Oliverio Ascascius.
Días de ayer
cuando el pez
dormitaba en el lago,
quietecito con su pijama.
Cuando entraba el sol
por la ventana
despacio,
muy despacio por la mañana.
Días de ayer
en una copla encantada
y los trovadores
tejiendo sus canciones.
Días de ayer
a la luz señorial
de una avenida espaciosa
y bañada de vida,
como un rio
con sus nubes y sus soles.
Días de ayer
tan lejanos florecen,
sucumben, perecen.
Días de ayer
que ya no vendrán
ni volverán.
Impacientes esperarán
los payasos,
pero será inútil
ya no volverán,
ya no volverán.