envidia y recelo de aquellos que no estaban de acuerdo en su peculiar manera de gobernar Nuevo León y mucho menos, con su afán desmedido de controlar política y económicamente los estados de Coahuila y Tamaulipas. La Villa de Piedras Negras para el año de 1855 lucía un cuadro desolador, tal y como lo describe el ilustre historiador y cronista de la ciudad Don Julio Santoscoy Cobo; cita en uno de sus artículos publicados, que Piedras Negras apenas contaba con unas cuantas chozas muy humildes ubicadas en los primeros solares que fueron repartidos cuando se fundó el Cantón,  además,  ya se contaba con una  plaza de armas flanqueada   con sus cuatro solitarias calles.  El 24 de julio de 1857 ocurre lo que ya se veía venir para todos los coahuilenses; por decreto del Gobernador del Estado de Nuevo León, se dispone que el Gobernador de Coahuila, entregue el mando al Presidente Municipal de Saltillo. Se dispone que la administración de justicia se impartirá por los Jueces de Primera Instancia, y mientras se expide la Carta Fundamental de Nuevo León y Coahuila, las primeras autoridades políticas y ayuntamientos, logró establecer bajo pretexto de sufragar los gastos de guerra en contra de los bárbaros que asolaban la región norte de Coahuila, fue disponer de todos los ingresos de la Aduana bajo la autorización de la Federación.  Aunque durante sus primeros años de funcionamiento ejercerán las facultades económicas y administrativas que determinan las leyes del Estado de Nuevo León. De esta manera, queda el Estado de Coahuila incorporado al de Nuevo León. Se abre así un nuevo capítulo en la historia de Coahuila. Una de las primeras medidas que Vidaurri llevó a cabo fue el decretar un arancel con un 60% de descuento en esta aduana fronteriza, para promover un mayor tráfico comercial. Durante diez años, con los ingresos de la aduana de Piedras Negras, se pagaron libranzas y documentos girados por el gobernador a favor de particulares para la compra de armas,  municiones,  y  gastos diversos.

Los comerciantes establecidos alrededor del Fort Duncan en 1850 desarrollaron un intenso comercio con los colonos de la Colonia Militar (Piedras Negras)

Uno de los factores determinantes de la fundación de Piedras Negras, tiene su origen, principalmente en la actividad comercial que se generó con las poblaciones vecinas del “Paso del Águila” y San Antonio, Texas. En esta frontera, los colonos que se avecindaron en la rivera del Río Bravo, encontraron la oportunidad de comprar sus víveres, forrajes e inclusive armas y municiones a los comerciantes establecidos alrededor del Fort Duncan en 1850. En una carta del Coronel Juan Manuel Maldonado, Subinspector de las Colonias Militares de Oriente, manifiesta que han comprado “al fiado”, diversos efectos al comerciante Dionisio Meade, quien radicaba en la vecina población y que era menester cumplir con el pago de las mismos. Durante el siglo XIX, poco a poco se fue multiplicando la actividad comercial en esta frontera, lo que permitió desarrollar un intenso tráfico entre ambas poblaciones.  El comercio en Piedras Negras, vino a generar un intenso contrabando, lo que motivó que en 1855, don Santiago Vidaurri, gobernador del estado de Nuevo León y Coahuila, ordenara que se estableciera en esta Villa, una aduana fronteriza, para cobrar los derechos de importación. Según un censo de 1868, levantado por disposición del Gobierno del Estado, ya se encontraban operando 29 comerciantes, y a juzgar por la población que era un poco más de dos mil habitantes, significaba que la Villa de Piedras Negras, ya se había convertido en un centro de abasto comercial para la región norte de Coahuila. En el año de 1886, algunas casas comerciales ya se anunciaban, y se puede advertir gracias a esta publicidad, que   sus mercancías, se importaban de Francia, España y los Estados Unidos, lo que indicaba que el poder adquisitivo de la población estaba por arriba del promedio en la época del porfiriato. 

 Aún se recuerda a distinguidos comerciantes que dejaron toda una trayectoria como Los hermanos Trueba, una familia de españoles que llegaron en el siglo XIX, don Hilario Delgado, ya en la década de los veinte, con la fundación de la cámara de comercio, los comerciantes se organizaron y fomentaron en diversos aspectos el progreso de Piedras Negras.

La Tribu Kickapoo llegó a Piedras Negras en el año de 1850, después de haber recorrido prácticamente todo el territorio norteamericano desde los grandes lagos, en unos procesos de movilizaciones, resultado de la colonización angloamericana. Durante esta etapa hubo diversas movilizaciones desde Oklahoma, pero también retornos que coinciden con momentos difíciles en México. Durante este tiempo lucharon contra las tribus de lipanes, mezcaleros y comanches, y mantuvieron relaciones e intercambios con los kickapoos que permanecieron en Estados Unidos. Al final de esta etapa pasaron de ser un grupo extranjero a ser identificados como parte de la región del norte de Coahuila en México.  En 1850, Cora Montgomery, una vecina de Eagle Pass, registra en su obra “Life on the Border” la llegada de la primera migración de las tribus kickapoo y Seminoles a Piedras Negras.