José Guadalupe Robledo Guerrero.
Nadie en su sano juicio imaginó que un político, menos un Presidente de la República, arremetiera en contra de la clase media mexicana y la señalara de manipulada, “aspiracionista” y egoísta, como lo hizo, sin prudencia alguna, Andrés Manuel López Obrador días después de las elecciones del pasado 6 de junio, por el hecho de haber razonado su voto en favor de otras opciones partidistas como sucedió en la Ciudad de México, bastión del izquierdismo, en donde Morena perdió 9 de las 16 alcaldías.
Seguramente a AMLO se le olvidó que él mismo salió de ese estrato social para convertirse en Presidente con el apoyo de la clase media, y pese a que se considera un erudito en historia, se le olvidó también el desarrollo histórico de ese importante sector del pueblo de México.
La clase media mexicana surgió con la revolución, pues antes de ella solo había dos estratos sociales: los hacendados y los jodidos, en los que se contaban a los miserables, obreros y campesinos. Después de la revolución, los hijos de éstos -con esfuerzo, aprendizaje, estudio y dedicación- crearon la clase media, que con el tiempo se convertiría en el sector pensante, crítico, participativo y defensor de la justicia, la democracia y la libertad.
La clase media mexicana fue testigo y participante de las luchas de obreros, campesinos, médicos, profesores y ferrocarrileros en la década de los 60 del siglo pasado, hasta que rompió con el sistema priista luego de la masacre del 2 de octubre de 1968, cuando el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría mandara acribillar impunemente a los hijos de la clase media que estudiaban para progresar. Desde entonces, ese sector social impulsó los cambios, que permitieron que López Obrador arribara a la presidencia. Dichos cambios ahora los quiere erradicar AMLO del espectro nacional.
La clase media en México, es el sector pensante, culto, letrado, instruido, crítico, avanzado, y promotor de la defensa de los derechos de los marginados y de los necesitados de justicia. Basta ver, por ejemplo, que las feministas que luchan por sus derechos son en su inmensa mayoría de la clase media, lo mismo sucede con los defensores sociales y críticos en todos los ámbitos de la sociedad.
La clase media, aunque se le olvide a López Obrador, ha sido el agente de cambio en el sistema mexicano, porque aspira a un mejor país, en aras de mejorar la calidad de vida de los mexicanos en todos los aspectos vitales de la sociedad: educación, vivienda, salud, seguridad, empleos, justicia y dignidad.
Quizás por ello, la Ciudad de México ha sido el centro del cambio y del avance democrático, por eso fue el lugar donde López Obrador perdió más de la mitad de alcaldías, en protesta y desilusión con las políticas y actitudes dictatoriales de la cuarta transformación de López Obrador.
Ante este rechazo, AMLO culpó a los periódicos y periodistas por haber manipulado a la clase media que votó en contra de Morena, sin reconocer que sus malas decisiones gubernamentales eran la fuente de los votos razonados en su contra.
La historia de México de las últimas décadas muestra lo importante que es la clase media en la política nacional, tanto así que en el régimen hegemónico priista de los años anteriores, se consideraba que cuando la clase media salía a votar en las elecciones, perdía el PRI. Por eso no hay duda que la clase media fue determinante en la victoria electoral de López Obrador.
En la actualidad, la clase media, según señalan los conocedores, la constituyen 4 de 10 hogares mexicanos a los que AMLO los quiere lanzar al desempleo y a la pobreza. Esta cifra ningún político la puede despreciar, menos Andrés Manuel López Obrador que ya consumió la mitad de su sexenio sin obras, sin corruptos en la cárcel, sin terminar con la inseguridad, abandonando la salud y denostando diariamente a científicos, intelectuales, periodistas críticos, empresarios, y peleando con los principales periódicos de México, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España, y ahora arremete contra la clase media mexicana, porque cree que los 30 millones de votos que logró en 2018 (la tercera parte del padrón electoral) le alcanzan para enfrentarse a todos.
López Obrador, Igual que Vicente Fox con su foxilandia, también construyó en su mente un país imaginario: lopezlandia, por eso todavía no se ha dado cuenta que su 4T fracasó y que la clase media ya comenzó a razonar su apoyo a AMLO. Allá él.