José Luis Rodríguez Flores.
El ilegal juicio más absurdo en la historia de la humanidad, sostenido contra Cristo por el sumo sacerdote Caifás, que decide la muerte de Jesús al deliberar en el Sanedrín con su suegro Anás y sus hijos Eleazar, Jonatás, Teófilo, Ananias y Matías, sacerdotes del Sanedrín, se ubicaron contra de Jesús por el grave riesgo de perder sus privilegios y beneficios de los sumos sacerdotes, y por el temor de perder esas prerrogativas, tal vez serían las causas de culpar ilegalmente a Cristo con falsedades. Relatan los hermanos Agustín y Joseph Leman, judíos franceses que se ordenaros sacerdotes, escribieron en un libro llamado La Asamblea que condenó a Jesucristo, cuentan hasta ¡veintisiete irregularidades! cometidas en el juicio contra Jesús, las fuentes que usaron en su investigación fueron los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, los escritos de Flavio Josefo, descendientes de una familia de sacerdotes, el Talmud, y el Mischná, tratado jurídico escrito por Rabí Judá.
Después del milagro asombroso causado por la resurrección de Lázaro y otros milagros, fueron tomados como mediación demoniaca y no divina, serían estos y otros milagros hechos por Cristo tomados comopruebas mesiánicas en su contra por el sumo sacerdote Caifás, que persuadió a sus compañeros sacerdotes de la necesidad de matar a Cristo con el mismo argumento que han usado desde entonces hasta le fecha, tanto agitadores, algunos políticos, y los terroristas… No obstante que Lucas muestra el triunfo de la astucia sobre la malicia, cuando es interrogado Jesús sobre si era lícito pagar impuestos, éste pregunta que de quien es la esfinge acuñada en una moneda y al escuchar que es del César, entonces Jesús contesta “Dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” (Lc. 20-20-26)
En aquel tiempo sucedió, según el evangelio de Juan, que Pilatos le dijo a Jesús ¿Tú eres Rey?, y Jesús le respondió: “Tú lo dices, yo para eso he nacido, y por eso he venido al mundo para dar testimonio de la verdad, todo el que es de la verdad escucha mi voz”, Pilatos le dijo, ¿y qué es la Verdad? ¿QUID IS VERITAS? Pero su esposa Claudia Prócula le dice a su esposo visiblemente agitada, te lo ruego Poncio deja en paz a ese hombre, tuve un sueño, él es un varón Santo, Santo, repite Pilato, si Santo, (Mt. 27-19), él es la Verdad, replica Poncio, deja ver mi querida Claudia qué puedo hacer, dicho esto, salió otra vez afuera al balcón, y dijo a los judíos, “Yo no encuentro en él culpa alguna” (Jn 17-18-39) “Entonces Pilatos sabia de la inocencia de Jesús” y no lo quería condenar, pero permanecía timorato por las acusaciones de Caifás..
Jesús en su humilde, pero magnánima demostración de grandeza, sin abogado alguno que influyera en sus pensamientos, con su irónica respuesta turba al ladino procurador Pilatos, “Dices esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí”, “tú lo has dicho, yo soy Rey, pero no de este mundo”.Sin embargo, los sumos sacerdotes del Sanedrín, para persuadir a Pilatos de crucificar a Jesús montaron por medio de sus criados un motín para forzarlo a crucificar al Mesías, y como Pilatos dudaba en ordenar la ejecución de Jesús, que sabía estaba cometiendo una injustica, los traidores Caifás y sus secuaces, entonces recurrieron a la amenaza de delación de Pilatos ante el superior, del pretor por la indolencia en la persecución de los enemigos de Roma. “Si sueltas a ese, refiriéndose a Cristo, no eres amigo del César. Todo el que se hace Rey está contra el César” (Juan 18-12😉 fue el último amparo legal, que pudo tener Cristo. Un funcionario que teme perder el favor de su jefe supremo. Esa misma tarde fue colgado en el Gólgota, y unos días después la historia cambió para siempre.
Del carácter mesiánico de Jesús, cuando es interrogado por Poncio Pilatos los más grandes pensadores desde Rousseau, y Hans Kelsen en su libro ¿Qué es la Justicia?, y a propósito de su concepción de la Democracia, en su obra Esencia y valor de la democracia, alude al mismo pasaje bíblico para resaltar el valor de la democracia, aunque el plebiscito popular fuera contrario a Jesús, afirma que no existió plebiscito popular que le fuera adverso a Jesús, sino más bien que dicho plebiscito no tuvo lugar, el pueblo no fue consultado representativamente, ya que no hubo una legítima mediación de la voluntad general. Ninguna otra pregunta ha sido planteada más apasionadamente que ésta, por ninguna otra se ha derramado tanta sangre preciosa ni tantas lágrimas amargas como por ésta, sobre ninguna otra pregunta han meditado más profundamente los espíritus más ilustres; desde Platón a Kant, grandes filósofos, Hegel, y Nietzsche, también asumen la interrogante, sobre ¿qué es la Verdad’?, Sin embargo ahora como entonces, carece de respuesta, cuando Pilatos preguntó a Jesús ¿QUID IS VERITAS?
Para Jesucristo, ¡la Verdad! es la justicia, que también sigue sin respuesta; Platón identifica a la justicia con la felicidad, al afirmar que el hombre justo es feliz y el injusto es desdichado. Desde luego, un orden justo que garantice a todos la felicidad, no puede existir si -de acuerdo con el sentido originario de la palabra- se entiende por felicidad un sentimiento subjetivo, es decir lo que cada uno considera como tal. En este caso, es imposible evitar que la felicidad del uno entre en conflicto con la felicidad del otro… Un ejemplo: el amor es la más importante fuente de felicidad y de desgracia. Supongamos que dos hombres aman a una misma mujer y que ambos -con o sin razón- creen no poder ser felices sin ella. Pero de acuerdo con la ley, y tal vez con sus propios sentimientos, esa mujer no puede pertenecer más que a uno de los dos. La felicidad de uno provoca irremediablemente la desgracia del otro. Ningún orden social puede solucionar este problema de una manera justa, es decir, hacer que ambos hombres sean felices.
Otro célebre juicio de la historia: el del Rey Salomón tampoco podría conseguir la felicidad de ambas mujeres que se decían ser madres. Como es sabido, el Rey Salomón resolvió que un niño, cuya posesión disputaban dos mujeres, fuera partido en dos con el propósito de entregarlo a aquella que retirara su demanda a fin de salvar la vida del niño, pues ésta, así lo suponía el Rey, probaría de esta suerte su verdadero amor. El juicio salomónico sería justo únicamente en el caso de que solo una de las dos mujeres amara verdaderamente al niño. Si ambas lo quisiesen, y ambas desearan tenerlo, -lo que es posible e incluso probable- y ambas mujeres retirasen las respectivas demandas, el conflicto quedaría sin solución, y cuando, finalmente el niño debiera ser entregado a una de las partes, el juicio será, claro está, injusto pues causaría la infelicidad de la parte contraria. Nuestra felicidad depende a menudo, de la satisfacción de necesidades que ningún orden social puede lograr. Esta pregunta sigue sin respuesta; otra pregunta eterna de la humanidad es: ¿qué es la JUSTICIA? Hans Kelsen. ¡Ambas preguntas, desde antes de Cristo, y hasta la fecha, siguen sin respuesta!…
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