AMLO ya renunció a gobernar, pero quiere un lugar en la historia

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Jorge Arturo Estrada García.

“Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería”.  
Otto von Bismarck.

“Dominado el Legislativo, aniquilado el Judicial, derruida la oposición, al populista le resta anular a los medios de comunicación”.
Jorge Asís.

Entramos a una etapa turbulenta. Mediante pleitos intrascendentes e interminables, el presidente trata de acaparar espacios en medios; alimentar a sus bases, no dejarse arrebatar la narrativa principal y alejar a la opinión pública de sus errores y omisiones. Él decidió ya, operar electoralmente desde Palacio Nacional, ya no busca administrar ni resolver los problemas del país. También, López Obrador, usa su cargo para construir una épica que se convierta en una etapa histórica. En la cual, él trascienda en bronce como lo hicieron los protagonistas de las otras tres transformaciones. Para ello, primero debe conservar el poder en México ganando las elecciones y las consultas en los próximos meses y años. Es un proyecto transexenal.

AMLO, intentará usar su poderío para ir logrando objetivos. Inicialmente irá por las gubernaturas, los territorios, los recursos materiales y económicos y la desmoralización del PRI. Él quiere sostener su base social popular y va por los opositores insistiendo en el desprestigio y los procesos judiciales. Irá capturando gubernaturas como si fuera una partida de ajedrez.  El prefiere un PRI con Alejandro Moreno, al frente, incapaz de reorganizarse y fortalecerse.

 Estamos inmersos en los proyectos sucesorios en México y en Coahuila. Nuestra entidad quedará envuelta en la vorágine que crece cada día. Andrés Manuel está dispuesto a pelear en todas las trincheras que sean importantes para sus planes y a combatir a quienes se le opongan. Está furioso porque descubrió que no es invencible, que no es adorado ciegamente; también confirmó que Morena es inútil como organismo y que es un partido integrado por personajes ambiciosos, impresentables y conflictivos, incapaces de lograr la unidad.

 Será una segunda parte del sexenio trepidante y ruda, en súper libre y sin réferi. AMLO, es el hombre fuerte de la política mexicana, hay algunos alfiles y una multitud de peones en los partidos, en el suyo y en los opositores. Entonces, él se encargará personalmente de dirigir las tropas. Ese es su objetivo principal, acopiar recursos para el decisivo 2024. En tanto, Morena se perfila para ganar 4 de 6 gubernaturas en 2022:  Tamaulipas, Quintana Roo, Oaxaca e Hidalgo. El PAN retendría Durango y Aguascalientes. 

El PRI va en picada. En la actualidad, este partido solamente sirve para que unos cuantos grupitos apoderados del Comité Ejecutivo Nacional puedan negociar con el poderoso presidente, aunque en permanente desventaja. Como individuos, muchos de estos personajes están marcados por investigaciones a sus patrimonios y cuentas bancarias, lo que limita gravemente su eficacia opositora y electoral.

Las decisiones para el 2023 se darán en escenarios inéditos. En Coahuila, en el PRI se deberá resolver si van en alianza o solos, también si será hombre o mujer el candidato, o si será un lagunero o un saltillense. Son muchas las variables por despejar. Nada está resuelto, ni va en automático. También se pondrá en la balanza conservar un estado de dos millones de electores o uno de 12 millones 400 mil, la legendaria mina de votos. El Edomex es la joya de la corona desde siempre.

En Coahuila, los grupos priístas deberán llegar a acuerdos internos, y de preferencia buscar aliarse con el PAN si quieren ganar sin problemas el 2023 y conservar el Palacio Rosa. El tricolor, casi seguramente perderá Hidalgo y Oaxaca el 2022. Así solamente quedarían Coahuila y el Estado de México como los últimos reductos del expartidazo aplanadora.

Sin embargo, las cosas no andan muy bien en el Edomex, ellos sin una alianza con el blanquiazul serían fácilmente derrotados. En junio pasado, sin la coalición “Va por México”, el PRI solamente hubiera ganado el distrito 9 de San Felipe del Progreso.  Mientras que el PAN únicamente hubiera ganado dos, el 18 de Huixquilucan y el 22 de Naucalpan. Pero, ya con la alianza lograron que el PRI ganara ocho diputaciones federales y el PAN nueve. Sin embargo, Morena ganó 19 distritos más cuatro del PT.

Incluso, el personaje político mexiquense más fuerte es el panista Enrique Vargas del Villar. Entonces, si en el PRI no quieren que Morena los venza, por cuarta elección consecutiva, deberían optar por dejar la soberbia de lado y formar una coalición. Si el candidato de ese estado, por el PRI o por alianza, es un hombre, en Coahuila deberá ser una mujer. Las ecuaciones serán complicadas.

Si los diputados federales tricolores les dan la espalda a los electores, votando sus propias agendas y sin consultar, la clase media dejará de usar el voto útil en favor del PRI y escogerán otras opciones. Los festejos del PRI Coahuila, Jericó Abramo, Jaime Bueno y sus porristas no deben olvidar que esas cifras impresionantes de sufragios provienen del voto útil con el que los clasemedieros saltillenses rechazaron y castigaron a Morena y sus gobiernos, y también de quienes descartaron a la panista Tere Romo por la debilidad de su proyecto.

El país atraviesa graves problemas de inseguridad, de aumentos acelerados de la pobreza, de desempleo, de un sistema de salud desmantelado, y que además está al borde de convertirse en un estado fallido lleno de tumbas. El gobierno federal ya renunció a gobernar, el presidente va por su lugar en la historia y está en modo electoral con 30 meses de adelanto. 

Él decidirá todo, desde el despliegue de los servidores de la Nación hasta el gobierno de la CDMX se manejarán desde su despacho. La tragedia de la Línea 12 del Metro, se resolverá desde su púlpito, con mucha saliva. Su sucesión está de la mano del destapador. Su gestión gubernamental, se la llevó la ineficiencia. Los proyectos emblemáticos ya van avanzando, lentamente. La economía sube y baja sin control y la pandemia rebrota.

AMLO sabe que la transformación no debe quedar convertida en un pequeño incidente efímero en la historia del México moderno, en un período anecdótico, enmarcado por cientos de miles de muertos por el mal manejo de la pandemia y la inseguridad. No quiere perder su lugar junto a Morelos, Juárez, Madero y Cárdenas. Él considera que el camino más corto para obtener ese sitial es ganar la elección del 2024, e imponer a su sucesor para prolongar su proyecto de Cuarta Transformación.

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